El sector transporte en el estado Lara se niega a morir, a pesar de tener aproximadamente 75 % de la flota antigua, el alza de los repuestos y gasolina, el impedimento de obtener combustible subsidiado, la amenaza de los policías en las alcabalas y la permanencia del abollado sistema de transporte masivo, Transbarca. Los más afectados son los usuarios que tienen que caminar largos trechos o esperar horas en las paradas.
Barquisimeto. Basta con montarse en una de las pocas unidades de transporte y se evidencia el deterioro de las mismas, ya que la mayoría de las que circulan en las calles fueron adquiridas entre 1966 y 2015. A partir de ese último año, comprar un vehículo nuevo comenzó a hacerse difícil, ya que ni los créditos o ayudas gubernamentales eran fáciles de conseguir. Por este motivo, los conductores o dueños de busetas han tenido que hacer cualquier tipo de maniobras para mantener operativas y en servicio las unidades en las calles.

Los usuarios manifiestan que el sector transporte está bastante deteriorado, lo que ha causado en muchas oportunidades, por ejemplo, pérdida de la vestimenta por alguna avería dentro del vehículo. Además, aseguran que han tenido que esperar el auxilio de otro compañero de ruta para hacer trasbordo tras haberse accidentado el vehículo en el que se desplazaban.

Asientos sin respaldo, carrocería oxidada, vidrios partidos, tubos de escape que parecen camiones de fumigación debido a la gran cantidad de humo que expulsan o el que se inhala dentro de la unidad, huecos en el piso y el típico olor a gasolina que se queda impregnado en la ropa del usuario son algunas de las situaciones que deben enfrentar los larenses, amén del hacinamiento dentro de cada autobús.

Sector transporte
El sector transporte en Barquisimeto se quedó en el tiempo. Foto Yelitza Figueroa

Hasta  2021, el número de unidades de transporte que manejaba Fontur era de 7500 vehículos en Lara. De esa cifra, 5625 son de vehículos del año 2015 para abajo. Sin embargo, los representantes de los sindicatos detallan otras cifras.

Actualmente, en el sector urbano tenemos más 300 unidades diésel operativas y de gasolina 5000 accidentadas por el combustible, pero totalmente operativas, como 186 unidades a las que se le ha colocado el sistema de gas”, señalaron.

En este sentido, Víctor Reyes, presidente del Sindicato Bolivariano de Transporte del estado Lara y vicepresidente de la Federación Bolivariana del Transporte en Venezuela, dijo que son muy pocas las unidades nuevas en la región y que los vehículos más recientes son los autobuses Yutong, pero la mayoría de las Encava son viejas y los transportistas hacen un gran esfuerzo para mantenerlas en funcionamiento.

La mayoría de las unidades de transporte no tienen la capacidad de rodar. De acuerdo con algunos transportistas, el último financiamiento que hubo fue el de los Yutong y el de las Encava estándar que se ven mayormente en la Ruta 5; una de las pocas asociaciones civiles que se han visto remozadas en Barquisimeto.

Pero no solo es el problema de la falta de repuestos, sino que las unidades de transporte de vieja data tienen los tanques de combustible más grandes y con la escasez de gasolina muchas veces no es posible llenarlos en su capacidad total. Los choferes permanecen días en las estaciones de servicio tratando de conseguir más combustible, lo que impide que logren cumplir con sus rutas.

Cristóbal Torres, conductor de una unidad de transporte, indicó que gasta más dinero en las reparaciones casi diarias del motor porque es la parte más sensible de un modelo viejo: tiene una Encava del año 1968. Afirmó que hizo todas las diligencias pertinentes para hacerse con un crédito y obtener un Yutong, pero no fue aprobado.

Sector transporte
La mayoría de los transportistas en Lara deben hacer largas colas para abastecer las unidades. Foto Yelitza Figueroa

Según Geovanny Peroza, presidente del Sindicato Automotor del estado Lara, aunque hay más unidades en la calle por cierta regularidad en el despacho desde las estaciones de servicio asignadas a los transportistas, ubicadas en la Av. Libertador y en el terminal de pasajeros, “las unidades están muy fatigadas, en su mayoría tienen entre 30 y 40 años, requieren un mayor mantenimiento porque son antiguas, nos hemos visto obligados a convertirnos en latoneros, mecánicos, pintores y hasta tapiceros”, aseguró.

Transporte Interurbano está limitado

Por su parte, José Gregorio Nieto, presidente de la Cooperativa Larense, asevera que las rutas interurbanas todavía existen, pero solo trabaja la mitad de la flota.

Lo que ha desaparecido o quebrado son los transportistas. Solo está trabajando 50 %, el resto de los vehículos está accidentado y, los que estamos activos, trabajamos dos días a la semana debido a la poca afluencia de pasajeros”, señaló el transportista.

Sostiene que esta problemática no la enfrentan solo en la cooperativa que él representa, sino también en el resto de las organizaciones. Nieto asegura que la poca movilidad de pasajeros, sumada a la falta de combustible, los ha afectado gravemente. En este tema del carburante, Nieto señala que les están dando 100 litros de diésel a un carro por organización y no es todos los días, por lo que teme que poco a poco este sistema vaya a desaparecer y tengan que pagar a precio internacional.

Creo que a medida que pase el tiempo, el número de transportistas quebrados seguirá aumentando porque hasta la fecha estamos en la lucha por sobrevivir”.

Por tal motivo, en las rutas interurbanas están viajando muy pocos carros, un promedio de cuatro busetas para cada ciudad. Nieto señala que antes existían alrededor de 35 líneas interurbanas, actualmente, desconoce cuántas organizaciones quedan.

Choferes no cuentan con un plan de financiamiento

Los trabajadores del sector transporte afirman que no cuentan con la ayuda gubernamental para reemplazar sus unidades o siquiera repararlas. Cuentan que no tienen un plan de financiamiento o las tan publicitadas atenciones en cuanto a baterías, cauchos, aceites y otros insumos que han publicado los funcionarios  en sus redes sociales.

Asimismo, desde hace dos años no cuentan con financiamientos y les eliminaron las proveedurías, que podría permitirles reactivar por lo menos 40 % de las unidades que se encuentran paralizadas en la región.

Las proveedurías tienen más de dos años que no funcionan. No volvió a llegar ningún insumo, batería ni lubricantes subsidiados a través de la Gran Misión Transporte. Los transportistas tenemos que cubrir el mantenimiento para garantizar la funcionalidad de las unidades, y un litro de aceite de pipa en la calle está alrededor de cinco dólares”, dijo Víctor Reyes, presidente del Sindicato Bolivariano.

A pesar de esta situación, los transportistas que están paralizados hacen lo posible para poner sus busetas nuevamente operativas.

En este punto, el equipo de Crónica.Uno quiso conversar con Lino Rodríguez, director de la Autoridad Metropolitana de Transporte, Tránsito y Circulación Barquisimeto-Cabudare (AMTT), organismo adscrito a la Alcaldía de Iribarren, que, a pesar de haber accedido a una entrevista, no concretó el contacto presencial o telefónico puesto que dejaron de contestar los mensajes enviados.

Usuarios son los más afectados

Durante los últimos años, la situación del sector transporte se ha visto más precarizada tanto en la zona urbana como la interurbana. Esto afecta de manera directa no solo al transportista sino a los usuarios que requieren trasladarse a sus diferentes destinos. Muchos se han visto obligados a caminar largos trechos por la falta de transporte, cansados de esperar largas horas para montarse en una buseta.

El colapsado sistema de transporte masivo Transbarca, manejado por el gobierno regional, tampoco se da abasto y son muy pocas las unidades que realizan los recorridos. Si bien el servicio antes era deficiente, ahora está peor, ya que los pasajeros que necesitan, por ejemplo, estar en el centro de Barquisimeto a las nueve de la mañana, deben estar en la parada desde las seis y hacer la cola de dos horas.

Patricia Romero afirma que si no está apurada, prefiere optar por este sistema porque paga con su tarjeta recargable pues no siempre tiene efectivo, pero la cola que hace es kilométrica por la falta de unidades.

Los usuarios también deben enfrentar que, a pesar de los decretos gubernamentales que no permiten más de 75 % de capacidad en cada autobús o camioneta, las unidades viajan a reventar. Incluso Transbarca incumple la normativa. Además, no cuentan con las medidas de bioseguridad contra la COVID-19.


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