Con el anuncio de la recuperación de los dos casos de COVID-19 reportados en Sucre, los cumaneses parecen haber recibido la orden de romper la cuarentena, de acuerdo con lo que se observa en las calles de la capital del estado.

Cumaná. Aún cuando las cifras de contagio de coronavirus en Venezuela se mantienen relativamente bajas en comparación con la media mundial, el gobierno de Nicolás Maduro ha señalado que expertos le recomendaron radicalizar la cuarentena, sin embargo, en Sucre parece que la orden ha sido lo contrario.

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En el reporte oficial del gobierno el estado Sucre califica entre las entidades con menos contagiados, junto con Guárico y Yaracuy, con dos casos confirmados cada uno. Hasta este  sábado el total de contagiados en el país ascendió a 402.

En Cumaná desde hace semanas crecen los reportes de protestas en las comunidades por fallas de los servicios públicos, y crece la cantidad de personas que deben salir a buscar el sustento diario o para completar el salario que reciben, que en muchos casos no supera el mínimo decretado por el gobierno.

Para el profesor Marcos Velásquez, jubilado, “el pírrico aumento del salario mínimo es una burla para el trabajador venezolano, totalmente desfasado de la realidad. Con eso no alcanza ni para un cartón de huevos”.

El profesor Velásquez teme que esta situación “se desborde y se salga de control” porque “es insostenible; cómo se vive sin gasolina, sin luz, sin capacidad de cubrir la alimentación básica y menos hablar de medicinas”.

El  31 de marzo y el 5 de abril fueron reportados los dos únicos casos positivos de COVID-19. En ese momento el gobernador de la entidad, Edwin Rojas, implementó rigurosos controles sanitarios, que incluyeron un cordón epidemiológico que requirió el cierre fronterizo terrestre y marítimo con los estados vecinos, hasta la vigilancia del cumplimiento de la cuarentena con la que se restringió la oferta de servicios a usuarios y consumidores. Ambos casos ya fueron dados de alta.

Adicionalmente, se establecieron horarios específicos para los sectores priorizados, sin embargo, poco a poco todas estas medidas se han ido relajando o han sido desoídas por la población. 

Este domingo el principal centro de acopio y expendio de alimentos de Cumaná fue habilitado a propósito de la celebración del Día de las Madres, y los cumaneses se saltaron las medidas preventivas y colmaron las instalaciones y alrededores del mercado municipal.

Para Lorena Gil, de 58 años de edad y ama de casa, “no hay manera de guardar distancia si todos estamos en el mismo aprieto, todos tenemos la misma necesidad. Hay que buscar la comida del día”.

“Ya lo especial del Día de las Madres se perdió, ya no hay con qué hacer un detalle”, añade. Relata que pudo llegar al mercado porque su esposo pudo comprar 10 litros de gasolina bachaqueada por 15 dólares: “Y eso porque mi hijo nos mandó 20 dólares”.

El drama de la gasolina

El desabastecimiento de gasolina se refleja en las grandes colas que deben hacer los usuarios en las paradas de transporte público, porque son pocas las unidades en servicio.

La consumidores y usuarios consultados aseguran que “quedarse en casa no es una opción”: “No hay condiciones para quedarse en casa sin comida o sin ni siquiera las condiciones mínimas para aguantar esta cuarentena”.

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Foto: Cortesía

“Ahora con la extensión de la medida, la incertidumbre es mayor”, comenta Gregorio Marrero, padre de cuatro chamos que “cada día parece que comen más”: “Este encierro les ha abierto el apetito y tristemente el sueldo no alcanza”.

“Estamos viviendo una tragedia, y no es mentira que la gente teme más morir de hambre que por el Coronavirus”, asegura este padre de familia.

En tanto, en Araya reiteradamente denuncian la escasez de gasolina en la península, situación que ha impedido la faena diaria de más 700 pescadores artesanales; aunado a la falta del servicio de gas doméstico que ha llevado a la población a cocinar en fogones a leña. Así como el deficiente servicio de agua y luz.

Con la implementación de la cuarentena, los pobladores de la península de Araya, en el municipio Cruz Salmerón Acosta, han sido de lo más golpeados con todas las restricciones, debido a que el cordón epidemiológico en primera instancia requirió la interrupción del transporte marítimo entre Araya y Cumaná, una vez confirmado un caso de contagio en Araya.

Hoy esas medidas restrictivas se han flexibilizados y “La Palita”, embarcación que ofrece el servicio de transporte marítimo entre Araya y Cumaná, continúa conectando a los pobladores de Araya con la capital sucrense, principal centro de abastecimiento para los peninsulares.

Justamente este sábado circuló un video de “La Palita” llegando a Cumaná abarrotada de gente sin tapabocas y sin guardar la distancia exigida para evitar el contagio.

Pero esta emergencia humanitaria ha generado estados de alta preocupación, desesperanza y ansiedad en los pobladores de la península, a los que no les ha importado romper las medidas de prevención y suben a “La Palita” abarrotando su capacidad de pasajeros y rompiendo con todos los protocolos de seguridad sanitaria.

En general, los cumaneses han vuelto a tomar las calles del centro de la capital del estado, unos con tapabocas otros no; se pueden ver en establecimientos de venta de comida sin guardar el correspondiente “distanciamiento sicial”.  La misma escena se ve en las paradas y en  las unidades de transporte público, tanto marítimo como terrestre.

El gobernador indicó que continúa la restricción del paso con los estados que limitan con el estado Sucre, así como el control con la ZODI marítima para dar acceso a las embarcaciones con sus respectivos permisos

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Así se lleva a cabo el Plan de Flexibilización de la Cuarentena
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