A los marabinos la vulnerabilidad por las fallas de servicios públicos les ha robado la salud mental

dólares en Maracaibo

La indefensión ante la casi inexistencia de los servicios públicos, aunado a la hiperinflación, el desabastecimiento y la diáspora, entre otros factores, ha trastocado la cotidianidad de los marabinos. 60 % presenta síntomas de depresión y tristeza, de acuerdo con la cifra aportada por la Jefatura de Salud Mental del Hospital Universitario de Maracaibo.

Maracaibo. La capital del estado Zulia, Maracaibo, es la ciudad más poblada de Venezuela, con un total de 3.938.152 habitantes, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística en su último censo de 2011. Las fallas de los servicios públicos se agudizaron en el transcurso del año. Los apagones y planes de racionamiento eléctrico impuestos por el gobierno regional fueron apagando poco a poco varios sectores de Maracaibo hasta llegar a trastocar la cotidianidad familiar, laboral y estudiantil. A  los marabinos esta constante vulnerabilidad les ha robado la salud mental.

Su gente alegre, con apego al núcleo familiar y extremadamente creyente de la fe católica ha sido siempre su sello. Hoy la ciudad del sol amada luce solitaria, oscura y triste. 

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Los marabinos sufren de depresión y tristeza . Foto: José Núñez

El psicólogo Víctor Coronado afirmó que la salud mental de los marabinos “es compleja”. La vulnerabilidad de las familias ante la casi inexistencia de los servicios públicos (agua, electricidad y gas doméstico), el alto costo de la canasta alimentaria, las fallas en el suministro de gasolina y el desabastecimiento han provocado en gran medida que los marabinos estén deprimidos, con insomnio, frustrados y tristes. 

Estos elementos hacen vulnerable a la población y dificulta conseguir la salud mental, dijo.

El especialista explicó a Cronica.Uno que desde 2016 la Federación de Psicólogos de Venezuela alertó a las instituciones de salud privadas y públicas del Zulia sobre el aumento de morbilidad. 

“Para este año, según cifras de la Jefatura de Salud Mental del Hospital Universitario de Maracaibo, 60 % de las personas que se atienden en esta unidad presentaban síntomas de depresión y tristeza. Eso se asocia con la situación de crisis de país”, añadió.

Coronado puntualizó: “Esta situación del Zulia representa un impacto negativo en la salud mental de sus habitantes. Vemos una sociedad frustrada. No hay un espacio para que las personas puedan desarrollar sus intereses o tener lugares de esparcimiento. Las quejas y las preocupaciones por la economía son las que dominan las cogniciones y los afectos”.  

Duelo migratorio 

La migración es otro factor que afecta la salud mental. Coronado advierte que el aumento de los índices del trastorno depresivo y de ansiedad se asocia en muchos casos con el duelo migratorio. 

La gente que se va en busca de mejores ingresos económicos para su familia ocasiona una ruptura familiar. El marabino jamás había enfrentado esta situación, pues los zulianos tenían familias nucleares, las reuniones eran constantes y de grandes grupos, pero a raíz de la Emergencia Humanitaria Compleja se ha producido una ruptura que genera el duelo, alerta.

La vulnerabilidad de la familia se hace más patente con la diáspora.

Seguridad alimentaria 

La Comisión de Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez) realizó un estudio sobre seguridad alimentaria según el cual 9 de cada 10 madres están “preocupadas” por la falta de alimentos. 

“También aplicamos unas escalas para medir la ansiedad y la depresión. Los resultados fueron alarmantes, porque seis de cada diez de estas madres manifestaron síntomas severos de ansiedad, incluso ataques de pánico, temores nocturnos e insomnio. Esto trajo como consecuencia repercusiones en su desempeño social y laboral”, destacó Coronado, partícipe del estudio. 

El psicólogo agregó: “56,2 % de las madres presentaron síntomas moderados de depresión. Hay síntomas de tristeza, de llanto fácil, dificultades para dormir que predisponen a trastornos depresivos y que deben ser objeto de atención clínica. Entonces, vemos cómo la seguridad alimentaria no solo impacta la salud física, sino también la salud mental por no poder acabar el hambre de su núcleo familiar”. 

Coronado advierte que la crisis que afronta Maracaibo también pone en peligro a los pacientes medicados con psicofármacos, debido a que existe una escasez de 90 % de estos medicamentos.

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La crisis eléctrica ha apagado la vida familiar, comercial, estudiantil y recreativa de los marabinos. Foto: José Núñez
Los saqueos llevaron a pique la ciudad 

El 7 de marzo de 2019 se registró un apagón general en Venezuela. El Sistema Eléctrico Nacional falló y dejó también al occidente sin servicio eléctrico por ocho días. 

En la capital zuliana se registraron saqueos. La Cámara de Comercio de Maracaibo calcula las pérdidas en más de 50 millones de dólares, más de 500 empresas afectadas y 7 personas fallecidas. 

Para muchas empresas este fue el punto de quiebre, así lo confirmó uno de los empresarios afectados a nueve meses de aquel 14 de marzo. 

Bernardo Morillo relató que durante el apagón una turba incendió tres de sus locales en un centro comercial al norte de la ciudad. Hoy no ha podido recuperarse económicamente. 

No hemos podido abrir las tiendas saqueadas. El centro comercial está todavía cerrado. Estamos viendo si a principios del año que viene podemos ir recuperando una que otra tienda. Estamos en el sector construcción, que ha caído 90 %, así que ya estábamos bastante afectados por la crisis, y además tenemos el saqueo y el tema eléctrico, al punto que operamos a 25 % de lo que hacíamos en apenas año y medio, lamentó.

Destacó que ha readaptado la empresa a la nueva realidad: “Reubicamos oficinas, lo que implica gastos adicionales. En el área de costos operativos mantenemos una planta eléctrica siempre funcionando y con combustible. Todo para no cerrar las puertas, pero trabajamos en condiciones más difíciles y reducidas. Estamos guapeando y es muy difícil”. 

Dos hermanas de Morillo también perdieron dos locales en el centro comercial. En total, 40 establecimientos fueron destrozados y vaciados por completo. 

La Cámara de Comercio de Maracaibo ha determinado que 95 % de las empresas han cerrado sus puertas. Incluso los pequeños comerciantes y buhoneros han dejado el oficio por la crisis económica, pero principalmente por la eléctrica. 

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Más de 500 empresas fueron saqueadas en marzo de este año. Foto: José Núñez

Reinaldo Urdaneta fue un pequeño comerciante por más de 30 años en el centro de la ciudad. Vendía ropa para niños, hoy vive de la pensión. “Cerré. No tengo para comprar una planta para mantener mi localcito y pasar el punto de venta. Intenté mantenerme aceptando efectivo y divisas, pero tampoco aguanté. Ahora estoy en la ruina”, dijo el hombre de 75 años de edad. 

El calvario de los estudiantes 

La educación es otra de las actividades que se ha venido a menos. Representantes de escolares se quejan de que este año sus hijos no están bien preparados.

“Han perdido mucha clase, no solo por los apagones nacionales, sino por la realidad particular del Zulia. Mis tres hijos dejan de ir al colegio si no hay agua o si se va la luz, si no hay gas para hacerles la comida. No creo que este haya sido un buen año y mucho menos que estén listos para pasar de grado”, comentó Rebeca Fuenmayor, madre de tres estudiantes de la unidad educativa Raúl Leoni, al oeste de Maracaibo.

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Las aulas se quedaron vacías en la capital del Zulia. Foto: José Núñez

En el caso de los universitarios la situación no es diferente. La falta de efectivo para desplazarse, de alimentación y la migración de profesores y alumnos ha traído como consecuencia deserción y abandono de carreras.

Daniel Gutiérrez, estudiante de Comunicación Social de la Universidad Católica Cecilio Acosta, fue tajante: “Yo estudio y trabajo. Muchas veces debo decidir si voy al trabajo o a la universidad, porque tengo que comprar el efectivo y no me alcanza. Las condiciones en las que recibimos clase no son las mejores. Perdemos clase en la mayoría de los casos porque se va la luz”.

Michellangela D’Españoli, estudiante de la Facultad de Ciencias de la Universidad del Zulia, recalcó el mal estado en el que está su casa de estudios: “Este último año ha sido el sepulcro de la universidad, es duro, pero es la realidad”.

LUZ ha sido desmantelada por bandas delictivas. No hay aulas ni electricidad en varias facultades, como Ciencias, Arte e Ingeniería. “Nos las ingeniamos, vemos clases debajo de los árboles, en plazas y ahora en la casa de algunos profesores, porque lo que sí desapareció fue la seguridad”, añadió.

Un estudiante gasta un aproximado de Bs. 60.000 en efectivo semanales para ir a clases, muchos caminan o simplemente han dejado de ir. La deserción ronda 60 %, según cifras de LUZ. 

“Ya no hablamos ni siquiera de condiciones mínimas, porque no las hay. Ha sido una situación catastrófica y los pocos estudiantes que quedamos es porque no queremos cerrar la universidad, pero sabemos que, si esto continúa, progresivamente, se van a ir cerrando todas las facultades”, dijo D’Españoli. 

Transporte sí, gasolina no

Rubén Esis, presidente de la Central Sindical Noroeste de Transporte del estado Zulia, describió la situación del sector en Maracaibo. 

Es un caos, hay un abandono total en mejoras de la vialidad y alumbrado. Los vehículos están deteriorados, sobre todo los de las rutas que entran a los barrios. Tenemos solo pillos mandando en este estado, aquí los cuerpos de seguridad andan detrás de los transportistas para quitarles el dinero”, dijo.

Esis admitió que desde hace un mes ha salido más transporte a la calle y eso se debe a que ya no existe una tarifa fija, sino que el chofer impone el costo del pasaje, que ronda los 8000 bolívares para las rutas urbanas y hasta 30.000 para extraurbanas. 

En Maracaibo se perdieron este año 50 rutas de transporte, pero se han restaurado algunas porque la escasez de pasajeros, ha obligado a los llamados “piratas” a retomar sus rutas de origen: “Tenemos unidades, pero no tenemos pasajeros”. Es una prueba más de la vulnerabilidad por la que atraviesan sus habitantes dado que no pueden en muchos casos sufragar el pasaje.

Sobre la escasez de combustible, refirió que los transportistas siguen perdiendo entre cuatro y seis horas para surtir gasolina.

El sociólogo Manuel Vivas resume la situación actual de la ciudad: “Maracaibo es el ojo del huracán en toda esta crisis. Hay un colapso total a todo nivel que altera la cotidianidad de los marabinos a gran escala. Es muy difícil recuperar la normalidad dentro de los círculos familiares y sociales, porque no hay garantías ni respuestas de las instituciones públicas. Nos hemos adaptado a una incertidumbre normalizada. Estamos en un ciclo interminable e inhumano”.

Con su afirmación el especialista describe la vulnerabilidad de los marabinos ante la crisis, casi colapso, de los servicios públicos.


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