En lo que va de agosto tres países –Brasil, Ecuador y Colombia– se han pronunciado dada la cantidad de nacionales que están recibiendo. Para la especialista en migración, Claudia Vargas, la región intenta ver cómo asume el alto contingente de personas.

Caracas. Sin vuelta atrás. Así avanzan los venezolanos hacia las fronteras en busca de una salida. Unos más decididos que otros, pero todos golpeados por una crisis que para muchos gobiernos de la región y activistas de derechos humanos se trata de una emergencia humanitaria ante la inseguridad en que viven los ciudadanos por la falta de medicamentos y alimentos. Además de un contexto hiperinflacionario que solo en julio fue 125 %, según estimaciones de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional.

Son contadas las veces en que Nicolás Maduro se ha referido a esta diáspora, una que ya suma a más de 2,5 millones de emigrantes venezolanos. En lo que va de mes tres países se han pronunciado sobre la cantidad nacionales que han recibido.

Esta semana Brasil y Ecuador tomaron medidas ante el flujo migratorio que se está generando en sus territorios. El 6 de agosto un juez brasileño ordenó suspender temporalmente la entrada de venezolanos a Brasil por el estado fronterizo de Roraima hasta que se alcance un equilibrio numérico con el proceso de interiorización y se creen condiciones para una acogida humanitaria. Un día después, un tribunal revocó la orden y fue reabierta la frontera. Se estima que por día ingresan 500 personas.

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Mientras tanto, el pasado 9 de agosto en Ecuador el gobierno declaró estado de emergencia institucional con el objetivo de establecer un plan de contingencia y las acciones y mecanismos necesarios para la atención humanitaria, dice el documento firmado por el viceministro de Movilidad Humana, Santiago Chávez. La Cancillería indicó que el flujo llegó a 4200 ingresos diarios durante los últimos días.

Se activa por primera vez para dar una respuesta eficaz y contundente en beneficio de la preservación de las personas que están ingresando a territorio ecuatoriano, señaló Chávez.

El 2 de agosto, en Colombia, el saliente presidente Juan Manuel Santos firmó un decreto en que otorgó un permiso especial de residencia a más de 440.000 venezolanos, como parte del Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos que se realizó en Colombia en abril.

Para Claudia Vargas, profesora universitaria y especialista en migración, los países de la región intentan ver cómo asumen el alto contingente de venezolanos, en cuyo proceso Caracas los ha dejado solos en medio de una crisis migratoria que se agudiza.

Al final el Estado venezolano ni está contando la gente, ni está mejorando las condiciones internas para evitar que la gente se siga yendo, tampoco se está comunicando con los gobiernos de los países receptores, entonces estos están resolviendo por su cuenta. Más ayuda están recibiendo de la Unión Europea y Estados Unidos, que de Venezuela, dijo.

 Maduro a espaldas de la crisis migratoria

La crisis migratoria de venezolanos se agudiza en la región y el Estado permanece a espaldas. Vargas explica que no lo reconocen porque hay un tema político ideológico de fondo: Para ellos, siempre la migración ha sido la clase media, media alta, reconocer que hay emigrantes y que está generando problemas en la región no es una opción.

En puntuales ocasiones Maduro ha mencionado el tema en televisión nacional. El 3 de abril refirió que los compatriotas estaban limpiando pocetas en Miami, días después aseguró sentir “tristeza” al enterarse cada día de ciudadanos que regresan arruinados a Venezuela. Ese día anunció un plan especial —De vuelta a la patria— para apoyar a venezolanos que quieran regresar.

Y en enero anunció que el Sistema de Divisas Complementarias facilitaría la recepción de remesas en el país, de hecho, desde junio tres casas de cambio están autorizadas para la adjudicación.

No hay una política de migración concretan, tampoco hay una política de migración de retorno. Cuando se le dice a alguien que vuelva, se le tiene que ofrecer unas condiciones, un contexto favorable, considera Vargas, entorno que en este momento no es posible en el país.

Foto: Cortesía


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