Tras una gira por países de Europa y México, la exhibición que compila más de 100 pinturas del artista neerlandés y referente del postimpresionismo estará disponible hasta esta semana en el hotel Tamanaco.

Caracas. La exposición que muestra la vida y obra del artista Vincent Van Gogh en una proyección audiovisual de 360 grados está en sus últimos días. Estará disponible hasta el 23 de diciembre como una alternativa cultural válida, aunque un poco costosa, para disfrutar en esta semana.

Tras una gira por países de Europa con 16 millones de espectadores, el Sueño inmersivo de Van Gogh llegó al país y se instaló en una carpa del helipuerto del hotel Tamanaco, ubicado en Las Mercedes. El anuncio de la venta de las entradas a principios de octubre suscitó una ola de comentarios en redes sociales y emoción entre quienes la esperaron por años. Sin embargo, luego de su primera función las críticas de los internautas se dividen entre valoraciones positivas e inconformidades con la calidad y organización del evento.

El equipo de Crónica.Uno pudo asistir a la experiencia y acá deja un resumen de la exposición. 

Lo que se encuentran los visitantes

La exposición abarca tres salas principales instaladas en el helipuerto: la de realidad virtual, la habitación de los girasoles y el salón de los proyectores.

Un muro de parabanes en los que se narra cronológicamente la vida y obra de Van Gogh es la puerta de entrada a la exhibición una vez que se entrega el boleto, bien sea en físico o digital con una verificación del código QR. El staff de la empresa organizadora indica al principio del recorrido que los visitantes pueden movilizarse por las áreas que gusten con completa libertad. 

La experiencia no incluye una ruta guiada y se deja a elección de los espectadores el tiempo de permanencia en cada espacio, aunque la función tiene una duración total de 45 minutos. Las presentaciones están dirigidas a todo público y se permite la visita de grupos escolares en cualquier horario. 

En una de las salas hay un holograma en que un actor personifica a Vicent Van Gogh y narra en primera persona detalles del proceso creativo de sus más célebres obras. El audiovisual ahonda en los tropiezos de su vida marcada por la precariedad, la falta de reconocimiento y el progresivo deterioro de su salud mental hasta el día de su muerte el 29 de julio de 1890.

Al pasar de un espacio a otro los visitantes pueden encontrarse con una recreación tamaño real de Dormitorio en Arlés, un cuadro que Van Gogh pintó en el año 1888 y que, en esta exposición, invita al público a adentrarse en la sencillez de la habitación que ocupaba el artista cuando vivió en la ciudad francesa de Arlés.

En un corredor adyacente, que emula a una pequeña galería de museo, se ofrece un conjunto de réplicas de las pinturas más afamadas del pintor entre las que destacan: Retrato de Joseph Roulin (1889) y La iglesia de Auvers-sur-Oise (1890).

Una de las áreas más dinámicas y atractivas del montaje recrea un pequeño campo de girasoles artificiales que lleva a los espectadores a experimentar el efecto del color “amarillo cromo”, muy distintivo en el legado del pintor postimpresionista.

En esta zona inmersiva jóvenes, adultos y niños pueden captar con sus teléfonos y cámaras el efecto sensorial producido por el contraste de las luces blancas, amarillas, azules y verdes que se proyectan en el piso, en las paredes y en dos espejos que generan una ilusión óptica de amplitud. La banda sonora al fondo tiene melodías de Claude Debussy y del artista español Adrián Berenguer.

¿Vale la pena la experiencia inmersiva de Van Gogh?

La exhibición que compila más de 100 pinturas del artista finaliza con una proyección a gran escala en 360 grados de obras como: La Noche Estrellada (1899), Los Girasoles (1888), Trigal con Cuervos (1890) y Barcos en el Mar (1888).

Las pantallas en las que se reproducen las obras de piso a techo sumergen a los visitantes dentro de los cuadros que parecen cobrar vida. El ambiente cuenta con poltronas móviles para que los visitantes puedan tomar fotografías y sentarse. 

Al salir de la exposición hay zona de bar para disfrutar de aperitivos o tomar un café. También hay souvenirs de la experiencia como tazas, un kit de pintura y pequeñas libretas por un costo que varía entre los 5 a 20 dólares.

En definitiva, aunque la exposición instalada en el hotel Tamanaco dista un poco de las experiencias inmersivas hechas en otros países, por detalles en la instalación de los proyectores y el mobiliario, no deja de ser una una alternativa para entretenerse y conocer de forma básica la obra de Vicent Van Gogh. También es una buena opción para despertar en los más pequeños el interés por las bellas artes y compartir un rato en familia. 

Las entradas están disponibles a través de Maketicket.com y tienen un precio de 25 dólares.  Quienes deseen adquirir los boletos en físico debe asistir a las taquillas en el lobby Hotel Eurobuilding, Traki El Recreo y el Teatro Teresa Carreño.

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