Cerca del 50 % de los pacientes de Aragua con VIH han migrado para no morir

Desde el 2016 cuando se agudizó la escasez de medicamentos antirretrovirales en Venezuela, muchos pacientes con el virus de la inmunodeficiencia humana, VHI, se han visto obligados a migrar. Hace cuatro años se estimaban unos 6000 pacientes en la entidad, algunos de los cuales han fallecido esperando por un tratamiento escaso y costoso.

Maracay. Aunque no hay una cifra exacta, se estima que cerca del 50 % de los pacientes con el virus de inmunodeficiencia humana,VIH, registrados en Aragua, se ha visto obligado a emigrar, buscando salud y calidad de vida. La Asociación Civil Impulso Vital Aragua, ACIVA, calcula que hace cuatro años, habían en el estado cerca de 6000 pacientes diagnosticadas con el virus.

Luis Figueredo, presidente de ACIVA, explica que desde 2016 a la fecha, entre 2000 y 3000 pacientes con VIH se fueron del país, ante la aguda escasez de medicamentos antirretrovirales y el costoso tratamiento que deben seguir de por vida.

Las estadísticas podrían resultar tímidas, considerando que algunos han muerto y que muchos diagnósticos se realizaron en clínicas privadas porque las personas prefieren mantener en silencio la enfermedad.

Algunos han fallecido, pero muchos han migrado porque el Estado no les suministra los medicamentos y la mayoría ni siquiera cuenta con recursos para comer”, narra el presidente de ACIVA.

En enero de 2019, el director de ONUSIDA, Michel Sidibé, informó a la agencia EFE, que “alrededor de 8.000 personas con VIH han emigrado de Venezuela, principalmente hacia otros países de América Latina. No existen datos que den cuenta de la distribución de estos migrantes en los distintos países de América Latina”.

Perú aparece como un país cuyo sistema de salud está abierto a la incorporación de extranjeros, a diferencia de por ejemplo Colombia cuyo sistema público es más cerrado a foráneos, según el Informe: “Situación de los migrantes venezolanos con VIH en Perú”, emitido por la ONU.

Según la Dirección de Prevención y Control de VIH-SIDA de Perú, DPVIH, en 2018 se registraban 1338 ciudadanos venezolanos en el programa para tratar la infección por VIH, TARGA, de los cuales 90% estaban en Lima/Callao.

Ecuador, Colombia, República Dominicana y Panamá también han reportado venezolanos con VIH que han ingresado en los últimos dos años a sus programas gratuitos de terapia antirretroviral.

En República Dominicana, por ejemplo, se estimó que el gasto por atenciones a pacientes extranjeros con VIH llegó a 1.480.790 $ en 2016. La mayoría de los atendidos eran haitianos y venezolanos”, reseña un trabajo de Ojo Público como parte de The Big Pharma Project.

En el estado fronterizo brasileño de Roraima, se estiman 1137 casos de VIH/Sida, de los cuales 383 son venezolanos, según el Informe Anual de Epidemiología 2020 emitido por la autoridad médica del estado de Roraima, en los años 2018 y 2019.

Sin apoyo del Estado

Desde 2016 aproximadamente, el gobierno de Nicolás Maduro suspendió la compra de medicamentos antirretrovirales. El Ministro de salud de entonces, Luis López, quien también fungió como presidente de Corposalud Aragua, nada hizo para beneficiar a los pacientes con VIH y las compras de medicamentos por parte del Ministerio, se paralizaron, pero la crisis de escasez de medicamentos antirretrovirales data de 2011.

Los fármacos que han llegado al país desde entonces, son donaciones del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria.

Aunque de los 19 esquemas de combinación de medicamentos que se utilizan para el tratamiento del VIH, en Venezuela apenas dos o tres son distribuidos.

El problema es que cuando un paciente hace resistencia a uno de estos medicamentos, no hay cómo facilitarte el acceso a otros esquemas”, refiere una fuente sanitaria en el estado, que pidió la reserva de su identidad.

Aclara para Crónica.Uno, que han sido las organizaciones civiles conformadas en la Red Venezolana de Gente Positiva, quienes han procurado y gestionado el tratamiento médico que requieren las personas con VIH.

El deber ser es que ellos acudan a los centros de salud pública a realizarse sus chequeos regulares cada cuatro meses, pero es mentira porque actualmente no contamos con reactivos”, cuenta la fuente.

En Maracay, existe la Unidad de inmunología clínica que funciona en el antiguo Hospital Civil de la ciudad, en donde no hay personal médico especializado ni muchos menos, reactivos para la realización de pruebas de carga viral o perfiles, por ejemplo.

Ante la escasez de reactivos, muchos pacientes con VIH, han dejado de acudir a los centros de salud público. Muy pocos cuentan con dinero para realizarse los exámenes de rigor en laboratorios privados. Así que la solución más expedita, es emigrar.

“Algunos murieron esperando el tratamiento. Por eso, muchos decidieron arriesgarse e irse del país para encontrar un poco de calidad de vida”, cuenta Figueredo.

Un paciente con VIH, explica Figueredo, requiere fundamentalmente exámenes de carga viral y CD4. El primero mide la cantidad de HIV en la sangre y el segundo, el número de células CD4 en el organismo.

En Aragua solo existe un laboratorio privado que realiza este tipo de exámenes y los mismos superan los 100 dólares de costo.

Para adquirir al menos tres medicamentos que le permitan al paciente el tratamiento por un mes, debe invertir más de 500 dólares, por lo que muchos de los pacientes con VIH, particularmente aquellos que trabajan y apenas ganan un salario mínimo, deben decidir entre comer o realizarse los exámenes y comprar los medicamentos.

La ayuda internacional

De acuerdo al Plan de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, OCHA, 120.000 venezolanos con VIH fueron identificados en el Plan Maestro para el fortalecimiento de la respuesta al VIH, Tuberculosis y Malaria desde la perspectiva de la salud pública.

“En Venezuela un total de 40.923 personas con VIH salvaron sus vidas entre febrero de 2019 y julio de 2020, por haber tenido acceso a los medicamentos antirretrovirales adquiridos con los 5 millones de dólares americanos otorgados por el Fondo Global de lucha contra el SIDA, Tuberculosis y Malaria en 2018”, refiere el informe de monitoreo y navegación del acceso a la atención y tratamientos del VIH entre enero a julio de 2020, llevado a cabo por la Red Venezolana de Gente Positiva RVG+ y Acción Ciudadana Contra el SIDA, ACCSI.

Es decir, apenas el 34.17 % de las personas diagnosticadas con VIH, recibieron tratamiento.

Uno de los que pudo salvar su vida es Eduardo (nombre ficticio), quien ha vivido con VIH por 11 años, pero que no fue sino hasta octubre de 2020 cuando inició el tratamiento.

Fue en septiembre del año pasado cuando presentó mucha debilidad física y perdió el 50 % de la visión. Eduardo ocultó por 10 años su enfermedad. Pero los estragos que ya le ocasiona, le encendieron las alarmas. Durante una década mantuvo oculto su diagnóstico, hasta que un día, su familia encontró los exámenes que guardaba con celo por miedo al rechazo.

Un mes después, comenzó a tomar los medicamentos que obtuvo a través de ACIVA.

El tratamiento ha sido efectivo y me he recuperado poco a poco. Gracias a Dios cada vez que me ha tocado retirar mis esquemas, los he encontrado”, cuenta con un dejo de esperanza y agradecido por el apoyo recibido a través de la organización civil.

ACIVA no cuenta con recursos financieros, pero su presidente Luis Figueredo, narra con timidez cómo muchas veces ha tenido que brindar ayuda monetaria, aunque exigua, a algunos de los pacientes con VIH que acuden a la organización en busca de medicamentos o exámenes.

Si tengo algo de platica, los apoyo, pero ACIVA no cuenta con presupuesto para ayudarlos. Algunas otras organizaciones les han prestado apoyo para sufragar los exámenes, pero no es con todos porque es imposible”, aclara el presidente de la organización.

La ayuda internacional a través del Fondo Global, ha sido de vital importancia para miles de pacientes con VIH, como Eduardo, que además son sostén de familia y cuyos recursos son tan insuficientes que no les alcanza ni siquiera para alimentarse, mucho menos para obtener el tratamiento indispensable para el control del VIH.

VIH y hambre

“Aquí llegan personas que no han desayunado, almuerzan cualquier cosa y no tienen para cenar”, refiere Figueredo.

Entre mayo de 2019 y julio de 2020 los Monitores y Navegadores entrevistaron a 30.653 personas con VIH de distintos sexo y edades en los servicios de atención y tratamientos en VIH, quienes manifestaron tener hambre por tener impedimentos al acceso a la alimentación.

En febrero de 2020 se conocieron los resultados de un estudio realizado por el Programa Mundial de Alimentos, PMA: 32 % de la población venezolana, equivalente a 9,3 millones de personas sufrían de inseguridad alimentaria, el 60% de los hogares reportó haber reducido el tamaño de la porción de sus comidas, el 33% de los hogares ha aceptado trabajar a cambio de comida y el 20% ha vendido bienes familiares para cubrir necesidades básicas. Seis de cada diez familias han gastado sus ahorros en comida.

Dos meses después, Venezuela fue considerado el país con la cuarta peor crisis alimentaria del mundo, solo detrás de Yemen, El Congo y Afganistán, según el Informe mundial sobre las crisis alimentarias 2020.

El Covid desplazó otras enfermedades

Con la llegada de la pandemia por el COVID-19, los centros de salud pública, de por sí con graves deficiencias de personal, en equipos y suministros, se concentraron en atender a los pacientes con el nuevo virus.

Hubo un tiempo- cuenta la fuente sanitaria- que las consultas por otras patologías quedaron paralizadas completamente.

En la unidad de inmunología clínica de Maracay no hay infectólogos. Apenas dos o tres médicos generales que acaban de recibir en utilidades de fin de año, solo 14 Bolívares soberanos.

De acuerdo al monitoreo de la Red de Gente Positiva, algunas personas con VIH no han podido acudir a las consultas de VIH y retirar sus tratamientos antirretrovirales en las farmacias del sistema público de salud, debido a restricciones de movilidad por la escasez de gasolina y la poca disponibilidad de unidades del transporte público.

También por la falta de equipos de protección personal, las fallas permanentes del suministro de agua potable, electricidad, telefonía e Internet, situación que se acrecentó en el contexto de la pandemia.

Antes de la COVID-19, el 100% de las consultas de VIH y farmacias dispensadoras de antirretrovirales se encontraban operativas con jornadas de lunes a viernes en horarios matutinos. Sin embargo, estos servicios de salud ya se encontraban afectados por el impacto de la emergencia humanitaria compleja”, refiere el informe.

Esa fue una de las razones por las que Eduardo tardó tanto tiempo en acceder al tratamiento. También influyó el temor. Tenía miedo, cuenta con voz entrecortada, al rechazo de la sociedad, a lo que diría su familia, miedo a no ser aceptado.

Hoy, su familia y ACIVA, representan una gran ayuda. Pero insiste en exigir una respuesta al Estado venezolano, para quienes como él, decidieron seguir en Venezuela.

“Que nos de respuesta, que nos suministre los medicamentos, que doten de reactivos a los laboratorios públicos”, dice tajante.


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