El pasado 17 de mayo se celebró el Día Mundial del Reciclaje, y aunque han pasado algunos días, el tema sigue vigente, pues en al menos ocho de los 17 objetivos de la Agenda de Desarrollo 2030 se promueve la sostenibilidad de la vida humana en el planeta.
Caracas. Los técnicos de la ONG Vitalis sugieren que de las 19.000 a 25.000 toneladas de residuos que se producen diariamente en el país, solo pudieran estarse reciclando entre 10 y 19 %.
De acuerdo con las estadísticas que maneja la misma organización, en Venezuela se recicla alrededor de 95 % del aluminio; 90 % de hierro; 25 % de vidrio; 1 % de materia orgánica; 20 % de papel y cartón; y alrededor de 2 % en plásticos.
Sin embargo, y esto también es una afirmación de Vitalis, “en función del volumen total de residuos, menos de la quinta parte pudieran estar recibiendo un tratamiento final apropiado”.
El pasado 17 de mayo se celebró el Día Mundial del Reciclaje, y aunque han pasado algunos días, el tema está más que vigente, pues en al menos ocho de los 17 objetivos de la Agenda de Desarrollo 2030 –un plan de acción en favor de las personas, el planeta y la prosperidad– se habla del desarrollo sostenible como meta primordial.
Y si bien es cierto que los gobiernos de América Latina y el Caribe han sido protagonistas en la elaboración y adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el compromiso total por parte de las instituciones en la planificación nacional sigue tímido en los avances.
Tanto que en esas políticas de desarrollo sostenible y en otros procesos pertinentes que se están llevando a cabo en el país, específicamente en las esferas económicas, social y ambiental ha quedado muy rezagado el reciclaje, visto como una técnica que ayuda a no contaminar y a minimizar las emisiones de carbono.
Reciclar no es reutilizar
Ahora bien, se cree que reciclar es darle un nuevo uso a la botella de plástico, usar una hoja por ambos lados, hacer una artesanía con un caucho. Pero eso simplemente es reutilizar esos productos, no es reciclar.
Esto último implica un trabajo de transformación física y/o química de los materiales, que luego pueden dar origen, a través de otros pasos, a bienes similares o totalmente distintos que los originales.
Para ello, primero se debe pasar por los procesos de segregación, almacenamiento y recuperación de los residuos.
En este punto, la ciudadanía se puede sumar de manera independiente. Para esto es necesario que los gobiernos locales y la empresa privada sean parte del ciclo que convierta los residuos en materia prima.
Alrededor de 80 % de los desechos domésticos e industriales pudieran ser reciclados.
Cabe destacar que en Venezuela, aunque existe legislación sobre el manejo de la basura, no hay reglamentos que especifiquen las formas de reutilización de los desechos. Tampoco se han establecido sanciones para aquellos que no cumplan con las normas.
La ONG Transparencia Venezuela reseñó que en 2015 Venezuela tenía el porcentaje más bajo de la región en materia de reciclaje. El total nacional es de apenas 2 %.
Además, detalló que 89 % de los municipios no contaba –para ese entonces– con empresas de reciclaje. Mientras, proliferaban los sitios de disposición final, cerca de 311, “los cuales operaban con escaso control y algunos estaban en manos de grupos irregulares”.
La experiencia de Barinas
Pero no todo está en pañales. Se debe reconocer que hay gente con proyectos en mano y ONG ambientales que marcan la diferencia en el país.
Liliana Cáceres, líder de la organización Madera Plástica, con sede en la ciudad de Barinas, contó que iniciaron este proyecto con la intención de generar un cambio en la ciudadanía. El fin último es lograr un impacto tal que demuestre que todos pueden hacer reciclaje y marcar una huella en el planeta.
Básicamente, se propusieron transformar el plástico que reciclan en estantillos o varas con las que se puede reemplazar la madera. Con este material se hacen desde cercas y sillas, hasta paredes y pisos.
Asimismo, se plantearon disminuir los gases invernaderos a través de la conservación de la flora y la vegetación y evitar la quema de plástico.
Esa técnica la enseñan en las escuelas, con el objeto de incentivar y formar a los niños y hacerlos, a su vez, difusores de la información en sus casas y comunidades.
Además, los están motivando a promover el Tratado de Escazú, el primer acuerdo ambiental de América Latina y el Caribe, vigente desde el 22 de abril de 2021
Otros de los objetivos de Madera Plástica es reducir el porcentaje de basura que llega a los botaderos y minimizar la cantidad de desechos domésticos generados en los hogares.
Salvar el planeta
“Nosotros tenemos muchas formas de reciclar, tenemos centros de acopio en los cuales participan las familias; contamos con los carrucheros que recorren la ciudad en búsqueda del plástico y lo llevan para la empresa; están los puntos verdes que se hacen en las urbanizaciones y en las escuelas”, comentó Cáceres.
También hacen jornadas de reciclaje, perifoneo, dan charlas y hacen concienciación sobre el hecho de que no todo tiene que ir para el aseo. “Insistimos en salvar el planeta”.
El más importante de los proyectos de Madera Plástica se llama Recieduca, un programa que llegará a todas las escuelas de Barinas para fomentar la cultura del reciclaje.
“Estamos ganados a la idea de que con esta herramienta podemos construir casas, avenidas, puentes, así como se está haciendo en otros países. Ciertamente, en Venezuela no hay mucho control, a pesar de las leyes. Lo otro es que aquí son muy costosos los servicios de aseo urbano y eso afecta la creación de las alianzas con las recicladoras”.
“Solamente 20-30 % de la basura se puede reciclar. En Venezuela hay muy pocas recuperadoras de vidrio, además el traslado para las fábricas es costoso. Igual pasa con el cartón”.
En Barinas, dijo, hay 10 recicladoras, también hay en Barquisimeto, en Valencia, en Mérida, en Caracas,
“Pero la cuestión es que el gobierno (de Maduro) nos quiere exigir los mismos requisitos para la permisología que le piden a quienes trabajan con el hierro, cuando no son los mismos ingresos generados con el vidrio o el cartón, por ejemplo. El gobierno pone trabas, aun cuando nosotros restamos mucha basura de las calles”.
Jornadas en El Paraíso
Líneas arriba se mencionó que el primer paso en el reciclaje es la segregación del material. Este proceso puede efectuarse en forma manual o tecnificada. La separación en el origen permite que muchos materiales vayan directo a los centros de reciclaje y de allí a su uso predestinado.
Posteriormente, viene el traslado hacia el fabricante o hacia los puntos de recogida, para su reutilización, reciclado o, eventualmente, su destrucción.
En la mitad de esa cadena o ciclo se encuentran los vecinos de la parroquia El Paraíso, en el municipio Libertador de Caracas, quienes en enero de 2021, en plena pandemia, iniciaron la recolección de desechos domésticos como cartón, plástico, cauchos, vidrio, tetra pack y aluminio.
Sofía Santaniello, también líder del proyecto e integrante de la organización El Paraíso Organizado, dijo que lo hicieron en ese momento (y lo hacen actualmente) para lograr una comunidad más sana, para crear cultura en la promoción de un ambiente saludable y sostenible y para convertirse en un modelo de parroquia más limpia.
Hasta los momentos, en esta zona donde habitan más de 150 mil personas, hay tres puntos de recolección: Parque La Paz, Tolemaica y San José de Tarbes. Antes de llevarlos a esos lugares, los vecinos los clasifican en sus casas.
Comunidad Sostenible
“Esta es una parroquia altamente generadora de desechos y carente de un adecuado servicio de recolección. Por eso la propuesta de convertirla en una Comunidad Sostenible, de acuerdo con los parámetros de las Naciones Unidas”, señaló Santaniello.
Iniciamos, contó, con alianzas con Multirecicla C.A, generando contenidos en las redes sociales: #AlRescateDeLaPaz, #CayapaALaBasura y sumando voluntades.
En 2021, en nueve jornadas recuperaron 3.843,5 kilos de basura, 50 % de los desechos puro vidrios.
En lo que va de 2022 han hecho tres eventos y han podido recolectar 1.684,75 kilos de basura, entre vidrio, plástico cartón y aluminio.
Tres unidades educativas están incorporadas al proyecto, mientras se fortalece la labor social en las calles.
“Las encuestas aplicadas en la comunidad nos dicen que 90 % de los vecinos quiere continuar contribuyendo con el proyecto y participando en las jornadas”.
El Paraíso continúa generando cultura para la clasificación de desechos. Reduce, Reutiliza y Recicla para #CaerleEnCayapaALaBasura. Sábado 30 regresa la jornada para el reciclaje @PqElParaisoCcs @paraisorganiza @UrbElParaiso @RCR750 @Radarciudadccs @MonitorCiudad_ @CaracasPlural pic.twitter.com/uVqpbnJeLp
— InnovaVenezuela (@InnovaVenezuela) April 25, 2022
El reciclaje es sustentable
Harrinson Paredes, presidente de la Fundación Pico el Águila y Maderas plástica, explicó que transforman los desechos sólidos no peligrosos que se encuentran en el medio ambiente (pipotes, juguetes, bolsas, potes de mantequilla, envases de champú) en grumos, luego lo muelen y densifican para poder moldearlos y convertirlos en varillas similares a la madera.
El beneficio que sacan de esta práctica es que disminuye el plástico en las calles, pero a su vez detiene en alguna medida la tala de árboles, el uso de moto sierras y de combustible. “Esto además impacta en el medio ambiente y da sostenibilidad”.
Contar con las alianzas
Tanto para Cáceres, como para Santaniello y Paredes, el reciclaje debe pasar a ser una fuente de trabajo sustentable, segura y confiable.
No obstante, están conscientes de que eso requiere apoyo de las alcaldías, alianzas con las empresas privadas, tecnología, inversiones, programas educativos y organización y que se aplique todo previsto en la Ley Integral del Manejo de la Basura.
Ya Transparencia Venezuela en su investigación Basura: Algo huele muy mal de 2018, advirtió que solo 17 % de los municipios tienen planes de reciclaje. El informe también recoge que apenas 11 % de los municipios ejecuta programas ambientales, e indicó que existen cerca de 117 vertederos y, aproximadamente, 120 botaderos expresamente prohibidos por la Ley.
De ahí el reto y la voluntad de la ciudadanía. De hacer del reciclaje, no solo una meta del milenio, sino un estilo de vida. Una apuesta que surfee incluso los problemas generados en los sitios de disposición final, los cuales ahora no son exclusivos de los recuperadores, sino que están controlados por las mafias de chatarreros y por personas en situación de calle que se pelean los desechos con los zamuros y perros.
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