Alejandro Morón, de 41 años, preso en el Cicpc de El Rosal, murió el pasado martes a causa de una neumonía. Sus parientes denunciaron que no recibió atención médica y desconocían que se encontraba afectado de salud.

Caracas. Inesperadamente recibieron la llamada con el anuncio de que José Alejandro Morón Riveros estaba muerto. Lo habían visitado a las celdas del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), en El Rosal, hace una semana y, aunque lo vieron flaco, estaba bien.

El martes 23 de mayo, los dos hermanos mayores de Alejandro salieron de Guanare hacia Caracas para visitar al hombre, de 41 años, detenido desde enero en esa sede. En el camino, justo cuando iban por Trujillo, otra hermana les avisó lo que había pasado.

Los parientes del detenido, quienes no quisieron identificarse por seguridad, desconocen qué le sucedió. En la última visita, el ahora fallecido le dijo a uno de sus hermanos que su familia lo tenía abandonado porque no le llevaban comida, sin embargo, aseguraron que sí le llevaban alimentos aunque no saben si los funcionarios se los hacían llegar.

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Llegaron directo a la morgue de Bello Monte, sin mayor información de las autoridades acerca de la muerte de Alejandro. El informe médico forense alega que murió por “neumonía panlobar bilateral” y “shock séptico punto partida respiratorio” (infección generalizada). A sus dolientes no les avisaron que estaba enfermo.

La víctima fue detenida el pasado 25 de septiembre de 2016 en Guanare, por estar presuntamente involucrado en el robo de unos cauchos. En enero de este año fue trasladado a Caracas, porque según la familia, su expareja lo denunció anteriormente por supuesta violación, cuando vivían juntos en el estado Miranda.

Su cuerpo fue trasladado hasta Guanare para los actos fúnebres.

El pasado 9 de mayo llegaron a la morgue de Bello Monte otros parientes de un reo, con un caso similar de falta de atención médica en la cárcel de Yare III.

Luz Marina Peña, madre de Wiston Peña, de 35 años, denunció que su hijo estaba enfermo y ella tenía un mes pidiendo que lo llevaran a un hospital, pero en el centro de reclusión le alegaron que por las protestas opositoras tenían suspendidos los traslados por seguridad de las unidades.

En el acta de defunción que cargaba la madre de Wiston reseñaban que las causas de muerte se debían a un edema cerebral severo, desnutrición hipocalórica y Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).

En 2016, al menos 10 reclusos murieron en calabozos por presuntos cuadros de desnutrición, según el informe anual del Observatorio Venezolano de Prisiones.

El hacinamiento en estos centros de reclusión preventiva ha sido propagador de enfermedades dermatológicas como escabiosis, con 72 % de reportes. La investigación arrojó que el año pasado 18 % de los detenidos presentó afecciones respiratorias y solo 10 % estaba en buena salud.

Foto: Cortesía


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