Callejón San Pedro de Ruperto Lugo parece polvorosa remojada

La madrugada de este miércoles ocurrió un derrumbe parcial que afectó parte de la entrada de una casa y puso en riesgo a otras cuatro viviendas.

Caracas. Una historia sin fin es lo que viven cinco familias ubicadas al final del callejón San Pedro de Ruperto Lugo en Catia. Desde 2010 se la pasan en una constante zozobra debido a los deslizamientos de tierra.

Hace seis años, el derrumbe de un terraplén se llevó por delante varias casas —algunas de ellas con más de dos pisos— y las que resistieron el embate resultaron severamente afectadas en sus bases.

Los vecinos quedaron completamente aislados: sin calle y sin servicios. La oferta que recibieron en ese momento fue trasladarlos a refugios. También les prometieron que construirían un edificio en la misma zona para reubicarlos.

Crónica Uno
Los vecinos colocaron una lona para evitar que el agua siga lavando la tierra.

“No dejamos nuestras casas. Nos quedamos a todo riesgo, reinstalamos las tuberías e hicimos un camino con el material que quedó de las viviendas destruidas por el derrumbe. Pero en todo este tiempo no hemos visto que hicieran el edificio. Tampoco le han hecho seguimiento a nuestros casos. Si nos hubiésemos ido todavía estuviéramos metidos en albergues”, dijo Juan Ravelo, con 57 años en la zona.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
Una caverna de más de un metro de alto se formó debajo de una de las casas.

La madrugada de este miércoles 14 de septiembre, un estruendo despertó a los residentes. Los perros no se cansaron de ladrar y cuando los vecinos se asomaron a sus puertas vieron cómo se desprendía un pedazo del cerro.

La sala de la casa del señor Juan —de aproximadamente cuatro metros de largo— quedó en el aire. Por debajo de la placa se observó una caverna de más de un metro de alto. Sus familiares ya no quieren estar en esa parte de la vivienda pues las grietas se hicieron más profundas. Incluso hay un pared desde donde se puede ver la cocina de la residencia contigua que, dicho sea de paso, está en peores condiciones.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
Más de 20 centímetros tiene esta grieta.

Ahí vive Yorbery Espinoza con su esposo y su hija. Ella tampoco usa esos espacios porque a través del piso puede ver el barranco. Las mediciones en las paredes dan cuenta de los milímetros que gana la grieta más grande, la cual —según dijo— pasa ahora de los 20 centímetros. “Y con el derrumbe reciente creo que el peligro es mayor”, destacó.

Wilmer Brea, también afectado, comentó que se comunicaron con Protección Civil-Caracas pero no hubo respuesta a sus llamados: “Nos sentimos en peligro y aislados. Estamos como en el 2010, creo que no vamos a dormir de ahora en adelante. Estamos pendiendo de un hilo y las autoridades no se dan por enteradas”.

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Este miércoles, en horas de la tarde, un grupo de vecinos colocó una lona en el borde de la vivienda más afectada para proteger la tierra de las lluvias.

“Si nos hubiesen hecho el muro de contención que plantearon en 2010, incluso delante de funcionarios del Ministerio de la Defensa no estuviéramos en estas condiciones. Las casas están más débiles y aquí puede ocurrir otra tragedia más. Al irse una casa se van las otras ,como efecto dominó”, destacó Brea.

Estas personas denunciaron que en 2010 no les entregaron sus certificados de Alto Riesgo. Pero sí les dijeron que en esa zona, que comunicaba con el barrio San Isidro, no se iba a invertir un saco de cemento más.

Foto: Crónica Uno / Miguel González
Las grietas son tan profundas que se puede ver el interior de otra casa.

Pidieron con urgencia que las autoridades locales atiendan sus casos. “No es la primera vez que ocurre un deslizamiento. Ellos saben que esta es un área que estaba en el decreto de emergencia y aun así nos dejaron abandonados”, comentaron con preocupación.

Fotos: Miguel González

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