La psicóloga social, Magally Hudggins, explicó que los sujetos que comenten desmembramientos no necesariamente son psicópatas, pues su estilo de vida es la violencia y cada vez tienen más necesidad de demostrar que tienen poder, lo que los lleva a emplear métodos más sanguinarios.

Caracas. Hace ocho o 10 años no se veían con tanta regularidad los descuartizamientos en las cárceles. Ese mensaje de poder, enviado al resto de la población penal, se demostraba de varias formas y una de esas —esporádicamente— era el desmembramiento.

Recientemente, en los calabozos de Politáchira desmembraron a tres reclusos en medio de un conflicto que duró un mes. Además, secuestraron a dos funcionarios y nueve mujeres de la visita como medida de presión para que trasladaran más presos al penal y se pudiera volver a engrosar el cobro de la “vacuna”.

Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), explicó que estos actos se cometen cuando algún recluso se “come la luz”, es decir, incumple una orden impuesta por el pran, o líder del centro penitenciario.

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Y es que esta cultura de descuartizar trascendió los muros de las prisiones y actualmente son muchos los casos que se ven en varios estados de Venezuela, como Bolívar, Aragua, Miranda y Distrito Capital, sobre todo por venganza entre bandas, problemas de drogas o simplemente para demostrar poder.

Así lo explicó el criminalista, Fermín Mármol García, quien reiteró que esta práctica se ejecuta tanto dentro como fuera de los penales venezolanos, y que no es ajena en cárceles de Latinoámerica, como las brasileras.

También señaló que es una copia de los carteles mexicanos o Las Maras de Centroamérica —más comunes en Guatemala, El Salvador y Honduras—, que mutilan por pugnas entre bandas y además lo filman para que los delatores —los que colaboran con el cartel enemigo— vean las ejecuciones y calen la advertencia sobre lo que puede ocurrirles si son descubiertos.

En los medios de comunicación mexicanos y blogs digitales abundan las noticias con videos del momento en que los carteles desmiembran a sus enemigos. “El cartel del Golfo descuartiza a un Zeta”, rezaba una nota que fue difundida en imágenes y grabaciones por redes sociales.

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Una fuente policial del eje de los Valles del Tuy explicó, de manera extraoficial, que los grupos delictivos de la zona suelen descuartizar por peleas de la “plaza” donde realizan la venta de drogas y de esa forma envían mensajes a sus enemigos para reafirmar su influencia y poder.

No es tan común que lo hagan con sujetos que hurten o roben, pero cuando eso sucede el mensaje es el mismo: “nosotros mandamos en esta zona, solo nosotros podemos robar o matar aquí”.

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No son monstruos

La psicóloga social y criminóloga, Magally Hudggins, manifestó que con los desmembramientos se perdió el sentido total de la vida y se muestra que estos individuos gozan con la destrucción del cuerpo: “Es algo muy morboso, esto nos habla de que hemos llegado a niveles graves de impunidad porque no hay pensamiento que dé límite a estas acciones, porque cada vez son más sanguinarios”.

Destacó que quienes cometen estos hechos no necesariamente son psicópatas o monstruos, sino que son personas que tienen como estilo de vida la violencia y cada vez hay más necesidad de demostrar quién tiene el poder, y quién es el más violento, por eso los límites de la acción se siguen expandiendo.

“Antes daban las tareas difíciles a quien se iniciaba para determinar si eran capaces de cumplirlas”, añadió la especialista, esto forjaba el carácter de los miembros de la banda y les procuraba la sangre fría que requerirían futuras asignaciones. “Dentro de las bandas se compite por violencia y afuera también por el control de drogas y territorio. No son monstruos quienes cometen estos actos de extrema crueldad”, sostuvo.

Aunque la psicóloga social no descartó la existencia de psicópatas entre las bandas, refirió que el acto del desmembramiento responde más a un arrebato que a un trastorno antisocial de la personalidad: “La maldad es su manera de expresarse, se expresan así como se han expresado otros a través de la historia para demostrar que tienen poder y control en el mundo”.

Los expertos coincidieron en que los descuartizamientos han aumentado desde hace aproximadamente cinco años, por la impunidad, pues los hampones saben que no recibirán penalización alguna. Incluso se atreven a exhibir los restos humanos cuando los mutilan.

El abogado y criminalista, Mármol León, declaró que de cada 100 delitos, solo cuatro son castigados.

Foto: Archivo


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