Earle Siso: Necesitamos ayuda humanitaria en áreas complejas de la salud

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A más de una semana de la oficialización de la Junta Interventora del Hospital Universitario es mucho lo que Earle Siso, presidente de la instancia nombrada por Delcy Rodríguez, tiene por hacer. Lo primero, quizá, sea esclarecer lo ocurrido el 12 de enero, cuando una falla de energía eléctrica cobró la vida de al menos dos pacientes recluidos en terapia intensiva. Siso recibe un hospital de fachada retocada, pero embestido por la peor crisis de insumos. De las 1200 camas que allí dispuso el Ministerio de Salud para la atención de pacientes, menos del 20 % están presupuestadas.

Caracas. Con un pasado prodigioso de avance e innovación, el Hospital Clínico Universitario de Caracas (HUC) lo tuvo todo para ser considerado la catedral de la medicina en Venezuela. Sus pabellones fueron el asiento de las primeras cirugías modernas a corazón abierto, su infraestructura le confirió una destacada ventaja en la práctica de trasplantes y también fue la excusa perfecta para construcción de la Ciudad Universitaria. A más de 60 años de su inauguración, en 1956, la institución parece conducida por el desgobierno.

El diagnóstico del Universitario luce complejo. En lugar de los pasos desbocados de los médicos con dirección a las camas de los pacientes, hoy es el vaivén de los motorizados peregrinos de farmacias lo que define la dinámica del hospital más importante de Venezuela. Se estacionan por dondequiera y trasladan a familiares agitados por el vértigo de la urgencia. Deben comprarlo casi todo, una responsabilidad que, en los casos más extremos, marca la diferencia entre la vida y la muerte.

A una semana de la oficialización la Junta Interventora, cuya función no es otra que la de elaborar un plan para la reestructuración y rehabilitación del centro, es mucho lo que Earle Siso, el presidente de la instancia nombrada por Delcy Rodríguez, tiene por hacer. Lo primero, quizá, sea esclarecer lo ocurrido el 12 de enero, cuando una falla de energía eléctrica cobró la vida de al menos dos pacientes recluidos en terapia intensiva, según reseñó la prensa. Aquel acontecimiento, que el Gobierno refutó con su tesis de sabotaje, no termina de borrar el espanto en los familiares de los pacientes recluidos, quienes se saben susceptibles al dictamen de la escasez.

Hospital Clínico Universitario de Caracas

A propósito del incidente, Earle Siso, quien además preside la Dirección Regional de Salud del Distrito Capital, señala que Corpoelec investiga el hecho y aguardan por una conclusión. La contingencia del 12 de enero, admite el funcionario, puso en riesgo a los pacientes más delicados y obligó a trasladar a 8 personas al Hospital Pérez de León, en Petare; dos niños al Materno Infantil Hugo Chávez, en El Valle, y a una madre a la Maternidad Concepción Palacios, en San Juan. Todos con vida y ahora fuera de peligro, según la versión del directivo.

A pocos días de tomar la dirección interina del Clínico, oficializada en la Gaceta 41.567, de fecha 18 de enero, Siso recibe un hospital de fachada retocada, pero embestido por la peor crisis de insumos. De las 1200 camas que allí dispuso el Ministerio de Salud para la atención de pacientes, menos del 20 % están presupuestadas. A juicio del actual director, el rescate de la institución pasa por implementar una gerencia con una visión de defensa y seguridad nacional. Siso reivindica la figura de un centro con el potencial de atenderlo todo en materia sanitaria.

Su lectura de gerencia estriba, en cierta medida, en la teoría de “sabotaje” que el Gobierno ha instalado en una institución que, según el chavismo, está gobernada por bandas y factores “terroristas”. Pero hasta ahora no hay responsables con nombres y apellidos. Allí los problemas de infraestructura se combinan con la ausencia de condiciones para la atención oportuna. La falta de insumos y los problemas que asedian a la red de atención primaria en la ciudad han colapsado una emergencia que en otros tiempos estuvo destinada a la atención exclusiva de pacientes con enfermedades crónicas.

El personal de la cocina pide rehabilitar los espacios donde se preparan los alimentos y las calderas

El proceso de intervención del Universitario se efectuará por 6 meses prorrogables por igual período de tiempo, en caso de ser necesario. Entre otras funciones la Junta Interventora tiene la responsabilidad de formular y ejecutar los presupuestos necesario para solventar la coyuntura financiera del instituto que es sede de medio centenar de posgrados. También tendrán que revisarse los convenios y contratos de servicios.

Según ha declarado el exjefe de la Emergencia de adultos, Ricardo Aguiar, los pacientes son remitidos a otros centros, pues el principal hospital universitario del país perdió sus facultades para atender a infartados o personas con padecimientos complejos. En el recinto no hay estudios de imagenología. Hace más de seis años que se dejaron de practicar resonancias magnéticas y las tomografías son ahora exámenes de primer mundo. Apenas tienen capacidad para practicar estudios de Rayos X, un examen que resulta insignificante para quienes ingresan por accidentes cerebrovasculares o emergencias vasculares.

Lidia aguarda desde hace tres meses por un cateterismo en el servicio de Cirugía Cardiovascular. Sus familiares hacen gestiones para canalizar su traslado al Miguel Pérez Carreño donde espera ser intervenida

Con una nómina que ronda los 10.000 empleados, el universitario no es una isla dentro del cuadro lacerado de salud en el Área Metropolitana. A decir de Siso, el hospital tiene el recurso humano más calificado de Venezuela, pero las fallas técnicas corroen los servicios más complejos. Y dice que necesitan someter a revisión los cargos. En medio de todas sus propuestas poco destaca la de mejorar los ingresos de los médicos y profesionales. “No podemos tener sueldos competitivos como los que ofrecen los centros privados”, dice Siso, y remata con una promesa que es la oferta recurrente: mejorar la atención sanitaria.

De nada sirve una intervención si no tenemos los recursos. Necesitamos rescatar la seguridad física de nuestro personal, instalaremos cámaras y mejoraremos la vigilancia. Lo primero que vamos a realizar es un estudio pormenorizado del estado de las instalaciones, equipamiento y mobiliario del Instituto Auntónomo Hospital Universitario de Caracas. También haremos un plan de acción para la rehabilitación de los servicios y de las 36 especialidades quirúrgicas, declaró el pasado martes a Crónica.Uno.

En torno a la situación compleja que envuelve la atención sanitaria, Earle admite que los hospitales no están en su mejor momento. Y responde a la cuestión de la ayuda humanitaria con un argumento que contraría la posición del Ejecutivo: “Sí, tenemos una crisis de insumos en algunas áreas concretas, eso no lo podemos negar”, dice, y completa su planteamiento con una frase que encierra cierta lucidez en un momento en que se reportan muertes por falta de medicamentos y de diagnóstico oportuno:

Hemos permitido cierta cooperación, pero realmente necesitamos ayuda humanitaria en áreas complejas de la salud. Si nos van a dar asistencia internacional que sea en especialidades como Oncología, cirugía cardiovascular, Neurocirugía y trasplante, por mencionar algunas. Necesitamos más que un antipirético. Hasta ahora nadie ha ofrecido la instalación de un acelerador lineal, un tomógrafo o de equipos para hacer diagnósticos, declaró a Crónica.Uno.

A pocos días de su llegada, Siso presume de la reparación de las tres plantas eléctricas de que dispone el hospital y hace alarde de la inmunidad de la terapia intensiva frente la más reciente falla eléctrica ocurrida este lunes en la Ciudad Universitaria. “No hubo apagón”, lo celebra esta vez junto con la reanudación del suministro de agua. De acuerdo con el directivo, el hospital pasó de tener agua dos días por semana, a cinco.

En una oficina atestada de cajas y artículos por desembalar, Siso, quien fue director del Hospital Militar durante la gestión de Chávez, presume de un incipiente apoyo. En un intento por dar prueba de algunas mejoras, desenfunda su teléfono inteligente, reproduce una nota de voz. Y de inmediato habla Denis Guedez, uno de los delegado sindicales del Universitario de Caracas, en cuyo audio intenta dar fe de algunos cambios. Este lunes la junta interventora se reunió con los agremiados para plantear soluciones a los problemas que le impiden cumplir su trabajo, un encuentro que se repetirá la próxima semana.

Hospital Clínico Universitario de Caracas. 

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