“El autoexamen para conocer la glándula y la mamografía para diagnosticar cáncer de mama”

Desde hace uno o dos años han proliferado pequeños centros en Caracas donde hacen mamografías con equipos de los años 90, es decir, analógicos. Los costos en estos lugares pueden ser “tentadores” para las pacientes porque son mucho más económicos, pero los expertos ponen en tela de juicio la calidad del estudio.

Caracas. La mamografía y el autoexamen no son comparables. Durante años se han mantenido campañas relacionadas con frases como tócate para que no te toque —auspiciada por MinMujer— para la detección precoz del cáncer de mama. Pero, aunque el autoexamen tiene una importancia para conocer la glándula mamaria y poder identificar anomalías, no debe reemplazar el diagnóstico anual de una mamografía en centros confiables, con tecnología y rapidez en la entrega de resultados.

Alcira Capecchi, médico radiólogo mastólogo y coordinadora de la Unidad de Mamografía y Tomosíntesis del Centro Médico Docente La Trinidad, en entrevista para Crónica.Uno sostuvo que con el autoexamen la mujer puede determinar si le duele en algún sitio de su mama, si esto tiene relación con el ciclo menstrual y hacer un mapa mental para que en algún momento pueda identificar “algo distinto”.

Cónchale me duele donde siempre antes de que me venga la menstruación, pero ahora me toco algo que no estaba, ejemplificó Capecchi sobre cómo se debe conocer la glándula.

Sin embargo, resaltó que el autoexamen puede ser limitado porque es probable que cuando una lesión sea palpable pueda medir más de un centímetro. Es decir, perdimos el momento de diagnosticar una lesión de tres milímetros, que es lo que puede proporcionar una mamografía digital de óptima calidad, argumentó.

Luisa Rodríguez de Táriba, presidenta de Funcamama, coincide con la visión de Capecchi. En una entrevista para Crónica.Uno durante el mes rosa, afirmó que el autoexamen es una herramienta para que las mujeres conozcan su tejido, pero no es un diagnóstico. Esto se hace a través de imágenes: mamografía o punción si hay una lesión, resaltó.

La campaña ‘tócate para que no te toque’ es completamente violatoria a los derechos humanos de las mujeres porque responsabiliza a la mujer de que si no se tocó, fue culpa de ella, declaró Táriba.

Táriba insistió en que estas campañas no pueden quitarle la responsabilidad al Estado de tener mamógrafos de buena calidad, calibrados y disponibles en todo el país. Además, subrayó que de nada sirve que una mujer se haga una mamografía en el sistema público y el resultado lo entreguen tres o cuatro meses después porque es un tiempo de vida que perdió la paciente. 

Foto: Mariana Sofía García

Las mujeres deben hacerse una mamografía una vez al año a partir de los 35 años. Capecchi explicó que el ginecólogo, oncólogo, cirujano mastólogo o médico internista puede guiar a la paciente, en especial si tiene antecedentes familiares, factores predisponentes o se hará una cirugía mamaria para poner prótesis.

Según Capecchi, los motivos para que las mujeres no se hagan estudios con frecuencia parten de la crisis económica, que incluye costos muy elevados de los exámenes, así como la falta de equipos disponibles en la red pública. Pero hay otro motivo que, consciente o inconscientemente, hace que las mujeres no se hagan una mamografía: “el miedo”.

Funcamama estima que una mujer puede gastar más de 10.000 dólares en el sistema privado para el diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama. Además, se suman otros montos como transporte, alimentación y lo que pierde la paciente si deja de trabajar.

El primer miedo es por si duele demasiado, mencionó Capecchi y contó que, con más de 20 años trabajando en el área, llegó a ver mujeres con las mamas moradas tras una mamografía mal hecha con equipos no aptos y técnicos no hábiles. Pero eso ya no pasa. Si bien la experta reconoció que puede molestar un poco, la tecnología que se usa ahora se adapta a la morfología mamaria y es muy rápida, por lo que no da tiempo para que la mujer sienta mucha molestia o dolor.

El otro miedo que mencionó Capecchi es enfrentar la posibilidad de tener cáncer. Ante esto resaltó que hay que vencer el miedo y la desinformación debido a que si se logra diagnosticar un cáncer de mama de forma precoz, hay un 95 % de probabilidad de curar a la paciente.

Foto: Gleybert Asencio
Control de calidad

Capecchi resaltó que, desde hace uno o dos años, ha visto la proliferación de pequeños centros en Caracas donde hacen mamografías con equipos de los años 90, es decir, analógicos. Los costos en estos lugares pueden ser “tentadores” para las pacientes porque son mucho más económicos, pero puso en tela de juicio la calidad del estudio.

Detalló que ha visto casos de mujeres que luego de hacerse un examen en estos centros tienen una falsa sensación de seguridad ante un diagnóstico erróneo. Para evitar esto, recomendó:

  • La mamografía tiene que ser digital, no analógica. Puede ser 2D o 3D.
  • El centro debe contar con técnicos radiólogos dedicados a la mamografía.
  • Debe haber un médico radiólogo especialista en mastología que sea capaz de hacer informes comparativos, incluir criterios mundiales para clasificar la glándula mamaria y su estado.

Preguntarle a la doctora de ese centro si ella se haría ahí la mamografía. Y si es hombre, si mandaría a alguna mujer que ame a ese centro, aconsejó.

El cáncer de mama es la primera causa de muerte en Venezuela. La organización Defiende Venezuela publicó a principios de noviembre en el informe “Pandemia del coronavirus en Venezuela: un enfoque en derechos humanos” que nueve mujeres venezolanas fallecen todos los días por esta enfermedad debido a la falta de detección temprana, pero también por la falta de acceso a los tratamientos médicos.

Por su parte, la Sociedad Anticancerosa de Venezuela estimó en su último informe publicado en 2019 que el cáncer de mama iba a presentar el mayor número de fallecidas entre 55 y 64 años y el mayor número de casos nuevos en mujeres entre 45 y 54 años. César Miranda, gerente de Educación y Prevención, alertó en octubre de 2021 que estos números se van a engrosar aún más por los efectos de la pandemia y la falta de respuesta oportuna por parte del Estado.

Foto: Gleybert Asencio

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