En Cotiza llevan tres meses esperando que culminen trabajos de estabilización de terreno que se deslizó

En mayo en la calle Caraballo de Cotiza un terreno se vino abajo debido a las lluvias. Este deslizamiento afectó a 28 familias. El presidente del Instituto de Riesgo de Caracas, Iván Darío Martínez, informó que el proyecto “es particularmente difícil” y que no se puede proyectar un tiempo de duración de los trabajos. 

Caracas. El terreno de la calle principal de Caraballo en San José, Cotiza, se está deslizando desde hace casi tres meses. En  mayo, la comunidad de Caraballo se vio gravemente afectada por las lluvias y el desborde de la quebrada Caraballo, consecuencia también de la rotura de la tubería matriz que pasa por el sector. 

Desde el momento en que ocurrió el derrumbe la Corporación de Servicios Municipales está en la zona, sin que se haya logrado hasta la fecha solucionar el problema. En el lugar también están trabajando funcionaros del Instituto de Riesgos de Caracas, Hidrocapital  y Protección Civil, que tiene un campamento preventivo en el lugar.

Iván Darío Martínez, presidente del Instituto de Riesgos de Caracas, explicó a Crónica.Uno que estabilizar el terreno no es una tarea fácil y la solución definitiva deben acordarla todos los organismos que están trabajando en la zona.

“Este proyecto es particularmente difícil, porque lleva obras hidráulicas y obras de estabilización”, puntualizó Martínez. Además, expuso que no se puede proyectar la duración de los trabajos.

La estabilización del terreno es necesaria

Martínez enfatizó en que las características del terreno son “extremadamente difíciles”, porque son suelos que se han rellenado a lo largo del tiempo, lo que dejó capas de tierra muy altas que llegan hasta 39 metros (de altura).

La estabilización de la superficie es necesaria para sustituir el tubo matriz de la quebrada. Los materiales para realizar el cambio de este tubo están “almacenados”  en la calle José María Vargas de esta comunidad del noroeste de Caracas.

Por el deslizamiento ocurrido el 24 de mayo, 28 familias fueron desalojadas. La evacuación incluyó niños y mujeres embarazadas. El primer día después desocupar sus hogares, permanecieron en los espacios de la cancha Brisas del Ávila. Después fueron reubicados en hoteles, refugios e incluso a algunos les fue adjudicada vivienda, aseguró Martínez. 

“Están siendo atendidos por la alcaldía. También a algunos se les dio soluciones de viviendas, pero aún ese proceso no culmina”, añadió el funcionario.

En relación con la estabilidad del terreno, aclaró que por los momentos no hay riesgo de que provoque la caída de alguna de las casas alrededor.

 Los vecinos exigen celeridad

Habitantes del lugar informaron que Hidrocapital se unió a los trabajos la semana pasada. Creen que si el organismo los hubiera asistido antes, el problema se habría solucionado mucho más rápido.

De acuerdo con algunas declaraciones de los residentes, las labores de reparación son ejecutadas por organismos públicos de lunes a domingo desde tempranas horas y, en ocasiones, hasta las 11:00 p. m  o 2:00  a.m. 

Adicional a las reparaciones reconocen que los trabajadores incluso recogen la tierra  y barro que sigue deslizándose.

El barro y el polvo provocan problemas de salud 

Roberta Cruz*, es asmática y siempre tiene que estar con su inhalador, ahora más por los tiempos de lluvia y por la quebrada y terreno que se desborda frente a la calle principal, donde vive. 

Aseguró que antes no era alérgica a las picaduras de zancudos, ahora sus piernas, sobre todo el área de los tobillos, tienen varias manchitas rojas. “Mira, yo no era así tan alérgica”, dijo mientras levantaba un pie y mostraba las picaduras. 

Para Alexandra Martínez, otra vecina de la comunidad, el desborde de la quebrada es algo que les va a traer problemas de salud en el largo plazo. 

“En abril toda la comunidad estaba con una tos y con alergia en la piel”, recordó. Tampoco se puede perder de vista el agua empozada de la quebrada que “puede oler muy mal”. 

Inmuebles y electrodomésticos

El lugar está lleno de un barro espeso y, cuando llueve, se puede tornar en un caudal que llega a inundar las casas. Esta situación pone nerviosos a quienes allí viven.

Alexandra Martínez, vecina de la zona,  denunció que en la emergencia se le dañó su nevera. La semana pasada el agua entró a su casa tres veces y cuando llueve no puede quedarse; teme quedar atrapada por el barro y el agua que desciende de la quebrada. 

“Estamos esperando que solucionen porque de verdad es mucha angustia la que vivimos, especialmente cuando llueve”, expresó. 

(*) Se modificaron los nombres por medidas de protección de la fuente.