Personal que labora en el principal centro asistencial del estado Anzoátegui afirma que a las autoridades del recinto poco les importa lo que les pueda suceder mientras realizan sus labores. Falta de equipos de bioseguridad, alimentación y la escasa vigilancia epidemiológica que mantienen sobre ellos, en especial los que se desempeñan en el área COVID-19, son las razones que les llevaron a trabajar a media máquina.
Barcelona. A media máquina. Así decidió desarrollar sus labores el personal obrero y camilleros del hospital Luis Razetti de Barcelona. El motivo de tal decisión: la ausencia de equipos de bioseguridad para la protección contra la COVID-19.
La muerte la semana pasada del camillero Pablo Márquez fue lo que el gremio catalogó como “la gota que rebasó el vaso”, y más cuando aseguran que el deceso del trabajador ocurrió por la falta de atención y diagnóstico oportuno de la enfermedad.
Edison Hernández funge como delegado de prevención del principal centro asistencial del estado y sostiene, con informes en mano, que las autoridades del que también es centro centinela en la batalla contra el coronavirus, saben de las solicitudes realizadas para la dotación de los equipos de protección personal (EPP), pero la respuesta ha sido nula.
Un primer pedimento, afirmó Hernández, se realizó en febrero pasado cuando ya la pandemia estaba afectando a países vecinos como Colombia y Brasil. Las otras solicitudes refrendadas por los trabajadores del hospital se realizaron el 25 de mayo, el 27 de julio y una nueva, efectuada la mañana de este miércoles 16 de septiembre.
Además de los llamados EPP, los empleados exigieron la incorporación de un médico ocupacional para la revisión de los trabajadores, reparación de los ascensores de servicio, la realización de pruebas PCR mensualmente y dotación de alimentos de calidad para quienes se desempeñan durante las guardias.
Somos personal desechable, hemos realizado todas estas solicitudes y la respuesta que recibimos es nula. Lo que nos pase a los trabajadores de mantenimiento y a los camilleros no le importa a las autoridades del hospital. Los únicos que reciben los equipos ‘chimbos’ de seguridad que envían son los trabajadores del área COVID-19, pero es como si no tuviesen nada porque los trajes de bioseguridad no son impermeables, hay que reutilizar los tapabocas, para hacernos una prueba PCR es un viacrucis y sin conocer los resultados nos obligan a trabajar”, dijo.
A la buena de Dios
Hernández sostuvo que luego de “tanto reclamar”, hace dos meses lograron realizarles pruebas PCR a un grupo de empleados (enfermeras, personal obrero y camilleros). Sin embargo, afirmó que dos camilleros y cinco enfermeras resultaron diagnosticados con la sintomatología asociada al coronavirus en el lapso y aún desconocen los resultados de los análisis realizados en aquella oportunidad.
“Yo estuve en el grupo de trabajadores a los que nos hicieron la prueba y esta es la fecha que no sé el resultado. En ese trayecto el compañero Pablo Márquez murió y no se le prestó la atención médica debida, él (Márquez) estuvo en el hospital de Guaraguo, lo enviaron a su casa y luego tuvo que regresar porque seguía en malas condiciones. Los centros asistenciales son alta fuente de contagio y nosotros que estamos expuestos queremos que esas pruebas nos las hagan mensualmente, además de otras evaluaciones por cualquier patología”, manifestó.
Deborah, así pidió identificarse una de las enfermeras que labora en el recinto asistencial, respaldó los señalamientos realizados por Hernández al indicar que quienes gerencian el hospital los tratan peor que a los perros, al proporcionarles un menú no apto para el consumo humano.
Nos tratan como si fuésemos perros, lo que nos dan es una arepa mal hecha con una sardina recalentada y esa es la comida para una jornada que fácilmente alcanza más de 15 horas. Gracias a las fundaciones es que hemos podido ingerir alimentos decentes, pero sabemos que ellos hacen de tripas corazón para traernos un bocado de alimentos. Así no se puede luchar contra una enfermedad como esta, ni contra nada”, sentenció.
Hernández indicó que tras la entrega y posterior reunión con la dirección del hospital encabezada por la doctora Tibisay Triana, las autoridades reconocieron la situación y se comprometieron a solventar varias de las solicitudes hechas por el personal.
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