La delegación criolla no solo cosechó medallas y triunfos, sino que también fue testigo de grandísimos esfuerzos de sus deportistas para representar al país en la máxima cita del deporte universal, pese a no contar con el apoyo ni las mejores condiciones. Casos como el de la lanzadora de bala Ahymara Espinoza y el de la nadadora Paola Pérez son la otra cara de la mejor actuación histórica del olimpismo venezolano.

Caracas. A la lanzadora de bala Ahymara Espinoza no le quedó más remedio que publicar un video en su cuenta Instagram para llamar la atención de las autoridades sobre las pésimas condiciones en las que intentaba clasificar a los Juegos Olímpicos. Y, al borde de tirar la toalla, la nadadora Paola Pérez decidió también apelar a las redes sociales en 2020 para abrir un GoFundMe que le permitiera seguir entrenando y no desistir, en medio de un ciclo olímpico que, en su caso, fue todo un viacrucis.

Las dos valerosas mujeres no se rindieron y consiguieron su boleto a Tokio. No ganaron ni se montaron en el podio, pero representaron al país con dignidad y orgullo. Las dos son la cara más visible de los “campeones sin podio” del olimpismo venezolano, ese grupo de atletas que sin apoyo ni la mejor preparación se las ingeniaron para estar en la máxima cita del deporte universal, si bien el contingente nacional cuenta con otros héroes que lo dieron todo y se quedaron algunos, por muy poco, en la ruta a la cita japonesa.

“Esta es mi humilde área de trabajo. Un estadio de beisbol en Barlovento”, mostraba Espinoza en un video publicado en mayo, nueve meses después de que debió regresar al país porque no pudo sostener su estancia en Eslovenia por temas económicos. A su vuelta Espinoza debió trabajar de taxista, profesora de educación física y hasta de licorera para mantenerse a flote. En su entrada se reflejaba una gran desesperación por las complicaciones para cumplir un sueño.

No tengo ningún apoyo, se me están acabando los recursos. Me siento como un náufrago en el medio del mar, nadando y pataleando y siento que los brazos se están agotando. No puedo luchar sola. En este momento soy entrenadora, planificadora, gestora, fisioterapeuta y también atleta”, explicó.

Pese al mar picado y a las tormentas, Espinoza sí pudo y firmó su clasificación por ranking a los JJOO. No avanzó a la final y su marca de 17.17 metros estuvo muy lejos de su récord de 18.19. No obtuvo lo que quería, pero recibió oleadas de cariño, solidaridad y respaldo entre los venezolanos e incluso de sus compañeros de delegación. La campeona olímpica Yulimar Rojas lo resumió en un tuit: “Eres digna, una guerrera, una campeona. Venezuela está orgullosa de tenerte”.

Prensa COV/EG

Luego de su intento, Espinoza dijo sentirse “orgullosa, ganadora y campeona” y aseguró que dejó “el mil por ciento” en el estadio Olímpico. También dejó la puerta abierta para París 2024.

“Depende de las condiciones, veré si puedo seguir continuando con mi ciclo. Espero que sí. Quiero sacarme esa espinita, seguir mejorando y conseguir esa medalla en París”, señaló la mirandina de 36 años en declaraciones para el Comité Olímpico Venezolano (COV).

El “viacrucis” de Paola Pérez

Las redes también fueron un desahogo para la nadadora de aguas abiertas Paola Pérez. Sus publicaciones dan cuenta del difícil proceso que vivió para competir en suelo nipón. “Pasé por muy malos momentos y cuando creí haber tocado fondo y que lo malo acabaría, la vida siempre me llevaba a peores situaciones”, se lee en uno de ellos, una clara referencia a los problemas de salud mental que tuvo que afrontar hasta lanzarse al agua esta semana.

En un video en la misma línea, la deportista de 30 años admitió que estuvo “en un hueco” donde muy poca gente la pudo ver porque “nadie debe mostrarse tan vulnerable”. La falta de apoyo, la llegada de la pandemia y los ocho meses que estuvo sin nadar seguramente contribuyeron a que llegara a ese estado de deterioro emocional.

Pérez tuvo que irse a Chile, donde trabajó como instructora de otros nadadores para costearse su preparación y seguir compitiendo en los clasificatorios que daban boletos para los Juegos Olímpicos. En un punto pensó en dejar y abandonar la lucha hasta que surgió la idea de abrir el GoFundMe.

“Económicamente, no me daba para poder mantenerme entrenando. Dije que me va a tocar retirarme porque no puedo sobrevivir así. Allí llegó lo del GoFundMe”, contó la tachirense en un video. Pérez no desistió y clasificó apenas un mes antes de los Juegos en un evento en Portugal.

campeones sin podio
Prensa COV/EG

Tras concluir vigésima en Tokio 2020 con tiempo de 2:05:45.0, la andina recordó lo que llamó “un ciclo tormentoso” y reconoció que la preparación influyó porque “había competidoras que clasificaron desde 2019 y tuvieron una preparación de nivel olímpico”. Pérez también habló abiertamente de los problemas de depresión que afrontó.

Después de los Panamericanos de Lima en 2019 tuve pensamientos de atentar contra mi vida. No quería seguir y hoy me siento feliz de haber pasado esos momentos tormentosos”, le dijo al COV, la valiente nadadora.

Otros casos

Muy probablemente, Pérez no fue la única representante de Venezuela que pensó en retirarse y desistir del sueño olímpico. De hecho, en una carta pública dirigida a la judoca Anriquelis Barrios, la medallista olímpica en Río 2016 y exciclista BMX, Stefany Hernández, se refirió al camino que tuvo la guayanesa.

Sé lo duro que ha sido este camino, que incluso en octubre de 2019 estabas cansada y querías tirar la toalla porque, a pesar de que diste oro en todos los eventos del ciclo olímpico, en ocasiones la dirigencia deportiva de nuestro país no te pudo resolver ni 100 dólares, ni por Zelle”, escribió la expedalista.

Barrios no desistió e incluso se trajo un diploma olímpico con su quinto puesto en los 63 kilos al caer en la definición por el bronce en el período de desempate. En una entrevista este año con Crónica.Uno, la atleta de 27 años admitió que la adaptación a Japón, donde se fue becada hace más de un año, “al principio fue súper difícil”.

campeones sin podio
Prensa COV/EG

En la nota, Barrios dijo ser afortunada por no pasar afuera tantos apuros como algunos compañeros de delegación, pero opinó que “está súper mal que Venezuela no pueda apoyar a sus atletas y tengan que pasar trabajo en el exterior”.

De pasar trabajo saben el velerista Andrés Lage y el seleccionador de voleibol masculino Ronald Sarti. El primero dijo en una entrevista reciente que tenía una cama en su camioneta y que para competir en Tokio trabajó horas extras en un McDonald’s y en una tienda deportiva con el fin de mantener sus entrenamientos en Europa. Sarti también se manifestó por redes sociales y en un momento del ciclo escribió que “trabajar en condiciones paupérrimas no es fácil y más difícil aún es lograr resultados”, una critica a la falta de atención al único combinado de conjunto que clasificó a los Juegos Olímpicos.

Y es que como dijo proféticamente el karateca Antonio Díaz en una entrevista el año pasado con Crónica.Uno: “Hay atletas venezolanos que destacan y hacen cosas increíbles a pesar de las circunstancias. No es un tema de calidad, sino de las condiciones”. En Tokio, los que se colgaron una medalla y los “campeones sin podio” le dieron vigencia a sus palabras.

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