Constituyente y presidenciales, las únicas hojas de parra que le quedan al Gobierno (I)

Constituyente y presidenciales, las únicas hojas de parra que le quedan al Gobierno (I)

El politólogo Miguel Martínez Meucci afirma que los negociadores de Maduro no ceden en esos dos aspectos porque se abriría el paso para su salida del poder. Crónica.Uno preparó un seriado con expertos en negociación y opinión pública que analizan la mesa de negociaciones a un mes de su instalación.

Caracas. Este jueves se cumple un mes de la instalación de la mesa de negociación entre el Gobierno y la oposición en República Dominicana sin que las partes lograran alcanzar un acuerdo. Desde la tercera ronda de conversaciones, realizada entre el 11 y el 13 de enero, las partes no lograron avanzar mucho más.

Fuentes cercanas a las conversaciones contaron a Crónica.Uno de manera extraoficial que los puntos en los cuales habría consenso son: la renovación parcial del Consejo Nacional Electoral (CNE) logrando un directorio equilibrado; la liberación de más presos políticos, además de los 44 de diciembre; y la apertura de un canal humanitario sería coordinada por ambas partes. Incluso sobre la restitución de competencias de la Asamblea Nacional (AN) se fijaron algunos mecanismos. También se habría logrado acercamiento en torno a la petición del Gobierno de exigir el cese de las sanciones que impiden a Venezuela hacer negocios con empresas y particulares estadounidenses y canadienses.

¿Los puntos de tranca? Las exigencias de la oposición de que se desmonte la fraudulenta Asamblea Constituyente y se convoquen unas elecciones presidenciales con garantías y apego a la legalidad. Aunque sobre este último punto, en el papel de trabajo mostrado a los medios por Jorge Rodríguez el pasado 18 de enero, se apreciaba que la fecha de las elecciones se fijaría de mutuo acuerdo para el segundo semestre del año y que se permitiría la observación internacional.

Esta semana las partes acordaron regresar a Caracas, consultar a sus aliados sobre los avances y volver a reunirse el lunes 5 de febrero o antes si es posible, para firmar un acuerdo con base en los puntos señalados o dar por cerrado este capítulo de negociaciones en Dominicana.

Ceder sería un lujo

Miguel Martínez Meucci, politólogo, experto en negociación y pacificación, exprofesor de la Universidad Simón Bolívar y actual profesor de la Universidad Austral de Chile, ofreció a Crónica.Uno sus perspectivas de este proceso de diálogo, vía correo electrónico.

A su juicio, el Gobierno no ha querido ceder a las peticiones de unas elecciones transparentes y el desmontaje de la Constituyente porque ello abriría francamente la posibilidad de su salida del poder.

Permitir unas elecciones dignas de tal nombre significaría prácticamente perderlas; por eso no pueden permitir una composición decente del Consejo Nacional Electoral, ni la plena habilitación de candidatos y organizaciones políticas, ni una revisión del Registro Electoral, ni el voto sin trabas desde el extranjero, ni observación internacional independiente ni otros aspectos que garantizarían la necesaria transparencia, afirma.

Por otro lado, dice, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) tampoco quiere renunciar a la Asamblea Constituyente porque la interpretan como un órgano supuestamente facultado para gobernar sobre todos los poderes constituidos:En resumen, el Gobierno no puede darse el lujo de renunciar a las únicas hojas de parra que aún encubren parcialmente su carácter autocrático.

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Cuesta arriba

Martínez cree que la puerta para el diálogo y la negociación siempre queda abierta y que tal vez el lunes 5 de febrero no sea el fin de este ciclo. Pero advierte que a diferencia de experiencias como la de 2016, los acompañantes internacionales del diálogo no parecen dispuestos a avalar un acuerdo que no cumpla con los mínimos estándares democráticos internacionales. Ello, afirma, hace cuesta arriba que la oposición acepte un acuerdo de menor calidad.

En cualquier caso, insta a la oposición a no perder de vista que el resultado de cualquier negociación será siempre un reflejo del poder de las partes dialogantes: Por esa razón es fundamental reconstituirse —aprovechando el apoyo internacional actual y la impopularidad del régimen de Maduro— como una fuerza política antes de negociar, para hacerlo así desde una posición de fuerza relativa y no de debilidad relativa.

Aciertos y errores

Consultado sobre los aciertos y errores de ambas delegaciones en el actual proceso de diálogo, Martínez rescata que la oposición acudió esta vez con mayor experticia técnica. Pero advierte que fueron notables “la división interna, cierta falta de acoplamiento con la presión internacional y una percepción demasiado optimista con respecto al factor tiempo, el cual consideran tener a favor”.

En cuanto al Gobierno, sostiene que ha sabido propiciar divisiones en la oposición y fortalecer de modo relativo su posición negociadora. Además, opina que la delegación oficialista parece entender mejor las posibilidades que le ofrece el hecho de ir ganando tiempo. Por otro lado, la debilidad central del Gobierno radica en que su actitud negociadora refleja la clara voluntad de consolidarse como una autocracia, lo cual hará cada vez más costosos eventuales acuerdos.

Foto: cortesía @mirexrd


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