El Niño Jesús también cruza el puente Simón Bolívar 

Niño Jesús

No todos tienen pesos para pagar en la frontera, por lo que quienes no tienen más remedio que comprar en territorio nacional deben caminar antes de comprarles los regalos a los más pequeños de la casa.

San Cristóbal. El alto costo de la vida hace que los regalos del Niño Jesús pendan de un hilo. Los altos costos y lo volátil de los precios hacen que más de uno se agarre la cabeza a la hora de mantener la tradición para los más pequeños. Mientras, otros se dirigen a Cúcuta donde hay más variedad y, además, los precios son mejores por la tasa de cambio. Para muchos padres “el Niño Jesús también cruza el puente Simón Bolívar”.

Y es que en San Cristóbal los precios de los juguetes no son nada atractivos en esta temporada. Al menos dos salarios mínimos se deben tener solo para un juguete. Sin contar con que ya no hay la variedad de años atrás, cuando se podían adquirir los regalitos de los niños a bajo precio y siempre había una alternativa, en caso de no contar con los recursos para comprar el original.

En lo que concierne a regalos para niños, es poca la variedad. Carros, camiones, gandolas y bloques para construir es la constante en las tiendas. Un carro de carreras en miniatura puede costar más de 60.000 bolívares la unidad, mientras que una pista alcanza los 2 millones de bolívares, por hablar de la más sencilla, pues hay unas con precios que superan los 4 millones de bolívares. 

Para las niñas hay muñecas de todos los precios. Foto: Ana Barrera

Bloques de construcción de marcas nuevas tienen precios astronómicos. Van desde los 500.000 a los 900.000, según la cantidad de unidades. 

En juguetes para niñas hay más variedad. Muñecas hay de todos los precios. Desde 30.000 a 500.000, dependiendo de la marca, si es modelo nuevo, si está de moda, son los elementos que le ponen el precio a estas, mientras que bebés llorones ascienden a los 780.000 bolívares. 

En las jugueterías, si bien hay quienes compran, ya no se registran colas en las cajas para pagar. Solo unos pocos llevan juguetes y sacan cuentas antes de pagar.

“Los niños no tienen la culpa de que las cosas estén difíciles. Al menos se les da algo para que no pierdan la ilusión”, dijo Américo Torres, quien compraba un carrito en miniatura para su pequeño nieto. 

Aseguró el abuelo que en años anteriores la rochela se formaba después de que llegaba el Niño Jesús, pues debajo de su árbol siempre había juguetes “y de los más escandalosos”, pero este año a duras penas pudo pagar un carrito. 

Niño Jesús
Los tachirenses prefieren ir a Cúcuta. Foto: Ana Barrera

Mientras que en Cúcuta no hay negocio que no esté lleno tanto de juguetes como de clientes, en San Cristóbal el panorama no es muy alentador. 

“Las ventas están bajas. Fíjese solo en la cantidad de empleados eventuales que hay. Solo dos. El año pasado éramos más de 15 y no nos dábamos abasto con la cantidad de gente. Están pésimas las ventas”, dijo la cajera de una juguetería reconocida del Sambil y quien prefirió no decir su nombre. 

“Mis hijas ya están grandes para el Niño Jesús, pero igual ellas vienen a escoger sus regalos. Este año no puedo pagar lo que querían, pero entendieron y no pidieron juguetes. Es lamentable que por más que uno trabaje no pueda comprarles las cositas a sus chamos”, dijo Rosa Sepúlveda, mientras pagaba unos presentes que estaban en oferta. 

Siempre Cúcuta

Quienes tienen divisas se toman su tiempo y viajan a Cúcuta. A tan solo dos horas de camino se encuentra la capital del Norte de Santander y allí hay de todo y para todos los bolsillos. 

En los supermercados, en los centros comerciales, en jugueterías, en todas partes hay juguetes. Los precios varían, pero una bicicleta puede costar unos 250.000 pesos, lo que equivaldría a poco más de 2 millones y medio, muy por debajo del precio local, mientras que pistas de marcas conocidas fácilmente se pueden comprar en unos 80.000 pesos, o lo que en bolívares se traduce en 800.000 bolívares, a diferencia de las que se consiguen en San Cristóbal. 

“Por más que uno quiera comprar en Venezuela, es muy difícil. Es mejor hasta comprar los pesos y bajar hasta Cúcuta, porque aquí todo es muy caro. También se pasan subiendo todo. Uno entiende que las cosas suben, pero hay comerciantes que exageran”, dijo Romel Arévalo. 

Con ilusión

Pese a que faltan menos de tres semanas para la llegada de la Navidad y, con ella, la llegada de los juguetes, hay pequeños aún indecisos. Todavía se ven niños mirando inocentes las vitrinas y diciéndoles a sus padres que ese es el juguete que quieren, mientras estos se agarran la cabeza, pues saben que van a sacrificar “una platica” con tal de ver a sus retoños felices. 


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