El rescate del perezoso Chuwie inspiró la creación de un centro de rehabilitación para su especie

Perezosos

Entre la neblina y las montañas de San Antonio de los Altos se esconde un pequeño Centro de Rescate y Rehabilitación para Perezas. Haydée y Juan Carlos nunca imaginaron que, tras curar al famoso Chuwie, salvarían la vida de 32 perezosos.

Miranda. A paso lento se tambalean en sus troncos de bambú. Otros pequeños, comen y danzan entre las lianas. Inspiran calma, ternura y amor. Cuatro perezosos se recuperan en el hogar de la familia Rodríguez: Jyn, Gungi, Leia y Chuwie, el galán. Sin querer, la pareja se convirtió en proteccionistas de esta especie en los Altos Mirandinos.

En las ciudades venezolanas la vida del perezoso corre peligro. Electrocutados o atropellados, por lo menos, a la semana uno de estos mamíferos muere en San Antonio de los Altos. Desde que Chuwie llegó a las vidas de Haydée y Juan Carlos han rescatado 32 perezas de la especie Bradypus variegatus.

Chuwie y Leia
El guerrero enigmático

Aún sin tres garras, Chuwie se sostiene con fuerza del bambú. Detesta la lluvia, apenas siente unas cuantas gotas de agua, en cámara lenta, se arrastra hasta la morada de los Rodríguez.

Pero lograr que este perezoso recuperara su energía fue una ardua tarea. Hace meses los pronósticos veterinarios arrojaban que Chuwie no lo iba a lograr. Cuando Haydée y Juan Carlos lo encontraron en la carretera de Potrerito estaba muy herido. Se había electrocutado y, como consecuencia de la caída, perdió sus uñas.

Leia

“Haydée es amante de los perezosos. Un señor caminaba con uno en brazos, cuando le preguntamos nos dijo que estaba muerto, antes de irnos del lugar lo revisé y movió la cabeza, aún estaba vivo. Decidimos rescatarlo y buscar quién le diera primeros auxilios. Dejarlo allí era dejarlo morir oir miasis o un depredador”, relató Juan Carlos.

Chuwie tenia quemaduras en sus dos patas traseras. Al consultar con especialistas venezolanos les recomendaron dormir al mamífero. Sin embargo, un veterinario le dio otra oportunidad, si en dos semanas el animal no mejoraba optarían por la eutanasia. Pero no fue así, gracias al contacto con expertos de Costa Rica y Panamá salvaron la vida de Chuwie.

Jyn alias “pipote”

Para Haydée y Juan Carlos, los primeros meses fueron los más difíciles. “Ni sabíamos que era el yagrumo”, comentan. Entre el ensayo, error e investigación, la pareja se adentró en la aventura de la rehabilitación de un perezoso. A su juicio es un animal enigmático. Curaron sus heridas, buscaron diariamente las hojas de yagrumo y le construyeron una plataforma de bambú. Todo bajo asesoría de especialistas.

“Prácticamente nos dijeron ‘mátalo’. Así nos dimos cuenta de que no hay casi información, no solo de autoridades, tampoco hay estudios grandes de perezosos y lo que hay no es suficiente. Gracias a Dios nos atendieron los especialistas internacionales. El resto fue evaluar el comportamiento del perezoso y tener intuición”, asegura Haydée.

Diez meses después, el perezoso está sano y fuerte. Su rápida recuperación dio lugar a la creación del Centro de Rescate y Rehabilitación de Perezosos.

Gungi come hojas
Camino para abrir un refugio

Las historia de Chuwie trascendió a las redes sociales. Haydée y Juan Carlos buscaban experiencias similares y apoyo en grupos virtuales de la comunidad sanantoñera para ayudar al mamífero. El cariño fue la primera respuesta.

Pipote como un superhéroe

El perezoso cada vez tenía más seguidores, quienes esperaban ansiosos por saber qué tremendura había cometido en el día. Si comió, se bañó, sus poses y por supuesto, cómo transcurría su recuperación. Se convirtió en rockstar del mundo animal en Facebook, Chuwie recibía regalos de sus fanáticos.

No obstante, su influencia en las redes puso sobre los hombros de sus cuidadores una nueva responsabilidad.

“Nos empezaron a llamar cada vez que había un perezoso accidentado en San Antonio, Caracas y hasta en El Junquito. Cuando llegábamos no había nada que hacer”, aseguran.

“Si pudimos con Chuwie podemos ayudar a otros”. Fue así como, después de vueltas al asunto, decidieron iniciar con la creación del centro de rescate de perezas.

Por suerte, también recibieron apoyo de la Alcaldía del municipio Los Salias. La Ley de Protección a la Fauna Silvestre prohíbe la tenencia ilegal de animales silvestres. Sin embargo, el caso de Chuwie era distinto, en sus condiciones no se puede reintegrar al bosque. Lo mismo sucede con Jyn y Gungi, dos bebés huéfanos, y Leia, otra perezosa electrocutada. Los fondos para costear los tratamientos de los mamíferos han salido del bolsillo de los Rodríguez.

pereza
Chuwie

Gracias al la alcaldía cumplieron el primer paso ante el Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo (Minec): reportaron al animal. Por el centro de rehabilitación han pasado 20 perezas, todas han sido reintegradas al ecosistema. Incluso, inspiró un artículo de la Ordenanza de Protección a la Fauna Doméstica, Libre y en Cautiverio, que declara el perezoso como animal protegido y representativo de Los Salias.

Ahora son un equipo de dos rescatistas, siete veterinarios, de los cuales cuatro se encuentran en el exterior. Además, tienen asesoramiento de un centro especializado de atención a perezosos, de biólogos y paleontólogos.

Juan Carlos y Haydée reiteran que Chuwie no es una mascota, es una pereza que se recupera en los espacios de su hogar, mientras trata de recrear su vida silvestre.

Para conocer más sobre esta iniciativa visita @chuwieelgalan en Instagram o Facebook.

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