Carlos David Vivas, de 19 años, recibió un tiro en el costado cuando caminaba a su casa, en el sector Los Mangos, con el paquete de alimentos.

Caracas.Mi hijo hasta se murió con hambre. Cuando hablé con él me dijo que tenía hambre y yo llevaba un queso y unas chuleticas para la casa.

Carlos Vivas dejó olvidada las bolsas donde llevaba esa comida cuando recibió una llamada en la camionetica: habían matado a su hijo.

A Carlos David Vivas Azocar, de 19 años, le dieron un tiro en el costado izquierdo luego de que le robaran la bolsa que distribuyen los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) que recién había comprado.

El martes 8 de mayo a la 1:00 p. m. bajó con su mamá al sector La Jota de La Vega para ayudarla. Luego ella se quedó hablando con unos vecinos y él se regresó a su casa, en el sector Los Mangos, con los alimentos.

En el camino lo abordaron dos hombres a bordo de una moto, le arrebataron la bolsa y al ver que él corrió, le dispararon.

Testigos vieron cuando uno de los presuntos delincuentes huyó por unas escaleras con un kilo de arroz en la mano y el otro se marchó en la motocicleta. Trataron de quitarle un anillo de plata y oro, pero no pudieron.

Una de sus hermanas y su novia se encontraban cerca y llegaron cuando el joven aún estaba con vida. No se había dado cuenta de que le dispararon y cuando cayó al piso les pidió que le dijeran a su mamá que la quería mucho, contó el padre.

Carlos murió en el sitio. Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) llegaron momentos después y allanaron varias viviendas, pero no dieron con los responsables.

Carlos David Vivas (suéter azul), tenía 19 años y un bebé en camino.

Presuntamente, una mujer y una menor de edad resultaron heridas durante los disparos, pero el padre de la víctima no tiene certeza de ello.

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Carlos (padre) trabaja cosiendo zapatos en Quinta Crespo y su hijo lo ayudaba. Son una familia humilde, que vive del sustento diario, razón por la que no tienen para costear los gastos fúnebres.

La urna, el traslado y los servicios funerarios cuestan 50 millones y la fosa en el Cementerio del Sur 18 millones.

No sé cómo vamos a hacer para pagar todo. Queremos enterrar a mi hijo y velarlo, se lo merece porque era un buen muchacho, un muchacho sano, soltó.

Pedirán una donación en la Alcaldía del municipio Libertador y esperan poder hablar para enterrarlo en la misma fosa donde reposa su abuelo paterno, quien falleció hace seis años.

La víctima dejó embarazada de tres meses a su novia. Esperaba que culminaran la remodelación en una pizzería donde comenzaría a trabajar.

No le deseo mal a nadie pero quiero que se haga justicia por la muerte de mi hijo. Que la policía agarre a esos hombres, porque mi muchacho era bueno.

Sus familiares presumen que los homicidas no son de la zona y que se esconden en algunos ranchos cercanos.

Fotos: Yohana Marra | Cortesía


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