Durante un recorrido el equipo de Crónica.Uno visitó a liceos y escuelas de Catia que evidenciaron que por ahí, las Bricomiles no pasaron. En su mayoría tienen fallas de infraestructura que ponen en peligro la salud de docentes y estudiantes.

Caracas. Alergias, resfriados y malestares aquejan al personal de la Escuela Básica Ciudad de Caracas, donde sus estudiantes y personal docente son víctimas de las filtraciones y el olor de un polvillo que se desprende de las paredes deterioradas por la humedad.

Hay representantes que durante el año dejan de mandar a sus niños porque están enfermos. Del personal también porque a la larga, esto afecta a la salud, cuenta una maestra.

Ya son muchos los espacios que se han tenido que dejar de usar: tarima de actos, cancha deportiva, cocina y algunos salones de clase.

Una docente afirma que las Brigadas Comunitarias Militares para la Educación y la Salud (Bricomiles) no han llevado ni lo más mínimo y que debido a eso, lo poco que han logrado hacer en cuanto a arreglos, ha sido con ayuda de los representantes y disposición del personal.

El área de educación física, solo se usa la mitad. Da miedo que la pared con más filtración se pueda caer y pase una tragedia, asegura un trabajador.

Bricomiles
Foto: Lucía Ramírez
Abandono y desidia

Desde hace 10 años, la Unidad Educativa Juan Landaeta esconde en su interior una estructura que  prometía ser una de las mejores de los liceos de Caracas. Eso afirman sus trabajadores, quienes durante la temporada escolar deben supervisar que los estudiantes no se suban a ella y se hagan daño con las vigas, o los piquen las abejas de los panales que están en la construcción inconclusa.

El liceo que anteriormente funcionaba como parte de los galpones del instituto de nutrición que surtía a varias unidades educativas con comedores, muestra en cada una de sus paredes los vestigios del plantel que recibía a 1500 estudiantes cursantes de bachillerato y que ahora, si acaso llega a 500.

Al entrar, pocas cosas indican que se trata de una unidad educativa. Lo que salta a la vista, es el deterioro de los techos y paredes que debido a las filtraciones y fuertes lluvias, es una amenaza latente para los estudiantes que ven clases durante el año escolar.

A mí me duelen mucho las manos. A veces de verdad no quiero ni ver el haragán, dice Matilde (*), quien forma parte de las cuatro personas que se encargan de la limpieza del liceo, en referencia a la cantidad de veces que por las lluvias debe sacar el agua de los salones que cerca de la entrada principal.

Bricomiles
Foto: Lucía Ramírez

Mientras muestra sus manos hinchadas e irritadas, asegura que el trabajo que hace junto a sus compañeros es el de 25, que es la cantidad de obreros con la que la institución contaba. A su juicio, la mejor parte del liceo es la que está del otro lado del patio porque no se moja tanto. Sin embargo, el único beneficio parece ser ese, pues las condiciones de los salones es similar.

Paredes dañadas, poca iluminación, huecos que permiten ver hacia otros salones, pupitres y escritorios en mal estado son algunos de los problemas de la Unidad Educativa Juan Landaeta

Bricomiles
Los salones de laboratorio ya no están dispuestos para dar clases debido a que la estructura donde están ubicados ya no tiene techo. Foto: Lucía Fernanda Ramírez

Tampoco hay espacios recreativos en buen estado. Mucho menos salones para ver materias como química. Aquí estaban los laboratorios, pero por las condiciones no está habilitado ya, dice mientras muestra varios salones vacíos en la estructura sin techo.

Bricomiles
“Los baños de las niñas no tienen puertas, por lo que cuando deben hacer sus necesidades fisiológicas le piden a alguna compañera que las tape”, afirma una trabajadora de mantenimiento. Foto: Lucía Fernanda Ramírez
Se trabaja por vocación

Pese a las condiciones de la institución, no sacaría a mi hijo de aquí. Estoy muy contenta con el colegio, confiesa Amanda (*), una representante de un estudiante de segundo año de bachillerato quien afirma que la calidad de lo docentes de la institución es de calidad.

Para ella, una de las razones para ser representante fiel del liceo es que su hijo mayor, quien culminó el quinto año de bachillerato en el año escolar que culminó en el mes de julio, siempre fue tratado de buena forma tanto por los docentes como por sus compañeros.

El es autista. Debo decirte que tuve mucho miedo porque no sabía si los alumnos o los docentes iban a saber cómo enseñarle, pero fue más de lo que esperaba. Aquí los profesores fueron buenos sin excepción, recalca.

Iris (*), una profesora del tercer año de bachillerato sostiene que las condiciones de la infraestructura de la Unidad Educativa Juan Landaeta no han logrado quitarle a su personal docente las ganas de trabajar. Mientras arregla una cartelera en uno de los salones que el próximo lunes 2 de octubre recibirá a los estudiantes por el inicio del año escolar, afirma que una de las razones por las que no abandona su profesión es porque quiere ofrecer lo que en algún momento tuvo la oportunidad de ver en su colegio cuando fue estudiante.

¿Imaginas que los estudiantes encima de que se encentran su liceo así, tengan que aguantarse una profesora con mala cara o que no les enseñe bien? Sería horrible. Creo que ya tienen suficiente. Por eso el trabajo se hace con amor, señala.

Bricomiles
Foto: Lucía Fernanda Ramírez
Tapando el sol con un dedo

El Liceo Jesús Rojas Armas le pide a sus estudiantes que deben hacer el servicio comunitario en el período escolar 2023 – 2024 que lo adelanten. El propósito es que algunos salones puedan estar en mejores condiciones para recibir a los estudiantes el próximo lunes. Sin embargo, por más que los estudiantes limpien u organicen, los huecos de la pared no se pueden limpiar con pañitos húmedos.

Sin necesidad de entrar, en la fachada principal se observan las ventanas rotas por las que entra el agua cada vez que llueve. Por dentro, los pasillos no tienen luz y algunos salones tampoco.

Yo limpio esto sola, lamenta Ana (*), quien es la única trabajadora del área de mantenimiento en la institución que tiene cuatro pisos, más el área de planta baja.

Bricomiles
Foto: Lucía Fernanda Ramírez

Edgar Machado, presidente del Sindicato Venezolano de Maestros del Distrito Capital (Sinvema DC) invitó a la Ministra de Educación a visitar los liceos para que vea las condiciones reales en la que estas se encuentran.

El Estado debe llamar a organizaciones sindicales porque además los docentes no están en condiciones para ir todos los días a la semana, ni por sueldos, ni por condiciones de las instituciones, subrayó.

(*) Se modificó el nombre por medidas de protección a la fuente.

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