Eduardo Alemán Pérez defendió la libertad de expresión con absoluta convicción

Eduardo Alemán Pérez

La madrugada de este lunes 8 de noviembre falleció en Miami, Estados Unidos, Eduardo Alemán Pérez, director de El Carabobeño.

Caracas. En Miami, Estados Unidos, murió la madrugada de este lunes a los 76 años de edad, Eduardo Alemán Pérez, director de El Carabobeño, un destacado periodista y empresario valenciano que siempre tuvo una visión futurista del país y que defendió la libertad de expresión con absoluta convicción.

Desde hace unos meses su salud estaba menguada por efectos de un cáncer que se venía tratando pero que lamentablemente no pudo superar.

Eduardo Alemán Pérez era hijo del fundador de El Carabobeño, Eladio Alemán Sucre y Clemencia Pérez de Alemán. Formó una familia con Diana Van der Meer, con quien procreó a sus hijos: Diana Andrea, Eduardo Enrique, Daniel Alberto y Fabiana Alemán Van der Meer.

Cursó estudios en el Colegio La Salle de Valencia y en el San Ignacio de Caracas. Luego ingresó a la Universidad Católica Andrés Bello, en la que obtuvo el título de Licenciado en Periodismo en 1967 con la promoción Pedro Pablo Barnola, la segunda de esa carrera que egresó de la casa de estudios.

Posteriormente, fue a Estados Unidos donde cursó estudios de edición y administración de periódicos en la Universidad de Georgetown en Washington y en la de Kansas. Trabajó en los talleres del diario Buffalo Evening News de Nueva York hasta el año 1969.

En 1970 regresó a Venezuela y fue nombrado subdirector gerente de El Carabobeño. Tomó las riendas de la dirección del diario el 28 de junio de 1985, tras la muerte de su padre, acaecida en 1984. Lo acompañaron en la junta directiva sus hermanas: Marisol Alemán de López y Mariluz Alemán, como vicepresidentes.

En una entrevista a propósito de la celebración del Día del Periodista en 1983, confesó que siempre había admirado a su padre por su honestidad y su vocación de servicio. También por el hecho de que le inculcó que El Carabobeño no podía ser considerado una herencia para sus hijos, sino una institución de Valencia, pues la comunidad contribuyó a forjarlo y permanecía vigilante de su actuación.

Era, por tanto, un convencido de que los periódicos son para servir, no para ser servidos. Era un gran defensor de la libertad de expresión y así lo hizo saber al mundo. Ratificó su posición desde el mismo momento en que comenzaron los ataques contra medios de comunicación en el país.

En  2013, durante la celebración del 80 aniversario del Diario del Centro, lo dejó claro. Al iniciar su discurso sentenció: “Este año, como todos los quince anteriores, no son nada halagadores”. Cuestionaba así la forma en que se venían desarrollando los eventos en el país.

Dos años más tarde comenzó la cruzada para tratar de que el complejo editorial Alfredo Maneiro vendiera papel a los diarios impresos. Pese al empeño que le puso a esta tarea, pues lo que estaba en juego era la libertad de expresión, no pudo evitar que El Carabobeño dejara de circular en su edición impresa.

El personal del diario lo recuerda con admiración y cariño, por su buen trato, por lo que hoy lamenta su desaparición física.


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