Aceras de la Av. Baralt están de mírame y no me toques

Vecinos, comerciantes y viandantes denunciaron el desgaste galopante de la zona, calles paralelas y aceras. Los huecos y alcantarillas rotas estorban el paso del público que transita por el lugar, daño que se ve en aumento dado el potencial que los comerciantes informales y delincuentes encuentran en las zanjas al emplearlas como escondite de sus mercancías y objetos.

Caracas. La avenida Baralt, hacia su extremo sur, es una de las vías más concurridas de la capital. En ella se dan cita personas de todas las parroquias, principalmente por la actividad comercial formal e informal. Pero en la kilométrica recta que nunca calla —hay un corneteo perenne— lo que salta a la vista es anarquía, suciedad y un deterioro galopante, que afecta principalmente a los peatones, quienes no la tienen fácil, pues deben caminar entre huecos, alcantarillas sin tapas, brocales hundidos, mendigos durmiendo en las aceras y sortear entre los manteleros.

Foto: Crónica Uno / Mariana Mendoza
El agua y la basura se empozan en cada desnivel.

“Eso es puro hueco. Se ha caído gente, niños. Hasta han perdido zapatos”, comentó Freddy Magdaleno, quien junto con Betzy Correa atiende un quiosco de la avenida.

Frente al pequeño negocio que comparten se encuentra un enorme agujero taponado con alfombras y cartón: “Eso es una alcantarilla con agua, electricidad, basura, de todo”, dijo Magdaleno.

Foto: Crónica Uno / Mariana Mendoza
Los vendedores colocan alfombras y cartones para tapar las alcantarillas rotas. Otras veces lo hacen para colocar mercancías como manteles.

Correa y Magdaleno sacaron cuentas y aseguraron que el hueco lleva más o menos una década destapado. Los vecinos no han callado sus reclamos pero el problema no ha sido solventado. Aunque es uno de los más visibles, no es el único caso de este tipo en la Baralt, en donde las troneras se intercalan con el asfalto desde el principio hasta el final.

Foto: Crónica Uno / Mariana Mendoza
Testigos aseguran haber visto carros accidentados al caer en huecos.

Manuel José Bonilla, un transeúnte que reposa en las afueras de una peluquería tras hacer una cola para comprar pan, afirmó que huecos en la calle ha habido desde siempre, que son la razón por la que mucha gente se cae y los carros se quedan accidentados.

También expresó que ha visto cómo comerciantes informales esconden su mercancía en las cloacas: “Meten los artículos ahí porque la Policaracas les quita las cosas y, dada la premura del momento, las esconden en las alcantarillas. Lo hacen para sobrevivir”.

Foto: Crónica Uno / Mariana Mendoza
No solo los carros y las motos corren riesgo, es común que los transeúntes se caigan o tropiecen en las cavidades.

A metros de distancia, en una zapatería, se encuentran a la orden de los clientes Miguel Castro y Héctor González, quienes no hacen más que respaldar lo expuesto por Bonilla. Héctor mira hacia arriba mientras hace memoria y concluye que tiene años viendo las calles en mal estado: “Han estado haciendo unos trabajos últimamente. Sí se han hecho reclamos, eso es algo de la Alcaldía, tienen que estar al día supervisando”.

Por otro lado, Miguel atestiguó acerca de quienes guardan artículos para la venta informal en las aberturas de las aceras, ha visto cómo lo hacen quienes revenden alimentos, más que todo por Quinta Crespo, para que la policía no los descubra.

Foto: Crónica Uno / Mariana Mendoza
Las alcantarillas destapadas se han vuelto comunes en el paisaje.

A pesar de que el grueso de las quejas parece ser presentado por los residentes de la zona, la problemática no es ajena a los visitantes que pueblan la avenida cada día. Freddy Contreras es uno de ellos, vive en La California, pero se pasea por la Plaza Miranda por cuestiones laborales. Manifestó que el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez y el Gobierno del Distrito Capital, a cargo de Daniel Aporte, deben encargarse tanto del asfaltado y mantenimiento de las calles, como de la seguridad: “Esto es zona roja”, acotó, al tiempo que aseguró haber visto cómo “tipos de la mala vida” levantan las alcantarillas para meter lo que se roban.

Foto: Crónica Uno / Mariana Mendoza
Las aceras son una guillotina para los peatones.

Al hablar de soluciones, se le hace difícil contestar a Marcos Carpio, un joven empleado que, en tres años, fue testigo del daño progresivo en el asfaltado. Culpó tanto a ciudadanos como funcionarios: “Tenemos una responsabilidad y no cuidamos lo que tenemos”.

Mientras tanto, unas cuadras más abajo, el comerciante George Vikingo expuso su queja sin reservas: “Los funcionarios se hacen la vista gorda. Si ellos son mudos, ciegos y sordos, no hay solución. Hay que cambiar a los personajes por unos que estén pendientes de las llamadas de los ciudadanos”.

Fotos: Mariana Mendoza


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