Un kilo de caraotas negras cuesta seis millones de bolívares en los mercados populares de Lara, motivo por el cual los guaros se han visto en la necesidad de comprar de a medio kilo o menos, rendir con agua y mucho arroz, pues otras fuentes de proteínas, como la carne y los huevos, son difíciles de incluir en la dieta diaria. Los campesinos afirman que es exagerado el costo de producción, por lo que ha disminuido el trabajo agrícola y se incrementa el número de tierras ociosas.

Barquisimeto. Lo que antes era una solución para las familias de bajos recursos, ahora se convirtió prácticamente en una comida gourmet: las caraotas negras. Estas leguminosas, de producción muy frecuente en el estado Lara, en la actualidad se encuentran por las nubes, ya que, de acuerdo con los agricultores, hoy en día hay menos siembra de este grano para el consumo, lo que hace que su valor aumente considerablemente.

En cualquier bodega de alguna zona popular de Barquisimeto, así como en los abastos, las caraotas a granel se pueden conseguir en 7,5 millones de bolívares el kilo, mientras que las empacadas tienen un precio de 4,99 millones en su presentación de medio kilo. Mientras, en los mercados populares se pueden conseguir en 6 millones de bolívares.

Mercedes Peña, obrera jubilada, aseguró que desde hace más de dos años eliminó las carnes de su dieta por no poder costearlas, y que ahora tampoco puede comprar las caraotas, otrora llamadas “la comida del pueblo”.

“Ahorita será que me meteré a vegetariana, porque es lo único que puedo comprar con mi sueldo y mi pensión”, dijo, y se preguntó cómo va a resolver por lo menos su almuerzo diario.

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Una cosecha de caraotas se logra en tres meses. Foto: Cortesía Agro Lara

Otros habitantes de Barquisimeto han optado por ir a los mercados populares, pues consiguen productos más económicos, pero no las caraotas. Se bandean con frijol chino, frijol blanco y hasta arvejas, granos que aseguran eran más costosos que la misma caraota; y en estos mercados compran lo que pueden y lo que alcance según el bolsillo, ya que los comerciantes se han adaptado a la situación y prefieren vender hasta menos de un cuarto de kilo de las leguminosas a perder sus productos o a la clientela.

“Pero el problema no es solo que pueda comprar las caraotas o las lentejas. Es que también tengo que pensar con qué acompañarlas, porque no me las puedo comer solas”, expresó Peña. Así que, aseguró, debe también incluir en esa lista el arroz, que se consigue en 1,9 millones de bolívares el paquete de un kilo, o la pasta que la compran en 1,75 millones el medio kilo. La harina de maíz tiene varios precios, dependiendo de la marca y la calidad, y en el mercado se puede conseguir a entre 2,17 y 3,48 millones de bolívares.

Debido a la hiperinflación que se vive en Venezuela, los alimentos se están vendiendo con base en el dólar, y los precios varían significativamente día a día. Los comerciantes aseguran que a ellos también les afecta la crisis económica y no tienen otra alternativa que calcular los precios de los productos que venden en moneda norteamericana.

Ramón Torres, por su parte, dijo que en su casa compran granos porque rinden más que otros alimentos.

Antes comprábamos de diferentes tipos, pero ahorita solo caraotas o lentejas, y nos resolvemos con los frijoles chinos que trae la bolsa Clap. La carne ni se diga, y las caraotas se pusieron igual de caras que la carne. En mi casa siempre teníamos caraotas en la nevera, eso nos sacaba del apuro, pero ahora ni eso”, señaló.

Afectados producción y productores del campo

La mayoría de los agricultores coinciden en que la producción agrícola va en declive. El estado Lara, con una diversidad de clima y suelos que permiten una gran variedad de cosechas de diferentes rubros, ha disminuido su actividad agrícola.

“Las limitantes para sembrar ese y todos los cultivos son muchas. Principalmente, la situación país, que no permite producir casi nada”, afirmó Epifanio Yépez, productor de caraotas del municipio Morán.

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Un kilo de semillas de caraotas cuesta tres dólares. Foto: Cortesía Agro Lara

Añadió que la falta de combustible, de buenos insumos y los costos no se ajustan a la realidad del campesino: “Porque los precios a los que nosotros vendemos están muy por debajo de lo que persigue el consumidor y aunque se diga que están muy caras, la realidad es que no se pueden producir”.

Una cosecha de caraotas se logra en tres meses y para producir una hectárea se necesitan 25 kilos de semilla certificada, seis horas de preparación de la tierra con tractor, ocho sacos de fertilizante, dos litros de herbicida, un litro de insecticida y otro de fungicida. Sume eso, sin incluir la mano de obra y el combustible”, detalló el productor agropecuario.

Destacó que hace cinco años producía ocho hectáreas y hoy, si acaso, siembra una hectárea.

Todo en dólares

Yépez contó que todos los insumos se los venden en dólares, por ejemplo, la semilla vale tres dólares el kilo, el fertilizante cuesta 40 dólares, el herbicida vale 30 dólares y el flete se los cobran en 30 dólares.

Esos materiales suman un aproximado de entre 730 y 750 dólares y, de acuerdo con Yépez, se pudiera lograr una buena producción de 1000 kilos, pero acotó que hay que pagar 15 % para el dueño de tierra si no se es propietario y 10 % de la cosecha por la apropiada. Es decir, quedarían 750 kilos de caraotas para vender.

“Eso es la realidad. Por eso es que no se produce, no es que no queremos, es que no podemos más”, lamentó.

Asimismo, alertó de que, si los productores agropecuarios continúan con esa situación, la producción del campo podría llegar a cero para la venta y producirían a duras penas la comida para su consumo familiar.

Con esta situación, en Lara cada día es más difícil mantener la agricultura y aumenta la pobreza de los productores y su familia, así como la cifra de tierras ociosas.

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