Comedor La Isla de Las Casitas resuelve el almuerzo a 80 vecinos de la parroquia La Vega

La Isla

El comedor, creado en el sector La Isla de Las Casitas de La Vega en 2016, ofrece un almuerzo balanceado a 80 personas, en su mayoría niños de la zona y adultos mayores con limitados recursos económicos.

Caracas. Mary Rodríguez vive en los bloques de La Vega con tres nietos de nueve, diez y doce años de edad a su cargo, dos en etapa escolar y uno en el liceo. Creyente en Dios agradece que desde el miércoles los tres niños forman parte del comedor La Isla de Las Casitas del programa Alimenta la Solidaridad. Son 80 personas que reciben un almuerzo diario.

El comedor Juana Estrada N° 26, ubicado en la parte alta de La Vega, también dirigido por el programa, no funciona desde diciembre por problemas de salud de su encargada. Por su situación económica, a algunos de los beneficiarios los transfirieron al comedor de La Isla Las Casitas para que sigan recibiendo una comida balanceada.

“La familia nos apoya con el salado. Es una bendición recibir una buena comida al día, el desayuno y almuerzo uno resuelve”, dijo Mary Rodríguez.

80 beneficiarios

En 2016 la ONG Alimenta la Solidaridad creó el primer comedor comunitario en la Escuela Andy Aparicio de la parte alta de La Vega.

Ingresaron 10 niños del sector La Isla de Las Casitas, entre ellos un hijo y dos nietos de Yudith Arcia. Ella apoyó como representante en la preparación de 300 comidas diarias. Un día le preguntó al padre Alfredo Infante, quien en ese momento estaba a cargo de la parroquia San Alberto Hurtado, y a Roberto Patiño, creador del referido programa, sobre la posibilidad de fundar un comedor en su sector y a los tres días le dieron una respuesta positiva.

Ese mismo año, el 15 de septiembre comenzó a funcionar en el sector La Isla de Las Casitas este comedor que atiende las necesidades nutricionales de habitantes de la parroquia La Vega. Actualmente, Yudith Arcia y Laura Mendoza están al frente y a diario ofrecen un almuerzo balanceado a 80 personas, en su mayoría niños de la zona y adultos mayores con limitados recursos económicos.

El comedor de La Isla es al aire libre, al lado del tanque, con Yudith Arcia, Morela Romero, Josefina Alcalá y Laura Mendoza, quien se inició como representante y poco a poco aprendió y se involucró en las actividades. El menú es enviado por un nutricionista y los alimentos llegan una vez a la semana. Y cada seis meses realizan jornadas de control de talla y peso a todos los beneficiarios del programa.

Esta experiencia comunitaria ha sido visitada por personas de otras zonas populares para conocerla. El año pasado estuvo a punto de cerrar el programa por insuficiencia de recursos; sin embargo, Laura Mendoza consiguió un “padrino” en la fundación española Corazón de Titán y no tuvo que reducir el grupo.

Invitados a cocinar

El jueves, Laura Mendoza hizo realidad el sueño de invitar a una persona externa al comedor para que cocinara para los niños. Su primer invitado fue el trabajador social Cruz Roa, integrante del equipo Redes de Espacio Público. La semana anterior, estuvo en la pintura del mural y en la jornada apoyó en la elaboración de la sopa que se degustó ese día.

Roa se encargó de la preparación de seis kilos de arroz y diez pollos. Yudith Arcia hizo la ensalada rayada de zanahoria y repollo y una representante, Katherine Alvarado, el jugo tres en uno -zanahoria, remolacha y naranja- para los comensales. Al mediodía, llegaron los niños con sus viandas, unos se retiraron a sus casas con la comida de los hermanos pequeños y otros se sentaron a comer.

A partir de la experiencia con la ONG Espacio Público, Laura y Yudith se proponen invitar cada quince días a una persona o institución al comedor a cocinar para la población beneficiaria. Y en forma conjunta con los vecinos que se encontraban en el comedor le pusieron nombre a esta futura actividad: Cocinando en La Isla con…

Después del almuerzo, un pequeño grupo se reunió con Cruz Roa para conversar sobre el mural que la semana anterior se pintó en el tanque. A los niños les llama la atención los colores y los elementos que se plasmaron para el mensaje:

¡Abraza la vida! No seas débil y esclavo. Tú decides lo grande que puedes ser… en el camino que te queda por recorrer”.

Los niños conocieron que el mural fue el cierre de un proceso de formación en derechos humanos que recibieron vecinos de La Vega en la escuela Andy Aparicio, mediante un acercamiento de Espacio Público con la parroquia San Alberto Hurtado. Ellos mencionaron que tienen derecho al descanso, recreación, educación, deporte, alimentación y salud.

Fotos: Cruz Roa/Norma Rivas

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