Embarazo adolescente: madre a los 15, abuela a los 30

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En Venezuela, según las cifras del ministerio para la Salud una de cada cinco menores de edad ya se convirtió en mamá. En 50% de estos casos no hay planificación

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. Cifras del ministerio para la Salud indican que 21% de los nacimientos vivos en todo el país provienen de jóvenes de entre 15 y 19 años.

Más redondito aún, las estadísticas oficiales señalan que una de cada cinco menores de edad ya es madre.

Otros datos, como los publicados por la Organización Mundial de la Salud y el Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam), destacan que 50% de esos embarazos en Venezuela no son planificados.

Y para activar más las alarmas, las investigaciones apuntan a que las niñas están iniciándose en las relaciones sexuales a los 12 años.

Durante el examen periódico que hizo la ONU a Venezuela sobre los Derechos Humanos, acto realizado en junio de este año, la delegación oficial reconoció el problema y mencionó como una de las causas del embarazo a temprana edad el hecho de que es reconocido y significativamente valorado en las familias, como parte de la realización personal de ser mujer en la cultura popular latinoamericana.

Jorge Díaz Polanco, coordinador del Observatorio Venezolano de la Salud del Cendes-UCV,  piensa que más allá de ello y de las restricciones que el mismo gobierno tiene en materia de cifras, la situación es muy grave y aumenta el riesgo en la población más pobre, “que es donde creo se dan más casos”. Dijo que las estadísticas se publicaron hasta 2011, y que haciendo un esfuerzo en la base de datos fue que el Observatorio logró obtener registros de 2012.

Y en efecto es así. El doctor José Félix Oletta, el ex ministro de Salud y miembro de la Red de Sociedades Científicas Médicas Venezolanas, también señaló que desde 2012 no se publican estadísticas, específicamente de la mortalidad materna asociadas al embarazo adolescente. De hecho dijo que las de ese año se publicaron con retraso en el Anuario de Mortalidad de 2014.

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Señaló que Venezuela, en las Metas del Milenio (ONU), se comprometió a bajar la mortalidad materna en 14 madres fallecidas por cada 100.000 nacidos vivos registrados, lo que significaba una reducción de las ¾ partes de las muertes ocurridas en 1990.

“Pero esa meta no se cumplirá porque estamos cerca de 70 muertes maternas por cada 100.000 niños vivos registrados, 5 veces más que lo esperado. Un retroceso que equivale a las cifras de 1978”, indicó Oletta.

Proyecto de vida

Fernando Pereira, coordinador general del Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), ve esta situación más allá de las cifras.

No las demerita pues eso dice cómo estamos y por qué se habla del embarazo adolescente como un problema de salud pública.

A su juicio el hecho de que una niña tenga un bebé, tiene que ver con la ausencia de un proyecto de vida.

“Estamos viendo además que los jóvenes no tienen acceso a métodos de planificación, no cuentan con atención ginecológica y viven en hogares donde no tienen las                                                condiciones económicas, de salud y educativas. Además el adolescente de hoy está cargado de rabia pues muchas veces es agredido y vulnerado en todos sus derechos y, todo esto, es un escenario propicio para la violencia y para los embarazos no deseados”.

Pero eso no es todo en este asunto. Pereira señaló que ve con preocupación que quienes preñan a estás niñas por lo general son hombres mayores, y desde el punto de vista penal no hay sanción para los responsables.

También pasa, y fue un dato recogido en varios testimonios de madres adolescentes, que son ellas las que buscan quedar encinta, pues eso les da una cierta garantía de “protección” en el barrio, donde existen códigos distintos a las reglas sociales aprobadas por la mayoría.

En 2012 el Servicio Comunitario del Centro de Estudios de la Mujer (CEM), de la Universidad Central de Venezuela publicó un informe en el cual reseñaban testimonios que daban cuenta de esta realidad.

Básicamente en el texto se reflejaba que las jovencitas admiran a los delincuentes de su misma edad, porque “son aguerridos, poderosos y bañados en virilidad”.

También el psicólogo social e investigador de la UCV, Leoncio Barrios, explicó -y esto fue publicado por la Red ANDI América Latina- que el embarazo entre los 10 y 18 años es visto de manera muy diferente según los estratos sociales.

“En las clases medias o altas significa un problema, pues impide lograr metas académicas o profesionales. Pero en las  populares la situación es mucho más compleja, porque no es visto como un problema, pues el estatus de madre les confiere respeto dentro de sus comunidades, mientras que para los varones es el sello de hombría, la muestra de que tuvieron una relación sexual ‘exitosa’”, señaló Barrios.

El investigador Díaz Polanco, también orienta su declaración en ese punto de vista. Piensa que las chicas ven eso como una salida a las amenazas de su entorno social, con el agravante que el niño traído al mundo llega con serias deficiencias nutricionales y, además, estos embarazos están asociados a la mortalidad infantil.

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