El Gimnasio de Combate de Cuatricentenario ha sido desvalijado y a pesar de eso más de seis disciplinas deportivas entrenan en sus espacios. Pero las dos últimas gestiones del gobierno regional se han hecho la vista gorda, mientras los atletas suman medallas al país.
Maracaibo. El sueño de Leonarfel Quiroz comenzó cuando apenas tenía nueve años de edad. Habitante de uno de los barrios más vulnerables de Maracaibo, La Lechuga, luchó toda su vida por destacar en el deporte. Con 25 años de edad, es un atleta de alto rendimiento en la lucha de playa y ha sido siete veces campeón nacional.
Hoy dedica todo su tiempo a entrenar a las nuevas generaciones en esta disciplina deportiva en el Zulia, totalmente gratis, pero sabe que lucha contracorriente. Hace nueve años llegó al Gimnasio de Combate de Cuatricentenario y dice que las instalaciones eran totalmente diferentes.
Aquí nunca se había perdido nada desde el 2011 que inauguraron este espacio, cuando llegó la PNB a custodiar se llevaron seis unidades de los aires acondicionados. Luego pusieron a la Policía Regional y robaron las bombas de agua. Trajeron a los milicianos y se perdieron los cables de electricidad, las lámparas, los bombillos. Ya para ese momento no quedó nada que robar, pero al tiempo volvieron los milicianos y se robaron las brequeras y los cables de todo el complejo”, explicó.
La historia de vandalismo que acabó con las instalaciones comenzó en 2017 y se mantiene activa. El último robo fue en enero de este año. Para los atletas de beisbol, básquet, taekwondo, kikimbol, karate, judo y la comunidad en general que hace vida deportiva y de esparcimiento en el complejo, fue la estocada final.
Sueñan en la oscuridad
Inmersos en un calor sofocante por la falta de ventilación y la oscuridad del espacio, 10 jóvenes prospectos hacen su rutina de ejercicios en un colchón desgastado.
Entrenan todos los días, mañana y tarde porque tres de ellos participarán este año en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en la categoría escolar. Para ellos, esas condiciones no son más que un empujón para seguir adelante.
La falta de apoyo gubernamental hace más cuesta arriba alcanzar sus sueños. “Lo único que tenemos es el colchón, porque aquí no nos apoya nadie. Ha venido gente de la gobernación, porque esto es dependencia de ellos, y lo único que hacen es arrancar el monte de enfrente, nada más. Todas las gestiones son iguales”, criticó Quiroz.
Para el entrenador, mantener arriba el ánimo de sus muchachos es fundamental. Explica que la preparación que tienen es durante todo el año porque sus atletas participan en varias competencias nacionales, así que decaer no es una opción.
Cuando nos toca viajar, nos costeamos todo, los pasajes van desde los 100 dólares y la comida la resolvemos con pan. Gracias a Dios me conoce mucha gente y en cada estado que visitamos siempre hay un amigo que nos da hospedaje en un rincón de su casa. A pesar de las condiciones que tenemos, aquí se forman los mejores atletas del Zulia y eso no es tomado en cuenta”, dijo.
Lucha de luchas
Mientras le indicaba a sus alumnos la próxima rutina de ejercicios, el entrenador reveló que han pedido ayuda económica a instituciones y empresarios, pero no han tenido respuesta. Por eso los representantes de cada uno van reuniendo de a poco para costear los pasajes de los deportistas y hacen potazos. Pero a la hora de competir también hay dificultades.
“La mayoría de los muchachos son de barrio, humildes. Algunos vienen a los entrenamientos sin comer y se desmayan por eso, además del calor. No tienen zapatos. Para ir a competencia solo tenemos tres pares de botas y las vamos rotando, pero a veces nos toca pedir prestado a otros compañeros”, reveló.
En el caso de las trusas, que es el uniforme especial para esta disciplina, se las hace una costurera sin cobrarles nada, porque no tienen para traer las originales del exterior.
“Comemos lo que hay en casa”
Cumplir una dieta para entrar en el rango de peso requerido en cada competencia de los atletas de lucha también es duro.
Nelexys Villarreal practica lucha desde hace seis años. Llegó al palacio de combate por curiosidad y se quedó. Con 16 años de edad ya es tres veces campeón nacional con medalla de oro y bronce, ahora se prepara para los Juegos Centroamericanos.
Estoy a punto de cumplir mi sueño, que es representar a Venezuela. Me estoy preparando para el primer chequeo, siento que esta es mi gran oportunidad, pero también es cierto que cumplir con la alimentación es difícil, comemos lo que hay. A veces me desanima estar en estas condiciones, pero mi familia me apoya y nosotros nos hemos mentalizado en que esto es lo que hay y tenemos que aprovechar lo poco que tenemos”, cuenta el joven en medio de su entrenamiento.
Alexandro Fonseca se está preparando para el Campeonato Nacional Sub 20. Pesa 55 kilogramos y necesita subir dos kilos más, pero confiesa que se le ha hecho difícil porque en casa han reducido las porciones para lograr las tres comidas del día.
“Entre más dificultad uno pase, más ganas le dan de echarle ganas a esto que es lo que uno ama. Ahorita me siento mejor todavía, porque ya vengo con una competencia encima y ya me demostré que puedo. Y esto también lo voy a lograr, por mi mamá, para seguir siendo su orgullo”, dijo el estudiante de bachillerato.
Quiroz explicó que en este tipo de disciplinas deportivas cumplir con una dieta adecuada es vital, pero también casi imposible, como se debería. Por eso, aunque sus alumnos coman lo que pueden, él ha hablado con sus padres para hacer sustitutos de proteína, reducir porciones o cambiar carbohidratos.
Migración y situación país
Antes de la pandemia y la ola de robos en las instalaciones del complejo deportivo, solo esta disciplina tenía más de 60 atletas de alto rendimiento. En la actualidad, la mayoría está fuera del país, la situación económica los obligó a emigrar a Colombia y Chile, mayormente.
Se fueron atletas muy buenos, campeones que hicieron aportes importantes al medallero venezolano. Ahora venden fruta o hacen trabajos de albañilería en otros países, son muy pocos los que siguen en el deporte. Lamentablemente, no les quedó otra”, lamentó Quiroz.
El entrenador confesó que en su caso no han cesado los ofrecimientos para irse del país, sobre todo después de quedar como mejor entrenador en los Juegos Centroamericanos de Santa Marta-Colombia. Pero él se niega a irse y dejar lo que con tanto amor hace.
Dice que a pesar de tantas dificultades el sueño de llegar a lo más alto del pódium está intacto. No niega la frustración e impotencia que ciertas situaciones le producen como ir a competencias solo con pan y agua en el estómago y dormir en los terminales de autobuses, pero está seguro de que todo valdrá la pena cuando uno de los atletas de lucha levante el tricolor nacional en otro país.
El Potro, como cariñosamente le dicen sus alumnos, dijo que es un prospecto para participar como entrenador en los Juegos Olímpicos de la Juventud que serán en Estados Unidos en 2025. Este es un sueño que guarda en el corazón desde los nueve años y además participarán tres atletas más de su grupo de alumnos, que ya son campeones nacionales.
Mientras tanto parece que el brillo de ninguna medalla es suficiente para que el gobierno regional atienda este espacio donde a diario se concentran más de 500 personas.
La falta de alumbrado, el monte, la basura y la inseguridad son los que reinan en el complejo deportivo más grande del oeste de Maracaibo. La indolencia y el silencio de los responsables de recuperarlo sepultan poco a poco el deporte regional.
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