La segunda temporada de la serie de Max sigue el periplo de un joven periodista en el mundo de la yakuza

Caracas. Continúan las andanzas de un joven periodista estadounidense en Japón. En la segunda temporada de Tokyo Vice, Jake Adelstein (Ansel Elgort) luce mucho más centrado. Si en la primera parte de la serie el personaje huye de la expectativa de su familia, en esta ocasión el sosiego resuena en sus reflexiones sobre padre, madre y hermana, quienes lo esperan en Estados Unidos para celebrar un acontecimiento importante.

Mientras decide si acude al reencuentro, continúa con fervor el seguimiento a la yakuza en la capital de Japón. Ya en el periódico en el que  trabaja hay más confianza en él. Ha demostrado estar vinculado con fuentes contundentes para desentrañar todo el aparataje de la mafia en la sociedad del país. 

Mayor solidez

Disponible en Max, Tokyo Vice en su segunda temporada se fortalece mucho más con una solidez en todos su capítulos. Contrario a la entrega anterior, en la que la historia trastabillaba en algunos capítulos por momentos. Pero aun así se mantenía por una trama intrigante en su planteamiento y el misterio de un protagonista que busca su propósito.

Tokyo Vice
El personaje de Ken Watanabe es un faro moral en el intrincado mundo de Tokyo Vice

La yakuza está en conflicto, aún más. Una figura reaparece para invitar a bajar la cabeza o desaparecer, así como a cambiar los procedimientos a través de la adhesión al sistema económico y político de una manera menos solapada. Son otros tiempos, dice.

Entonces las sospechas se expanden. Parece no haber lugar seguro para nadie, especialmente para Jake Adelstein ni para el policía Hiroto Katagiri, interpretado por un tenaz Ken Watanabe. Este último ve cómo se le cierra más el mundo y el margen de acción está entorpecido por las alimañas que carcomen todo sendero de acción.

Samantha y la yakuza

Otro aspecto interesante para la intriga de esta segunda temporada de Tokyo Vice es cómo Samantha (Rachel Keller) empieza a retomar el control de su vida con un nuevo club. Parece que se encamina a un propósito, pero nuevamente el mundo se viene abajo con la arremetida de la guerra en la yakuza.

Tokyo Vice
Samantha es una pieza clave en la manera en la que se resuelve el conflicto de Tokyo Vice

En estos capítulos, la ciudad es nuevamente un elemento puntual para definir a los personajes. Lejos de la narrativa turística, la metrópolis nipona luce asfixiante y desgarradora. Y no precisamente por una decadencia física, sino por una carencia de la trascendencia en quienes llevan las riendas, en la élite presentada para la trama. No hay interés bien sea por corrupción o por miedo. Ocurre en el entramado de Tokyo Vice como obra dispuesta a la lectura de un sistema corrompido desde hace años, mientras unos pocos tratan de demoler las maneras que corrompen lo que debería ser la dinámica. 

Florecen además los conflictos íntimos de los personajes cercanos al protagonista, los dilemas familiares e incluso los celos profesionales. En ese aspecto, esta segunda temporada indaga más en la complejidad personal de los involucrados, esas tormentas personales que se entrelazan con las decisiones por el bien mayor.

Tokyo Vice es una serie que no suele comentarse mucho. Pero sin dudas, es una obra que bien vale dedicarle tiempo, especialmente aquellos fervientes del thriller y del drama. Aunque su capítulo final pareciera apresurado en eximir y resolver, toda la serie es una historia sobre la esperanza en la corruptela, pero también de los retos éticos y morales de quienes quieren virar todo.

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