Con opacidad, largas colas y madrugonazo vacunan contra la COVID-19 en el hospital de Los Magallanes de Catia

vacunación

Este lunes vacunaron un estimado de 600 personas en el hospital Dr. José Gregorio Hernández, de Los Magallanes de Catia. No hubo priorización. Se inmunizaron personas de 85 años o más y hasta un dirigente político de 38 años, sin aparente patología que lo calificara dentro de los grupos prioritarios.

Caracas. Desde afuera, frente a la estatua del Dr. José Gregorio Hernández, un grupo de aproximadamente seis personas de la tercera edad esperan por información sobre la vacunación contra la COVID-19. Apoyados en los tubos de una reja del hospital que lleva el nombre del beato, en Los Magallanes de Catia, cuando ya eran las 2:00 p. m. solo sabían que minutos antes un alto cargo del hospital había mandado a retirar a las personas de la cola porque supuestamente ya no quedaban más vacunas. “No, a esta hora ya no hay chance”, exclamó uno de ellos.

Desde la reja el panorama del hospital hacía pensar que estaba solitario. Sin embargo, a lo lejos se escuchaba un bullicio inentendible. Se podía ver una escalera desde la que ocasionalmente bajaban una o varias personas, cada una sosteniendo un pedazo de algodón que tapaba un área específica de uno de sus brazos. Eran personas que habían sido vacunados con una primera dosis de la Sputnik V.

Sobre esta jornada de vacunación anti COVID-19 no hubo información oficial. Ningún vocero del gobierno de Nicolás Maduro informó ni a través de medios públicos o privados ni por redes sociales que en el hospital de Los Magallanes de Catia se podría inmunizar quien quisiera.

Las últimas dosis de Sputnik V llegaron al país el pasado 3 de mayo. Un sexto lote de 50.000 vacunas que completaron 930.000 dosis que en total han llegado al país: 430.000 de Sputnik V y 500.000 de Sinopharm. Esos son los datos que se conocen de forma pública. Aunque el gobierno de Nicolás Maduro asegura que han ingresado al país 1.480.000 dosis.

“Agradecemos a la Federación Rusa por el envío de estas 50.000 dosis para continuar con las diferentes jornadas de vacunación en los sectores priorizados y de esta manera lograr la inmunidad de rebaño”, dijo este lunes, el ministro de Comunicación, Freddy Ñáñez, durante el reporte diario de la Comisión Presidencial para el Control y la Prevención de la COVID-19 en Venezuela.

El 3 de mayo, Carlos Alvarado, ministro de Salud, recibió el sexto lote de vacunas rusas en Maiquetía, desde allí aseguró que esas nuevas dosis serían para inmunizar a más trabajadores de salud y adultos mayores de más de 60 años, con dos o más enfermedades asociadas. El gobierno de Maduro asegura que en el país existen 360.000 trabajadores sanitarios, mientras que organizaciones no gubernamentales como Monitor Salud calculan que son 400.000 en total.

En el piso 1 del hospital de Los Magallanes de Catia, en el departamento de Servicios Ambulatorios, vacunaron contra la COVID-19 durante este lunes 17 de mayo. La cola comenzó mucho antes del amanecer, a eso de las 2:30 a. m. Se podía vacunar quien estuviera en la fila o anotado en alguna lista, no había priorización por sectores etarios o por grupos de riesgo. No pedían el llamado carnet de la patria, solo la cédula, ni tampoco había que pagar.

Ni distanciamiento ni ventilación se observaron en los pasillos de Los Magallanes de Catia. Foto: Ivanna Laura Ordóñez.

Una doctora del hospital, la cual prefirió no identificarse, aseguró que la inmunización comenzó el pasado lunes. Mientras que Juan Hernández, quien se identificó como director nacional de la Defensoría de Salud, aseguró que hasta este lunes alcanzaron las vacunas para un estimado de 600 personas, y que será hasta el próximo viernes cuando vuelvan a llegar más dosis para reanudar la vacunación.

Leslie llegó a las 3: 00 a. m. Logró vacunarse doce horas después. En la tarde, ella misma, sin ser empleada del centro de salud, se encargó de anotar a las últimas personas que esperaban desde piso 1 por vacunas.“Yo llegué a las 4:00 a. m. y todavía estoy aquí”, “Yo estoy desde las 5:30 a. m.”, “esto es falta de organización, cómo nos van a decir ahorita que ya se acabaron las vacunas”, era lo que se podía escuchar entre el bullicio. No había distanciamiento y todos caminaban desconcertados de un lado a otro.

Finalmente, uno de los empleados del hospital indicó que aún quedaban algunas dosis y que serían solo para las personas que estuvieran presentes y que, además, estuvieran anotados en la lista que tenía Leslie en sus manos. “La joven tiene la lista, háganle caso a ella. Y denle gracias a José Gregorio Hernández”, gritó el señor canoso de franela roja, quien al parecer es parte de la seguridad del hospital.

Leslie fue recitando cada nombre que aparecía en la lista para corroborar que estuviera presente en la única cola que había, la cual era una mezcla entre una que otra persona de la tercera edad y una evidente mayoría más joven de entre 40 y 20 años. Entre los nombres que mencionados resaltó el de Pedro Méndez, dirigente político del partido Primero Justicia en el municipio Sucre, quien tiene 38 años y ninguna patología aparente previa; “gracias a Dios”, dijo sobre su estado de salud luego de ser inmunizado. Méndez aseguró que llegó a las 4:00 a. m. luego de que un familiar le comentó que estaban vacunando en Los Magallanes.

En la reja que separaba la cola del espacio donde tomaban los datos de las personas, y les entregaban la tarjeta de vacunación, estaba otra persona con chaqueta y boina negra, más un radio transmisor en su cintura. “Ese señor estaba coleando gente, él es trabajador del hospital”, aseguró Leslie, quien no pudo precisar el nombre del trabajador. De igual forma, denunció que Mercedes Ruiz, otra trabajadora del hospital también estaba creando listas paralelas.

vacunación
Aunque el cartel reza que no hay información sobre vacunas, los asistentes sabían que estaban vacunando contra el coronavirus.

“Bastante rápido, pero me dijeron que no podía decir mucho”, expresó una joven, quien prefirió no decir su nombre a Crónica.Uno, mientras bajaba las escaleras luego de ser vacunada al igual que cuatro de sus familiares, entre ellos su abuela de 81 años. “Ya estábamos anotados. Ya estaban hechas las tarjetas, venimos del este. No te puedo decir más. Me dijeron que no hablara con nadie”, añadió antes de salir del hospital luego de haber llegado dos horas antes.

—Toma, esto es para ustedes.
—Cónchale, gracias por acordarte de nosotros.

Una persona que recién había salido de vacunarse entregó dos refrescos y un paquete de galletas a una de las empleadas del hospital que controlaba el acceso hacia el área donde toman los datos personales. Así como él, otros hacían lo mismo.

Leslie fue a vacunarse con sus dos suegros. “Me enteré porque una amiga vino el jueves y me contó su experiencia y me dijo: ‘No pierdas la oportunidad”. Así se enteró de la vacunación. “Gracias a Dios ellos pudieron vacunarse más temprano, porque la cola de la tercera edad era un poco más corta”, explicó la joven de 32 años, quien venía de Baruta.

Pablo, que llegó a la cola a las 4:00 a. m., dijo que mucha gente prefirió irse porque “había mucho coleado”. El señor de 64 años aseguró que vio una lista donde la mayoría de las personas registradas venían a vacunarse desde el estado Miranda. “Cuando vi la gente la mayoría era de Miranda, uno solo de Macuto (Vargas) y de Caracas no vi a nadie”, dijo Pablo, quien se quejó de que en hospital no había baños habilitados “Aquí están viniendo más de 600 personas y no hay baños disponibles, estamos desde las 4:00 a. m. aguantando las ganas de orinar”, añadió.

Desde la madrugada comenzó la fila para esperar la vacunación en Los Magallanes de Catia. Foto: Ivanna Laura Ordóñez

Pero a los alrededores del hospital no todos sabían que allí estaban vacunando contra la COVID-19. “¿Están vacunando a los bebés?”, fue lo primero que preguntó Karen Bustamante. La mujer de 34 años llegaba de su trabajo y apenas se estaba enterando de la vacunación contra el coronavirus en Los Magallanes de Catia, a pesar de tener toda su vida viviendo en la comunidad.

Es la primera vez que escucho eso. Me estoy enterando. Yo vivo detrás del hospital, en el callejón El Placer. Tengo 34 años viviendo aquí”, añadió Karen. En su casa, específicamente su mamá es quien necesita vacunarse con prioridad. “Es una señora de 58 años, pero ella es diabética e hipertensa. Sería bueno que se vacunara”.

Samanta, otra habitante de la zona, sí sabía que en el hospital que queda al lado de su casa estaban vacunando, pero pensaba que solo era para las personas mayores. “No sabía que era para todos. Sí sé que mi bisabuela de 85 años pudo vacunarse hace aproximadamente una semana y le tocó hacer una cola larguísima”, relató la vecina de la torre tres de Los Magallanes de Catia.

El ministro de Salud declaró el pasado 12 de abril que en el país, hasta ese momento, habían sido vacunados contra la COVID-19, al menos con una sola dosis, 230.000 trabajadores de la salud. Ese es el último dato oficial que se conoce al respecto. Sin embargo, hasta finales de marzo, según el informe de la OCHA sobre Venezuela, solo 98.000 trabajadores sanitarios habían sido inmunizados, luego el 5 de abril, Alvarado aseguró que iban 200.000.

El ritmo de vacunación de Venezuela es el más lento de la región. Por cada 100 habitantes, solo se han administrado 0,8 dosis de vacunas contra el coronavirus, de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud, mientras que Paraguay lleva un ritmo de 1,7, Ecuador: 4,5 Perú: 4,8; Bolivia: 6,4; Colombia: 9,4, Guyana: 14,4; Argentina: 16,9; Brasil: 19,4, Uruguay: 51,9 y Chile: 76,1.


Participa en la conversación