El Amparo se volvió un pueblo fantasma

En Apure el decreto de estado de excepción y cierre de fronteras tiene paralizada la economía y la rutina de sus habitantes. Para pasar las personas tienen que pagar hasta 2.000 bolívares

Jesenia Freitez Guedez/@Yceg

El Amparo. Siete taxis y 12 autobuses en filas esperan pasajeros en la calle principal de El Amparo, estado Apure, las santamarías de los negocios están cerradas y apenas se ve un par de muchachas sentadas en una acera y unos mototaxistas en la otra. Desde el pasado 15 de septiembre cuando el presidente Nicolás Maduro ordenó el estado de excepción en los municipios Páez, Rómulo Gallegos y Pedro Camejo no hay movimiento en las calles.

David Barrera, taxista y vocero del concejo comunal del sector Bella Vista, explicó que con el cierre de la frontera quienes se ven afectados son los que quedaron de este lado del Río Arauca porque el decreto se llevó a la gente, la mayoría eran colombianos que venían a citas con los pediatras, odontólogos, ginecólogos o psiquiatras. Otros venían por servicios como peluquería o mecánicos. La economía de la ciudad la movían los turistas. Además, el cierre de la frontera ha causado que quienes estudian en Colombia tengan aproximadamente tres semanas sin ir a clases.

Los militares que resguardan la fronteras han maltratado a quienes quieren pasar a Colombia
Los militares que resguardan la fronteras han maltratado a quienes quieren pasar a Colombia

“El pueblo quedó grande para la cantidad de personas que hay ¿Qué vamos a hacer los transportistas si no hay pasajeros que llevar? ¿Qué van a hacer los negocios si no hay público que atender?”, se pregunta Barrera. Pide que se abra, lo antes posible, un corredor humanitario que permita que quienes trabajan o estudian en Colombia puedan ir y venir con tranquilidad.

“Aquí se desintegraron familias porque muchos padres tuvieron que irse a Colombia para trabajar y dejaron a sus niños. Además, hay venezolanos que pasaban la frontera para hacerse tratamientos médicos y ahora están sufriendo porque no saben cómo seguirlos”, comenta.  El papá de Barrera es víctima del decreto, tiene cáncer y ha faltado a las quimioterapias dos veces porque no lo dejan cruzar el puente hacia la Ciudad Arauca (Colombia) para ver a su médico.

Pague y pase

Sí hay formas de cruzar la frontera, pero depende de que el viajero esté dispuesto a montarse en una lancha nada segura, pasar por lugares peligrosos y pagar entre 1.000 y 2.000 bolívares por pasajero.

Ana María Acosta no tiene esa cantidad de dinero, le ruega al guardia que la deje cruzar la frontera porque tiene siete hijos y trabaja en Colombia desde hace un par de años. Desde que se anunció el estado de excepción no ha podido salir de Venezuela, ha insistido casi a diario que la dejen trasladarse pero los militares la han maltratado, le dicen apátrida y la han amenazado con que si sale, no puede volver a entrar. Acosta llora porque ya no tiene dinero para mantener a sus muchachos. Va a insistir hasta que la dejen pasar, dice que después verá cómo hace para volver.

Tanto Barrera como Acosta insisten en que el estado de excepción y el cierre de fronteras no van a solucionar los verdaderos problemas de El Amparo: La inseguridad sigue igual, no hay comida en los cuatro supermercados de la zona, continúa el contrabando de gasolina y los bachaqueros hacen su agosto vendiendo los productos diez más caros de lo que cuesta.

Con el cierre de la frontera quienes se ven afectados son los que quedaron de este lado del Río Arauca
Con el cierre de la frontera quienes se ven afectados son los que quedaron de este lado del Río Arauca
El decreto se llevó a la gente, la mayoría eran colombianos que venían a citas con los pediatras, odontólogos, ginecólogos o psiquiatras
El decreto se llevó a la gente, la mayoría eran colombianos que venían a citas con los pediatras, odontólogos, ginecólogos o psiquiatras

Fotos: Cortesía.


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