El año escolar está técnicamente perdido en Aragua por falta de electricidad y de gasolina

Colegios sin transporte

El Colegio de Profesores del estado Aragua estima que entre los apagones y el desabastecimiento de combustible se han perdido más de 50 días hábiles del año escolar que culmina en el mes de julio. El ausentismo estudiantil y docente supera el 60 %.

Maracay. Si se suman las horas de clases perdidas, producto de la crisis eléctrica y por el desabastecimiento de gasolina, pueden llegar a 50 los días del año escolar sin actividad académica en Aragua y en otros estados del país.

“Eso significa que técnicamente el año escolar está perdido”, advierte la profesora Alicia Loreto, miembro de la directiva del Colegio de Profesores del estado Aragua, quien se hace eco de la preocupación de docentes y representantes por el elevado ausentismo estudiantil que se viene registrando en todo el país como consecuencia primero, de los prolongados apagones, y ahora, por la severa escasez de gasolina que afecta la movilidad.

En los salones de clases pueden verse 6, 8 o 10 estudiantes, cuando en épocas anteriores un aula tenía hasta 38 alumnos.

Loreto explica que, de acuerdo con el reglamento de la Ley orgánica de Educación, el año escolar comprende 200 días hábiles. Sin embargo, entre la reducción del horario escolar luego de los apagones y la imposibilidad de docentes y estudiantes de trasladarse a los colegios debido a los problemas de transporte, ya se han perdido entre 45 y 50 días que no podrán recuperarse antes del 31 de julio cuando finaliza el año escolar.

Horas perdidas

De hecho, algunos padres y representantes se han visto obligados a no llevar o enviar a sus hijos a las escuelas, pues deben dedicar largas horas a la cola para abastecerse de gasolina.

Mi esposo lleva al niño al colegio, pero ha faltado a clases al menos 4 veces en este mes. Dos porque su papá estaba haciendo cola por gasolina y otras dos porque amanecemos sin luz y en consecuencia sin agua. Trasnochado y cansado ¿cómo lo mando?”, comenta María Isabel Hernández, madre de un estudiante.

Carlimar de Camejo cuenta que debió cancelar 6000 bolívares a un taxi para que llevara a su hijo adolescente al liceo técnico en donde estudia. El vehículo familiar no tenía gasolina. Sin embargo, pudo hacer ese gasto solo una vez.

“No podemos costear un taxi todos los días para enviarlo al liceo”, aclara, mientras espera que su esposo llegue de alguna estación de servicio abierta y que suministre gasolina.

Quienes deben utilizar el transporte público, tanto docentes como alumnos, sencillamente han optado por caminar. La operatividad de apenas el 30 % del transporte público ha disminuido la circulación de unidades y, en consecuencia, son necesarias largas horas de espera para abordar un autobús o una camioneta de pasajeros.

“No nos sorprendería que ahora el Ministerio de Educación anuncie una reestructuración del año escolar, en la que obligará a los docentes a fusionar objetivos y contenidos y darlos por visto, sin haberse cumplido con las competencias básicas”, dice Loreto.

Pero además del ausentismo estudiantil propiciado por la escasez de gasolina y las fallas eléctricas, el gremio de profesores también reitera el alerta sobre la desaparición casi absoluta del Programa Alimentario Escolar en escuelas y colegios de sectores populares.

Hay barriadas en las que la escuela no es atractiva para el niño ni para sus padres. Antes iban hasta obligados, porque sabían que contaban con alimentación dentro de la institución. Pero en estos momentos, esos niños y jóvenes deben salir a la calle a buscar qué comer, porque ya las escuelas no les proveen un plato de comida”, resiente Loreto.


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