El informe de la Red Universitaria por los Derechos Humanos describe la situación de vulnerabilidad para el inicio o la persecución de estudios universitarios de jóvenes entre 16 y 25 años. La encuesta se aplicó en Aragua, Carabobo, Distrito Capital, Mérida, Miranda y Táchira. 

Caracas. Un informe de la Red Universitaria por los Derechos Humanos recogió las voces de 296 estudiantes universitarios y aspirantes a entrar a la universidad. Más allá de las cifras, son alarmantes las palabras que los jóvenes utilizan para describir su situación: falta de oportunidades, retraso, abandonar la carrera, déficit de profesores, deterioro de la infraestructura universitaria. En resumen: “Estudio y me gradúo o trabajo y como”. 

El informe describe la situación de vulnerabilidad para el inicio o la persecución de estudios universitarios de jóvenes entre 16 y 25 años. La encuesta se aplicó en Aragua, Carabobo, Distrito Capital, Mérida, Miranda y Táchira. 

Se trata de una investigación cualitativa que se realizó del 26 de marzo al 30 de abril. Los investigadores revisaron temas como: percepción de oportunidades profesionales, limitantes para hacer carrera universitaria, servicios públicos y desarrollo educativo, servicios públicos e índice académico, percepción del comportamiento de los servicios públicos durante 2020, transporte público y universitario, percepción de las instalaciones universitarias,  viabilidad de clases online, continuidad de los estudios en medio de la pandemia.

El derecho a la educación de un estudiante venezolano se ve indefectiblemente obstaculizado por la pulverización de la economía venezolana y las consiguientes fallas del transporte, la escasez de efectivo y el colapso de los servicios públicos, se lee en el documento. 

La crisis económica, señala la Red Universitaria, impone obstáculos a los jóvenes a lo largo del proceso educativo: “Les obliga a compaginar sus estudios con trabajos que les permitan obtener ingresos para afrontar sus gastos y apoyar la frágil economía familiar”. 

Pero también deben enfrentar la ausencia de profesores en las aulas. La Red Universitaria explica que son mínimos los incentivos para que un docente continúe enseñando, situación que los lleva a tomar la decisión de abandonar o ausentarse algunas veces. Datos de las casas de estudio sugieren que la planta docente se ha reducido en los últimos años hasta 30 %. 

El abandono se extiende a los estudiantes. Necesitan trabajar para cubrir la alimentación del hogar. Los servicios estudiantiles no son una opción. “Actualmente, en casi ninguna de las universidades autónomas los comedores funcionan con regularidad. En algunas apenas sirven una comida y es muy precaria”, asegura la Red Universitaria. 

Las becas tampoco garantizan la prosecución académica, el último aumento fue en noviembre de 2019 cuando Nicolás Maduro las llevó a 75.000 bolívares. Hasta el momento no se ha honrado ese compromiso con la comunidad estudiantil. “Becas de pírricas sumas que apenas permiten costear algún pasaje en transporte público urbano”, menciona la Red Universitaria. 

Los estudiantes del interior tienen menos posibilidades aún para continuar. Las residencias estudiantiles están dolarizadas, aún trabajando no pueden pagarlas, mientras que los ingresos de los padres a duras penas son un salario mínimo. 

“Son frecuentes los casos de jóvenes que han sido asignados en carreras en universidades en Caracas y son de las regiones, y abandonan en los primeros semestres ya que se les imposibilita continuar pagando una residencia. Algunos están frecuentemente a punto de abandonar”, se lee en el informe. 

A continuación se presenta el panorama por entidad: 

  • Aragua 

Los estudiantes declaran que 47,5 % de sus profesores casi nunca falta, 40 % falta algunas veces y 12,5 % nunca falta. 

Sobre la percepción de la infraestructura de la universidad 14,3 % la califica como mala y 53,1 % asegura que es regular. Solo un 24,5 % sostiene que la infraestructura es buena. 

La adquisición de materiales de estudio para poder cumplir con las actividades de la universidad también se ha visto comprometida, ya que 55,6 % afirma que algunas veces no puede adquirir materiales de estudio, 11,1 % asevera que casi siempre tiene dificultades para hacerlo.

  • Carabobo

52,5 % de los consultados trabaja en la economía informal para contribuir con la economía familiar. 

55,5 % declaró haber tenido dificultades económicas para adquirir materiales de estudio. 

Sobre infraestructura de la universidad, 89,3 % califica que la misma no es adecuada, distribuyéndose las respuestas de la siguiente forma: muy mala 10,7 %, mala 39,3 % y regular 39,3 %.

  • Distrito Capital

24 % declaró realizar trabajos a destajo para generar ingresos que les ayuden a sostenerse y contribuir con los gastos del hogar. 

En relación con el ausentismo de los docentes, 40,5 % asegura que sus profesores faltan a impartir las clases, frente a 56,8 % que declara que sus profesores casi nunca faltan. 

La infraestructura de la universidad es calificada por 57,9 % como regular. 

39,5 % manifiesta tener dificultades para comprar los materiales necesarios para el estudio. 

Entre las situaciones que podrían entorpecer la asistencia a clases, resaltan el traslado hacia la universidad y las dificultades para disponer de efectivo para pagar el pasaje, así como las continuas fallas en el transporte público.

  • Mérida 

31,5 % declara que los profesores faltan algunas veces, frente a 35,6 % que asegura que casi nunca faltan y 21,9 % que nunca faltan. 

En cuanto a las fallas en los servicios las que más se padecen son electricidad e internet. 

  • Miranda

De los encuestados, 46,7 % asegura que los docentes faltan algunas veces a clases.

En cuanto a la estructura de la universidad, 33,3 % declara que es regular a mala. 

33,3 % de los estudiantes han tenido dificultades para la compra de materiales algunas veces. 

El transporte público y las fallas que presenta son considerados como un impedimento para cumplir con la asistencia a clases.

  • Táchira 

69 % declara que los profesores faltan a clases algunas veces. 

En cuanto a la infraestructura de la universidad es calificada por 44,8 % como buena, 37,9 % como regular y el 10,3 % como mala. 

La adquisición de los materiales de estudio casi siempre es un problema para 10,3 % de los consultados, algunas veces para otro 41,4 % y casi nunca para 41,4 %. 

La movilización hacia la universidad es un problema de importancia que impide cumplir con la asistencia. 

Los graves problemas de suministro de gasolina son considerados obstáculos importantes. “La situación del estado Táchira es bien particular y equiparable a la del estado Mérida, ya que el colapso de los servicios públicos es patente. Así que las fallas continuas con el suministro de electricidad comprometen el suministro regular del agua y de las telecomunicaciones”, explica la Red Universitaria en el informe. 

La Red Universitaria advierte que si durante la cuarentena las universidades no realizan un proceso de análisis y planificación para disminuir las barreras que dificultan un desenvolvimiento académico efectivo y eficiente, “se encontrarán universidades desmembradas, con mayor ausentismo, deserción y más improvisación de la que ya es víctima la sociedad venezolana”. 


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