Al no poder costear la entrada y el servicio de ron o vodka dentro los locales, los jóvenes prefieren reunirse en plena calle con una botella de anís.

Caracas. Esa época en la que los jóvenes iban tranquilos a las discotecas a rumbear, compartir con amigos o simplemente para distraerse quedó en el olvido. “He dejado de rumbear por dos factores principales, la inseguridad y lo costoso que se ha vuelto” comentó Luis Ponce de 21 años que es estudiante de Derecho en la UCV.

Los sitios de rumbas por excelencia en la ciudad son los locales ubicados en la urbanización Las Mercedes, donde la entrada de las discotecas cuestan entre 1.000 y hasta 3.000 bolívares, el servicio de ron o vodka se consigue entre 8.000 y hasta 12.000 bolívares, si se posee vehículo particular que lo vigilen puede salir en 1.000 bolívares mientras que una carrerita de taxi de noche no baja de los 1.500 bolívares.

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Las entradas a las discotecas cuestan entre 1.000 y 3.000 bolívares

Ponce confesó que “antes podía rumbear fácil con sólo 500 bolívares. Al mes podía salir casi todos los días del fin de semana. Ahorita eso es un lujo que muy poco se puede hacer. También depende de la disponibilidad del tiempo y mis ocupaciones. La última vez que salí a festejar fue en marzo por algo de la Universidad”.

Para quienes prefieren lugares un poco más tranquilo para conversar, cenar o tomarse unos tragos pueden visitar locales en Altamira y Bellas Artes, pero por la escasez que vive el país hasta en bebidas alcohólicas, solamente están trabajando con licores artesanales que los venden a partir de 7.950 bolívares la botella de litro.

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Las personas prefieren reunirse a cielo abierto

Los más arriesgados prefieren pasar el rato con una botella en plena calle y con la música del carro, eso se convirtió lo común en zonas como la Candelaria, la avenida Victoria y hasta la Baralt. Igualmente cerca de recintos universitarios es muy común observar a los jóvenes bebiéndose algo.

La historia de Anderson García también de 21 años de edad que es estudiante de comunicación social en la Ucsar no es muy diferente, indica que por el alto costo son pocas la veces que sale de rumba, “lo que ahora se hace son achantes en las casas de los panas, así uno se siente un poco más seguro y gasta menos plata, se compran entre todos dos botellas de anís y de gatorade, eso sale en 2.000 o máximo 3.000 bolívares”.

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“Se compran entre todos dos botellas de anís y de gatorade, eso sale en 2.000 o máximo 3.000 bolívares”

Asimismo, Jorge Vergara estudiante universitario de 20 años de edad, dice que “he dejado de rumbear tan seguido, la última vez gasté más de 10.000 bolívares y lo hice fue porque maté un tigre y pude darme ese lujo, pero de resto ya no se puede, hay que priorizar las rumbas frente a las necesidades reales de la actualidad”.

Las personas que solían asistir a funciones teatrales, también dejaron de hacerlo, pues la función más económica no baja de los 1.500 bolívares por personas.

Foto: Miguel González


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