Trino Chirino logró una cultura de paz en un peligroso barrio de Maracaibo

Desde hace 16 años este docente está en el corazón de la comunidad Estrella del Valle, una zona donde la pobreza y la inseguridad son el pan nuestro de cada día. Aún así logró motivar la participación ciudadana.

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. Ser profesor -con un sueldo para sobrevivir- y además trabajar en medio de un barrio lleno de miseria e inseguridad no es nada atractivo para nadie. Pero Trino Chirino, cuando se presentó una vacante en la escuela Rutildo Grande de Fe y Alegría ubicada en el noreste de Maracaibo, no se amilanó y dijo: “Acepto el reto, yo mismo soy”.

Antes de llegar al cargo de director había estado vinculado con los programas de música de la zona distrital. “Nadie quería asumir el cargo y no lo pensé dos veces. Era algo temporal y llevo 16 años como director”.

Lo primero que hizo fue hacerle comprender a la comunidad que la escuela no es una isla, que incluso los problemas de las esquinas, lo que hacen los consejos comunales, y los líderes comunitarios son elementos claves para lograr una cultura de paz.

Entonces salió de las paredes institucionales y se fue a las casas de sus vecinos de Estrella del Valle. Luego creó un programa de orientación familiar con la participación de toda la comunidad, y de los padres de esta escuela que tiene una matrícula de 765 alumnos.

Con esos talleres pudo conocer las necesidades, fortalezas y debilidades del sector. Así fueron creando proyectos como los clubes estudiantiles: idiomas, ciencias, deportivos, culturales y matemáticas.

De esos clubes el más novedoso fue el de idiomas. Dijo que por cada 100 alumnos inscritos 56 eran de la etnia wayúu, “y para nosotros fue muy gratificante que 18 indígenas participaran en el club de idiomas. Eso dijo mucho de las ganas de superación de esa población”.

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No fue solo con talleres de formación  que se lució este profesor maracucho. Con los clubes deportivos se crearon una especie de clínicas en el barrio, es decir, los estudiantes se convirtieron en entrenadores y ahora hay una selección que ha representado al estado Zulia en la categoría de kikimbool.

“Lograr despertar la participación de la comunidad no es fácil, pero cuando ellos ven que uno está comprometido y que hay un cambio en la enseñanza, que no es solo cumplir con unos objetivos, la gente se suma”, dijo.

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El profesor Chirino no se intimida con los malandros del barrio.

La escuela de Estrella del Valle de la mano del profesor Chirino también tiene el grupo Rutigaitas, que va por los demás colegios de la zona amenizando las fiestas.

Y pese a que Chirino es el músico del plantel, quien dirige la agrupación es el profesor de Idiomas. “Él los anima mucho, busca los tambores, los cuatros y las maracas y los mantiene entusiasmados. Eso ha sido una experiencia muy buena”.

Pero la música, el deporte y el resto de los clubes no es solo la base de la transformación de este plantel, donde imparten clases de educación básica y media. También se convirtió en un ícono de la comunidad, pues cada año encienden una estrella en la entrada de la institución que cuenta con el beneplácito de los vecinos, hacen el viacrucis cada Semana Santa y los pesebres en Navidad.

“Estoy convencido de que sí se puede lograr una transformación. Es un trabajo arduo. Salir de la escuela no es fácil, hay que hacer cosas verdaderamente creíble. Con la cultura, que no tiene fronteras políticas, debemos lograrlo y en eso estoy empeñado. Si le hablamos a todos con el lenguaje del arte y la cultura podemos hacer que se involucren”, acotó.

Y lo ha hecho: Logró que chavistas y opositores trabajen codo a codo por el bien de la comunidad en el tema de la seguridad ciudadana.

Chirino no desconoció los graves problemas de inseguridad que hay en su sector. Pero informó que gracias a que trabaja enlazado con los vecinos se redujeron los robos.

Dijo que las maestras deben caminar un kilómetro desde que el bus las deja en la parada hasta la escuela. “Antes por el camino las atracaban, pero ahora los mismos representantes las custodian para que lleguen a salvo. También están pendientes de la institución y han evitado la incursión de los malandros. Eso se logra solo haciendo buena coordinación”.

Pero este docente va más allá. “Si tengo que hablar con un delincuente, por muy pesado que sea, lo hago. Se trata de lograr una mejor convivencia, porque eso le da estabilidad a la escuela. Ahora los muchachos asisten regularmente y se ha minimizado la deserción escolar”, refirió.

Precisamente con los grupos de orientación familiar descubrió que una de los problemas de los hogares era la falta de alimento, cosa que favorecía el ausentismo escolar.

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De allí que buscó alternativas hasta que logró que la empresa Regional les aprobara un proyecto de alimentación escolar (además de otros relacionados con la infraestructura del colegio). Y ahora Trino Chirino, quien también es un luchador social, dice con satisfacción que los niños cuentan con sus desayunos diarios. “Y para las mamás, en estos tiempos, esa es una ayuda invaluable”.

Fotos: Angeliana Escalona


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