Venezuela abandonada, una nueva Haití

Omar Genovese, escritor y crítico argentino, esgrime desde la periferia una mirada punzante sobre la dirigencia y el estado de un país en ruinas que busca recuperar la democracia arrebatada por la tutela militar.

Argentina/Buenos Aires. Hace exactamente una semana, en el tranquilo y diverso barrio de Palermo, en Buenos Aires, recibía las últimas noticias sobre el estado en que se encuentra Venezuela. O peor: sobre la calamidad consagrada que sufre el pueblo venezolano. Es espantoso. Al punto que me pregunto: ¿Qué esperan los verdaderos simpatizantes del chavismo para poner freno a todo esto? Hambre, falta de medicamentos, disolución social, y sobre todo, ausencia total de solidaridad. El recrudecimiento del egoísmo absoluto en la población que, a las claras, impide un acto de agregación política que se oponga en bloque a la dictadura del fantoche Maduro. Una rara mezcla entre el profesor Jirafales de El Chavo del Ocho y Papá Doc François Duvalier. Al fin, el espiritismo de este último se ve potenciado en el actual con el pajarraco que le habla como si fuera Chávez que, finalmente, termina como morisqueta de la historia.

Y esto no es gratis. Viene a cuenta de poner en dimensión el ridículo de los personajes que ostentan el poder en Venezuela. Al bruto de Maduro sigue la ignorancia delictiva de Delcy Rodríguez, canciller del espanto. Queda en ridículo hasta cuando respira, si es que lo hace, por lo que dudo que pertenezca al género humano, y no sea un alien de dudoso origen. Esto sin contar con la asistencia del animal narcotraficante, cobarde ante cualquier posibilidad de batalla, acosador tras bambalinas, denominado Diosdado Cabello, un suboficial sin laureles más que el latrocinio y la mafia como único recurso.

Con el petróleo a valor deprimido, Irán gozando de las mieles de un acuerdo con EE. UU., Rusia ocupada en combatir a Estado Islámico, Cuba recibiendo el primer vuelo yanqui… ¿A quién importa Venezuela y su régimen lastimoso? Lamentablemente, a nadie. Incluso, ni para Estados Unidos tiene valor. Ya sabe que el petróleo venezolano a precio de ganga tiene en ellos su principal consumidor, y nadie más, así de simple. El Mercosur le dio la espalda. Y la selección argentina de fútbol viaja hoy, pero sin Messi. No sea cosa que Maduro, en su desesperación, tome como rehén al mejor jugador de fútbol del planeta. Es que ni la FIFA confía en él, y es mucho decir, la FIFA es una gran cuna de mafiosos.

Y en el medio, el pueblo venezolano librado a su mala suerte. Lo terrible es que Chávez murió antes de que fracasara su régimen totalitario devenido en desastre económico. Y es al pueblo venezolano al que le digo que si Maduro está en el poder es por culpa del muerto. Es como ver la historia argentina: Isabel Martínez de Perón fue presidente de Argentina por culpa de Perón. Con ella se desató una de las más feroces represiones del Plan Cóndor, a través de la Triple A, predecesora de los Grupos de Tareas, encargados de desaparecer, torturar y asesinar todo tipo de oposición.

Exterminio. Esa es la palabra maldita. De la que Venezuela debe escapar. Hoy está desaparecido Braulio Jatar, director de Reporte Confidencial. El bruto de Maduro, ése ignorante, apareció en un video escapando de un cacerolazo en Isla Margarita. Huía como rata, asustado, tal vez creyó que sería víctima de empalamiento como pasó con Muamar Gadafi. Pero no, como escapó aterrado, fue por quien difundió su cobardía. No le pido nada a Maduro, al necio ése nada se le puede pedir, carece de entidad política, jurídica y social. Ya quedó demostrado. Lo único que tienen que hacer ustedes es evitar que la desaparición se convierta en norma. Caso contrario, esta técnica de infundir terror puede terminar en un genocidio. Los Tontons-Macoute del régimen es el SEBIN, un verdadero peligro para toda reconstrucción pacífica de Venezuela.

Mientras tanto, que quede claro, al mundo no le importa Venezuela. Es así de cruel. Y eso también lo sabe El Cartel de los Soles, el verdadero mal que los somete, el Estado Narco…

Devuelvan a Braulio Jatar, no sean infames. La violencia bajo la alfombra puede desatar la peor violencia a cielo abierto…

Foto: Omar Genovese


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