Marlene y José reciben el premio Municipal de Conservación y Difusión Ambiental Waraira Repano-Cerro El Ávila 2017, luego de 41 años trabajando en por el desarrollo social.

Caracas. Hace 41 años comenzó el trabajo de José Quintero junto con Marlene Mora. Ambos se trazaron una meta: organizar y promover la participación de la comunidad en acciones de carácter vecinal, comunal, cultural, social y  deportivo.

Y ahora en 2017, Marlene y José reciben el premio Municipal de Conservación y Difusión Ambiental Waraira Repano-Cerro El Ávila 2017, galardón que tuvo seis menciones: Radio, TV, Personalidad, Proyecto, Publicaciones y Grupo. Procatia estuvo en la última categoría reconocida.

Quintero y Mora han recorrido las quebradas del oeste para constatar si están limpias.

Estos dos catienses recorrieron cada barrio de Catia, en el oeste capitalino, para crear un mejor ambiente para vivir y una progresiva representación participativa de los líderes de las comunidades en los órganos de gestión parroquial y municipal, a fin de que la retribución de los servicios públicos fuera más eficiente para los vecinos, principalmente el tema de la recolección y disposición final de los desechos sólidos.

Primero formularon un Proyecto de Reforma a la ley Orgánica de Régimen Municipal del Distrito Federal mediante el acopio y respaldo de 24.000 firmas, recogidas durante un año en todas las barriadas de Caracas, propuesta que fue introducida al Congreso Nacional el 17 de noviembre de 1977, que buscaba establecer la representación proporcional de los concejales electos por cada circunscripción parroquial, separar las elecciones presidenciales de las elecciones municipales y la autonomía del departamento Vargas.

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La intención era que desde la calle se ejerciera el derecho constitucional de legislar y para darle forma a su idea crearon la organización Procatia, que en 1984 se constituye como Asociación Civil sin fines de lucro manteniendo su visión y objetivos.

“Nuestra visión es luchar junto con los residentes de la zona del oeste y sectores populares de Caracas, en la consecución de un mejor ambiente para vivir, mantener los valores de la democracia, la libertad y la apertura económica fundada en la equidad, productividad y las más amplia inclusión social”, dijo Quintero al recordar estos 41 años que tienen pateando la calle.

A finales de los años 70, el vertedero de basura de Ojo de Agua ubicado en la carretera vieja Caracas-La Guaira a la altura de Tacagua Vieja es eliminado por el Ministerio del Ambiente y con esta decisión crea un caos a las comunidades del oeste por no tener un plan de acción sobre la solución en la acumulación de la basura en la calle.

Para ese momento, refirió Marlene, los japoneses compraban la basura en bruto y fue cuando Procatia presentó un proyecto para compactar los desechos y así sumarle valor. Propusieron que se instalaran mini compactadoras en varios sectores y una compactadora central que se colocó en la parroquia 23 de Enero.

“Esto fue una solución inmediata que se vio empañada a lo largo de los años por no tener la participación activa de los vecinos y el no cumplimiento de las instituciones encargadas del mantenimiento, buen manejo de las instalaciones y convenios acordado; sumándole a esto el boom petrolero para ese momento”.

Marlene cree en el proceso de descentralización.

En 2004, preocupados por los múltiples problemas que padecen los habitantes de Catia realizaron un estudio para buscar soluciones viables a la comunidad.

Encuestaron a 3000 personas y de ahí salió que los principales problemas para los que querían solución eran: la delincuencia, el desempleo y la basura en las calles.

Con ese resultado en las manos idearon en 2005 el programa “Separar sí paga”, para la recolección apropiada de los desechos.

Con la cooperación de la Fundación La Salle, el patrocinio de la Embajada de Canadá y la VICC (Venezuela-Iniciativa para la Construcción de Confianza), organizaron un proyecto para instruir y sensibilizar a la población de la Gran Catia sobre este problema ambiental.

En este contexto situacional emerge Catia (la parroquia Sucre y el 23 de Enero) como parte de esta unidad político-territorial que comparte los padecimientos ambientales de la Gran Caracas.

Esto lo argumentó diciendo que para el total de las otras parroquias que componen el municipio Libertador del Distrito Capital, el promedio de producción diaria de basura se ubica alrededor de los dos millones 500 mil kilos diarios, pero para la parroquia Sucre y el 23 de Enero la generación es un poco más de un millón 700 kilos diarios con una población estimada en algo más de 428.000 personas aproximadamente.

En su camino por logar afianzar el proyecto hicieron cursos, talleres, grabaron videos, dieron entrevistas, viajaron a Panamá, Colombia y España y recibieron invitación para ir a Japón.

Así llegaron al 2010-11 con un programa para prevenir y mitigar los impactos negativos de los gases de efecto invernadero en el cambio climático, mediante la formación ciudadana en el manejo adecuado de la generación y disposición temporal de los residuos y desechos sólidos urbanos, en las parroquias Sucre y 23 de Enero. Para ello contaron con el apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones del PNUD de las Naciones Unidas.

Fotos: Cortesía


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