A Santa Elena no llegó la ayuda prometida tras crecida de quebrada La Zorquera

quebrada La Zorquera

En medio del olvido. Así quedaron los habitantes del sector Santa Elena, que aún tratan de reconstruir sus vidas tras la crecida de la quebrada La Zorquera hace poco más de un mes. Lamentan que los gobernantes de turno hayan ido solo a hacerse la foto para sus redes sociales y no a atender las necesidades de los ciudadanos.

San Cristóbal. A más de un mes de la crecida de la quebrada La Zorquera que afectó a un numeroso grupo de familias en el municipio San Cristóbal, las víctimas de esta tragedia aún buscan reponerse de aquel evento que les arrebató la tranquilidad y todo por lo que habían luchado a lo largo de sus vidas.

Para Jean Carlos Molina, habitante del sector Santa Elena, su vida cambió drásticamente ese día. Y es que se quedó con solo lo que llevaba puesto, pues el agua, literalmente, le saqueó lo que había logrado a lo largo de toda su vida.

Tras llegar de su trabajo, Jean recibió al equipo de Crónica Uno en lo que hasta noviembre había sido su casa. En el interior de ella, aunque se notaba que ya habían limpiado, aún en las paredes quedaban marcas del nivel que había alcanzado el agua proveniente de La Zorquera. 

Tras atravesar la vivienda, Jean muestra el patio. En él aún hay rastros del desastre. Parte de sus enseres quedaron en el solar destrozados por la furia del agua. Cocina, ropa, zapatos, juguetes y tablas de lo que una vez fue su cama reposan en el cementerio de cosas en que se convirtió el patio de su casa. 

Aquí no hay nada que se pueda recuperar. Todo lo dañó el agua y el lodo. La quebrada nos dejó en la calle”, comenta mientras alumbra con una linterna un zapato de tacón alto que está cubierto de lodo compactado.

Explica que está vivo de milagro, pues al momento de la inundación el agua casi lo arrastra al patio. 

Yo entré para ayudar a mi tío a sacar los corotos que tenía recién comprados, y el agua poco a poco empezó a entrar en la casa. En cuestión de 20 minutos el agua me llegó al pecho y tuve que agarrarme de las rejas porque ya me estaba jalando hacia el patio. Si me hubiera soltado, no creo que lo estuviera contando ahorita”, relata el joven distribuidor de alimentos.

Tras sujetarse de las rejas, Jean logró treparse en el techo de la casa y allí duró unas dos horas, viendo con impotencia cómo la quebrada La Zorquera, crecida y furiosa, sacaba muebles, camas y todo lo que podía. 

quebrada La Zorquera
Jean Carlos Molina asegura que cuenta la historia de su supervivencia por puro milagro. Foto: Cortesía

Asegura sentirse afortunado de haber sobrevivido, pues sintió la fuerza con la que arrastraba el agua todo lo que tocaba. Jean Carlos lo único que pudo salvar aquella noche fue su moto, medio de transporte que usa para trabajar. 

El hampa

Jean Carlos comenta que tras la inundación, en lugar de llegar ayuda, los primeros que llegaron fueron los delincuentes a hacer de las suyas y llevarse lo poco que había en las casas afectadas. 

De Barrio el Río, Barrancas y la vía a Rubio venían malandros a meterse a las casas. Eso se llevaban bombonas, lavadoras, cocinas. Los Tupamaros fueron los que nos protegieron, porque ellos llegaron antes que la policía. Incluso nos advirtieron de que la quebrada estaba creciendo”, dice.

Tras la llegada de los grupos conocidos como colectivos armados, los delincuentes no volvieron.

Olvidados 

Jean Carlos indica que a Santa Elena, municipio San Cristóbal, no llegó el gobierno. Ni alcaldes, ni gobernadora y menos el protector político del estado. La ayuda recibida por ellos fue de la empresa privada y por gestiones hechas por los mismos vecinos. 

La gobernadora no llegó hasta esta cuadra que fue la más afectada. Los supermercados, empresarios y demás personas fueron quienes vinieron a ayudarnos, pero el gobierno nada que hace por nosotros”, insiste.

Narra que los alimentos que han llegado a la comunidad han sido donaciones de terceros: “Aquí hicieron un censo para supuestamente darnos una nevera y una cocina, pero sabemos que eso no va a llegar. Se olvidaron de nosotros. Vinieron unos para hacerse la foto y más nunca volvieron”.


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