Muchas migraron a otras regiones. Otras con unidades en buen estado se dedican a los viajes hacia San Cristóbal, por la cercanía con la frontera colombiana.

Caracas. Luis Alberto Salazar, presidente del Comité de Usuarios del Transporte Público, da cuenta de 146 rutas que han desaparecido solo en Caracas, en medio de la crisis económica.

Muchas migraron a otras regiones. Otras con unidades en buen estado se dedican a los viajes hacia San Cristóbal, por la cercanía con la frontera colombiana. Cobran por cada puesto entre 20 y 30 dólares, y eso hace más rentable el negocio del transporte, en perjuicio del usuario capitalino que cada vez cuenta con menos unidades para movilizarse.

En 2014 un poco más de 25.000 camionetas rodaban por Caracas. Hoy, según José Sayago, del Frente Unido del Transporte y socio de la línea Silencio-Clínico-UCV, no son más de 5000 las que están en el ruedo.

“El costo y la escasez de repuestos, sumado a la falta de financiamiento, mandó a un alto porcentaje de los carros a los talleres. Por eso hay pocos buses”, explicó.

El argumento de Sayago, quien participó en las mesas de trabajo durante cuatro años que se hicieron en el Ministerio de Transporte, resume la crisis del sector. No obstante, las costuras de este problema se ven en las penurias que pasan los usuarios, quienes desde finales de 2017 sufren la merma del servicio.

Rutas del transporte a medias

No solo pagan plantones en las paradas, sino que están a expensas de los cobros inconsultos. De La Hoyada hacia La Rinconada, por la vía expresa, pagan hasta 2500 bolívares.

La gente lo hace por la necesidad de llegar a sus hogares, pero eso desangra sus bolsillos ya desnutridos.

Y más allá de esa situación, lo que sucede con el transporte superficial es que se desarticuló por completo. Las 146 rutas desaparecidas que mencionó Salazar dieron paso a la piratería y al establecimiento de otras rutas que convienen solo al conductor.

Por citar un caso, el bloque Norte Sur hasta hace un año tenía 13 rutas urbanas y 15 troncales. De las urbanas solo prevalecen dos: Coche-La Hoyada y Coche-Plaza Venezuela. Quien quiera ir al hospital Vargas, en la parroquia Altagracia, debe subirse a otra camioneta en La Hoyada y si el destino es Petare, hacer lo mismo en Plaza Venezuela o en Chacaíto.

También quedó en la historia del transporte urbano la ruta Coche-Plaza Madariaga. De ese solo quedaban a principios de año dos unidades, y ya no están activas.

Lo mismo de Caricuao y Carapita hacia el centro de Caracas y de El Junquito hacia El Silencio. Ya no existen esos servicios. Los pasajeros hacen trasbordos y gastan más en pasajes, tanto que algunos hacen largas caminatas como mecanismo de ahorro.

Sobre ese tema de la migración y la desaparición de las rutas el Gobierno, principalmente el municipal, se hace la vista gorda. No ha habido un pronunciamiento, salvo los anuncios de hace 16 meses, cuando la alcaldesa de Libertador, Érika Farías, dijo que estaba dispuesta a transferir las competencias del transporte a los consejos comunales. Tenía en mente que cada comunidad, comuna, parroquia dijera cuáles serían las rutas, los horarios, los precios y las líneas que van a operar.

Tampoco hay quien le ponga el cascabel al gato cuando se trata de la tarifa. En Caracas la gente se moviliza pagando desde 1000 hasta 3000 bolívares, cuando la tarifa oficial es de 800. Lo hace por la necesidad de llegar a tiempo a cualquier destino y porque ya no hay tantas unidades que presten el servicio a toda hora y hacia todas las rutas de transporte.

Pero ese también va a variar. Como ha sucedido cada mes de este año. Sayago, quien está consciente de las alzas regulares del servicio, adelantó que para principios de octubre ya se está manejando que el pasaje quede en 1500 bolívares.

“Hemos dicho que debería ser un dólar, pero no podemos perjudicar al usuario y quitarle el pellejo, por eso nos mantenemos en 0,10 centavos de dólar y eso es para pagar el conductor y el avance, no para hacer mantenimiento profundo. El aceite cada día sube, un litro en más de 90.000 bolívares, por eso es que ahora muchos no hacen las rutas de transporte completas —no estamos de acuerdo— pero es una medida para no forzar los carros”.

Como se ve es un cuento de nunca acabar. El transporte superficial, aunque se ven camionetas porque aumentan frecuentemente el pasaje, es un hueso duro de roer y está pasando por debajo de la mesa en las grandes discusiones nacionales.


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