En la capital del estado Sucre solo se expende combustible para carros oficiales de alcaldías y gobernaciones, pero no para ciudadanos comunes. En el mercado negro el litro es vendido entre $2 y $3. En San Cristóbal las personas deben adquirir un salvoconducto de 80.000 pesos colombianos para que sus vehículos sean marcados como priorizados, unos 20 dólares.

Caracas. . “Aquí no tenemos gasolina desde el 30 de junio”, dice una residente de Cumaná, estado Sucre. La ciudad, ubicada en el norte del país, es una de las más afectadas por la falta de combustible. La mujer explica que solo operan dos estaciones de servicio, una con gasoil para los camiones y otra para los sectores priorizados.

Los trabajadores de la salud entran en el rango de sectores priorizados durante la pandemia de COVID-19, así lo aseguran las autoridades desde marzo, cuando anunciaron los primeros casos. Sin embargo, una nefróloga de Cumaná no ha podido surtirse y le toca pagar mototaxi para atender a sus pacientes.

Un monitoreo de Primero Justicia (PJ) realizado entre el 27 y el 30 de julio ubica a Cumaná como la capital más afectada de Venezuela a causa de la falta de combustible. El estudio revela que la escasez de gasolina subsidiada en las estaciones de servicio alcanza 60 %, mientras que en las dolarizadas llega a 30 %.

“En Cumaná la escasez es total”, dijo el diputado José Guerra, quien presentó los resultados del monitoreo este viernes 31 de julio. El parlamentario indicó que solo se expende combustible para carros oficiales de alcaldías y gobernaciones, pero no para ciudadanos comunes. En el mercado negro el litro es vendido entre $2 y $3, dijo que algunos de los que controlan ese nicho son guardias y policías.

En junio llegaron cinco buques con 1,5 millones de barriles de gasolina proveniente de Irán. El cargamento entró en un momento de profunda escasez. Ese mes las autoridades pusieron en marcha un nuevo esquema de venta que llevó el litro subsidiado a 5000 bolívares y otro a $0,50, luego de años de precios irrisorios. En Caracas disminuyeron las colas, pero en el interior la situación no varió.

En las últimas semanas aumentan los reclamos en las estaciones de servicio. Dos personas murieron en julio en protestas por gasolina. Los hechos no están claros, pero en ambas los guardias que controlaban esos lugares accionaron armas de fuego para dispersar a los manifestantes.

El disgusto de los venezolanos que buscan abastecerse de combustible no es lo único que aumenta. Este mes se registraron dos manifestaciones de trabajadores petroleros que exigen seguro médico, salarios y pensiones que cubran la canasta alimentaria.

En San Cristóbal las personas deben adquirir un salvoconducto de 80.000 pesos colombianos para que sus vehículos sean marcados como priorizados y puedan acceder al combustible, revela el estudio de PJ. Esto equivale a unos 20 dólares a la tasa del 31 de julio.

Desde mediados de junio en Caracas no se ven colas fuera de las estaciones; a algunos la diligencia les tomó esta semana entre 20 y 40 minutos en las estaciones de venta subsidiada, las dolarizadas se han quedado sin clientes. No es la realidad en el resto de los estados. Desde hace años las zonas fronterizas son de las más afectadas. Entre 10 y 20 horas puede pasar una persona para surtir su vehículo.

El monitor de PJ revela que 50 % de las estaciones con venta subsidiada en Maracaibo están cerradas. En Valencia funcionan menos de 40 % de las estaciones de servicio y la escasez de gasolina subsidiada aseguran que es casi total. En Maracay más de la mitad de las bombas están cerradas y las colas superan las cinco horas.

El diputado aseguró que en Tucupita, capital del estado Delta Amacuro, la escasez es grave y que solo venden a vehículos oficiales.

La organización calcula que en junio las estaciones vendieron un promedio de 120.000 barriles diarios de gasolina. Actualmente la cifra se ubica alrededor de 30.000 barriles diarios, una disminución de 75 %. A juicio de Guerra se debe a la falta de inventarios y a la paralización de las refinerías Cardón y El Palito, que en las últimas semanas habían logrado producir algo de combustible.

La llegada de un nuevo esquema no ha representado mayor alivio para los venezolanos que viven en las regiones, quienes lidian desde hace años con un mercado negro. Venezuela depende de las importaciones para abastecer su consumo local de gasolina. Hasta ahora las autoridades no han anunciado la llegada de un nuevo cargamento, que se enfrentaría al ojo vigilante de Estados Unidos, el cual amenaza con más sanciones a empresas que hagan negocios con Venezuela.

Foto: Gleybert Asencio


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