El horario mosaico, modalidad en la que los docentes asisten menos días a los planteles para dedicarse a otras actividades económicas, no solo afecta a los estudiantes. Representantes y cuidadores contaron a Crónica.Uno cómo perjudica la dinámica de sus hogares.

Caracas. Al tomar una pausa en su trabajo Beicker Briceño va a su casa, en la parroquia La Dolorita, para buscar a sus hijas y llevarlas a clases.

Las hermanas, de nueve y seis años de edad, están solas. Saben que no tienen que abrirle a ningún desconocido que toque a su puerta mientras su familia se encuentra fuera de la vivienda. Su papá no quisiera dejarlas, pero no tiene opción.

Mis hijas tienen que quedarse solas. Algunas veces mi suegra les lleva el desayuno entre 7:30 a. m. y 8:00 a. m. No va antes porque nosotros salimos muy temprano. Entre 4:00 a. m. y 5:00 a. m., explica el padre de 34 años de edad, sobre la hora en que él, su pareja y su cuñada salen a trabajar,

Jordeilis, de 9 años de edad, y Meiberlin, de 6 años, asisten a clases dos veces por semana debido a que en su colegio implementan el horario mosaico, una modalidad no oficial, pero que las zonas educativas conocen. Consiste en que los docentes acuden menos días a los planteles para dedicarse a otras actividades que les ayuden a sustentarse económicamente.

Horario mosaico - clases
Beicker busca a sus hijas cerca del mediodía para llevarlas al colegio, el cual queda a 15 minutos de su casa.| Foto: Tairy Gamboa

Yo los entiendo porque el pago de los profesores es algo mínimo. Muchos ganan cinco dólares semanales, monto que ninguna persona, ni por que se administre bien, le rinde, afirma.

A pesar de comprender la situación salarial de los educadores, la formación educativa de sus hijas es una constante.

Los problemas de servicios públicos son otra variante que condiciona su asistencia a la institución. La escasez del agua es la que prevalece.

Hubo un tiempo en el que la delincuencia era otro factor por el que no podían ir seguido. En mi caso, debo caminar 15 minutos con ellas hasta el colegio, entonces había enfrentamientos entre bandas y daba miedo caminar por la calle. Por suerte eso se calmó, dice el padre.

40 % de los niños, niñas y adolescentes escolarizados asiste a la escuela de forma irregular, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi 2023). 30 % por huelgas de personal docente y 18 % por inasistencia de estos.

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Aunque el tiempo que tienen para jugar con sus compañeritos no es mucho, lo disfrutan al máximo.| Fotografía: Tairy Gamboa
Lo que se puede

Mi niña aprendió a sumar, restar, leer y multiplicar en tareas dirigidas, expone Beicker sobre su hija mayor. Sin embargo, no pudo seguir llevándolas por el costo, que varía entre 2 y 3 dólares por día.

Se dedica al alquiler de lavadoras por su zona, junto con su hermano. Y su pareja labora en un negocio de venta de empanadas. Sin embargo, ambos salarios no son suficientes para costear los gastos adicionales en su hogar. Por esa razón, hace lo que puede para ayudarlas con sus tareas.

Cuando lo requiere hace uso del internet para aclarar dudas sobre temas que desconoce.

Nosotros tenemos aparte de sus cuadernos, otros donde les ponemos caligrafía y pequeñas cuentas para mantenerlas ocupadas. Pero nosotros no tenemos la capacidad para dar esa enseñanza. En cambio un profesor sí, indica.

Insiste en que hace lo poco que puede debido a que llega muy cansado de su trabajo.

Sin emoción

A diferencia de períodos escolares anteriores, Jordeilis y Meiberlin ya no muestran tanta emoción por ir a la escuela porque ya no lo apuran con las mismas ganas que antes. Solo hacen sus tareas, van a clases y aprovechan el poco tiempo que tienen para socializar con sus compañeros.

 El aprendizaje no es lo único que le preocupa a Beicker, también el poco tiempo que sus hijas pasan con otros niños y niñas de su edad.

Cuando no estamos con ellas no pueden salir. Prácticamente juegan entre ellas, o con la tablet, que la usan por horas. Del resto, cuando yo las llevo a un lugar cercano, explica.

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Los padres de las niñas les preocupa que ya no se relacionan con otros compañeros de la escuela con tanta frecuencia.| Foto: Tairy Gamboa

Permanecen en el colegio de 1:00 p.m. a 4:30 p.m. Las niñas ven 45 minutos de clases, tienen cinco minutos de recreo, y regresan a otros 45 minutos de clases antes de la hora de salida. Igual yo llego a las 3:30 p. m. y ya están listas esperando a que las busquen.

Solo tengo cinco minutos de recreo, cuenta Meiberlin, mientras muestra sus cuadernos de primer grado. Aunque el tiempo que tiene para jugar con sus compañeritos no es mucho, lo disfruta al máximo. Las tareas que más le gusta hacer son las que tienen dibujos, su actividad favorita.

A Meiberlin le encanta colorear, por eso sus tareas favoritas son las que tienen dibujos. /Fotografía: Tairy Gamboa

En cambio, Jordeilis, que cursa tercer grado, disfruta más ver clases de Educación Física, materia que su hermana no ve por falta de profesor.

Dice que no le gustaría ir más días a la escuela porque en los que va, escribe demasiado.

A Jordeilis no le emociona la idea de tener más días de clases debido a que en los que asiste, escribe demasiado. /Fotografía: Tairy Gamboa
Una vez por semana

Hace cuatro meses, por orden de la institución educativa, Jordeilis y Meiberlin solo fueron una vez por semana a clases.

Muchos padres asistimos al colegio, hicimos reuniones y les planteamos que un solo día a la semana nadie aprende nada y que entonces ¿cuál era el aprendizaje que les iba a quedar? ¿Qué es lo que aprenden?, recuerda el padre.

En esa ocasión las hijas de Beicker fueron a clases únicamente cuatro veces a la escuela.

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Beicker les deja a sus hijas actividades de refuerzo académico para que hagan cuando están solas. /Fotografía: Tairy Gamboa
La maestra soy yo

Por las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio los tres nietos de Lorena* asisten a clases tres veces por semana en una escuela de La Dolorita. Tienen 14, 11 y 8 años de edad.

Desde que la hija de Lorena se fue del país en búsqueda de mejoras económicas, la mujer, de 54 años de edad, asumió el cuidado de sus nietos.

Antes iban dos días, pero por las elecciones decidieron agregar uno para adelantar, por lo que ahora van miércoles, jueves y viernes, dice la mujer de 54 años.

¿Las razones? La inconformidad salarial de los docentes quienes se ven obligados a asistir en horario especial o mosaico.

Siento que los pone flojos porque en el salón, la mayoría de las actividades son en grupo por la falta de tiempo. Así que bueno, los días que ellos no pueden ir, soy yo quien les explica. Esos días la maestra soy yo, destaca.

Antes iban a tareas dirigidas, pero por el costo no pudo seguir enviándolos. Por suerte, asegura que familiares la ayudan cuando deben hacer maquetas, exposiciones o tareas que impliquen mucho trabajo.

Horario mosaico

En una nota anterior de Crónica.Uno, Raquel Figueroa, secretaria del Colegio de Profesores de Venezuela, contó que antes de la llegada de la pandemia de COVID-19, el horario mosaico se daba en algunas regiones del país.

Los indicadores de la pulverización del salario y servicios sociales hicieron que el desarrollo pedagógico se viera perjudicado, por lo que empezaron, de acuerdo con las realidades, a organizar el horario de tal manera que una maestra no fuera todos los días, agregó.

Desde antes del inicio del período escolar 2023-2024 los sindicatos y federaciones de maestros advirtieron que, de no haber incremento salarial –que se mantiene en 130 bolívares desde el 15 de marzo de 2022–, los educadores continuarán en horario mosaico.

(*) Los nombres fueron modificados por medidas de protección.

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