Desplazados internos ahora son damnificados por inundación en frontera en Apure

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Más de 17 familias desplazadas de diferentes estados del país se asentaron en la frontera de Apure con Colombia debido a la crisis del país. Ahora sus integrantes son damnificados por las lluvias e inundaciones y claman ayuda a entidades gubernamentales y ONG de la zona.

San Fernando de Apure. Más de 17 familias desplazadas de varios sectores del país hacia la frontera de Apure pasaron a la condición de damnificados debido a que las comunidades donde se asentaron, La Reforma y Bocas de Río Viejo, parroquia Urdaneta del municipio Páez, se inundaron debido a las lluvias.

En busca de mejores condiciones de vida, estas familias procedentes de Barinas, Mérida e incluso, de la misma capital de Apure, se establecieron en un margen del terraplén que protege a estas comunidades, el cual se inunda por la crecida del río Sarare en época de invierno.

Ante esta contingencia y por no tener a donde ir, los desplazados internos están recibiendo ayuda de los habitantes tradicionales de la zona, que aseguran que no se dan abasto para atender la emergencia y piden la intervención de las autoridades.

Estamos dialogando entre los voceros de los consejos comunales para realizar un trabajo conjunto de unión y solidaridad comunal para requerir ayuda del gobierno municipal, regional y ONG de Guasdualito”, expresa Jhonjairo Betancourt, líder comunal del sector Las Monas, parroquia Urdaneta, a escasos kilómetros de las zonas afectadas.

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Habitantezs de la zona son quienes han prestado ayuda a los desplazados que ahora también están en condición de damnificados, Foto: Cortesía.

José Loyola, nacido y criado en Bocas de Rio Viejo, y una de las personas que ayuda a los damnificados, explica: Veo cómo algunos habitantes se encuentran en las aguas, en emergencia y requieren de útiles de primera necesidad, comida, linternas y medicinas. Hay niños pequeños, mujeres embarazadas, personas adultas. Necesitan que de verdad se aboquen los entes gubernamentales para prestar una ayuda a esta comunidad y a la población que se encuentra en Las Bocas.

Casi en indigencia
Los horcones de madera enclavados en la tierra, que sostienen el techo de palma y las paredes de tela de saco con caña brava, ahora tienen casi un metro de agua como piso, desde que el río se desbordó por las lluvias y llenó el caño que antes era una seca y extensa sabana.

Estamos anegados. A partir de la una de la madrugada empezó a entrar el agua aquí en la casa y no hemos dormido ni mi persona, ni mi esposa, porque estamos alzando las cosas”, explica Pablo Molina.

Con el agua por encima de las rodillas, termina de acomodar sus cosas encaramadas en una troja que le ayudaron a construir los vecinos. Hace un alto para pedirle al vocero comunal que le grabe una nota de voz para el alcalde Chema (José María Romero).

“Solicito al ciudadano alcalde del municipio Páez que venga compatriota y se dé cuenta lo que estamos nosotros sufriendo con la anegación del río”.

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En época de lluvias el río Sarare inunda todo a su paso. Foto: Cortesía.

Molina es de la comunidad Isla de Cuba, de donde se mudó a El Balzal, unos kilómetros más adelante, dentro la misma parroquia Urdaneta; luego vivió en Guasdualito, la capital de Páez y de allí se fue a Mérida, de donde tiene 3 años de haber regresado, buscando en cada uno de estos lugares mejorar la situación económica de su familia.

Mileidy Mejías quiere “que vengan a mirar, la casa está inundada. Mi marido se dedica a la pesca y por la inundación no hay pescado. Tengo 2 niños, uno de 4 meses y otro de 3 años. Que vengan a mirar, necesitamos que nos ayuden”, reafirma la esposa de Molina.

Unos metros más adelante, en el mismo terraplén, se encuentra Jonás Pérez con su familia, quien es de San Fernando de Apure y tiene pocos meses en La Reforma.

Aclara que tiene varios niños en condición de vulnerabilidad alimentaria y que su esposa recién dio a luz. La anegación que tenemos es grande y nos informan que viene otra creciente bajando. Se les agradece con lo que puedan colaborarnos a todas las familias que estamos anegadas.

Audencio Sánchez, de 60 años de edad, que también vive solo en una de las precarias viviendas inundadas, es diabético, no tiene para dónde irse y solicita que lo ayuden con albergue, medicina y alimentos.

No puedo dormir adentro porque eso se me anegó todo, yo vivía en Barinas. La situación estaba crítica allá y me vine para acá, ya tengo 3 años de estar viviendo aquí, pero necesito que me ayuden en lo que primero puedan, yo soy un hombre pobre y falto de recursos”.

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Los damnificados piden comida, medicinas y enseres para superar esta contingencia. Foto: Cortesía.

En una nota de voz que grabaron para enviar a las autoridades regionales, municipales y ONG de la zona, estos damnificados —la mayoría desplazados internos del país— solicitaron botas plásticas, medicinas, comida, ropa, sábanas y mosquiteros, así como repelente y Kreolina (químico para alejar las culebras).

Indicaron que hay siete familias en esta condición en el sector de La Reforma, ubicado en el terraplén que conduce a Bocas de Río Viejo y “todas están damnificadas por la inundación del caño que se encuentra en margen izquierdo de este terraplén”, explica Betancourt.

También en Bocas de Rio Viejo, hay más de 10 familias damnificadas, porque el río ha venido socavando el terraplén diariamente debido a la creciente, detalla Loyola.

Ya han sido consumidas por la corriente, una cantidad de viviendas y en estos momentos, las familias que quedan, tienen temor del desbarrancamiento de sus casas”, afirma el lugareño.

Bocas de Río Viejo es un caserio ubicado a 51 kilómetros de la localidad de El Amparo, frontera con Arauca, Colombia y a 54 kilómetros de Guasdualito, la capital del municipio Páez en la carretera nacional Orichuna – La Victoria.

Desde comienzos de mayo, más de 200 comunidades de Guasdualito y las parroquias vecinas de Urdaneta y El Amparo se han inundado por las persistentes lluvias que se han desatado en la zona y consecuentes crecidas de los ríos Sarare y Arauca.

El alcalde del municipio, José María Romero, descartó esta semana una alerta naranja por la situación, lo cual significa que, por los momentos, no hay evacuación de las comunidades afectadas, informó la oficina de prensa municipal.

Esta oficina también anunció la colocación de sacos de bolsarena en el socavamiento del dique perimetral de Guasdualito, en el sector conocido como la Curva 4, para paliar la inundación del casco de la ciudad.

Prensa municipal no informó si esta medida se aplicaría en el terraplén de las comunidades La Reforma y Bocas de Rio Viejo.


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