En el Litoral Central déficit de agua data desde antes de 1999 y ya supera 55%

servicio de agua

Venezuela es uno de los países con las mayores reservas de agua dulce del mundo y cuenta con alrededor de 90 cuencas hidrográficas, sin embargo, la falta del servicio golpea a la población.  Crónica.Uno hizo un recorrido por varios estados del país para conocer qué hacen los vecinos para suplir el déficit. La Guaira sufre la escasez de agua desde antes de la tragedia de 1999, esta es la única entidad del país que no tiene un embalse para almacenar el agua de las lluvias.

La Guaira. Desde antes de la tragedia natural de diciembre de 1999, el déficit en el servicio de agua potable ha sido un problema en el Litoral Central. En 1996, las autoridades de Hidrocapital habían proyectado la construcción del embalse de Puerto Maya, en el extremo oeste limítrofe con el estado Aragua, pero la obra no se concretó.

Venezuela es uno de los países con las mayores reservas de agua dulce del mundo y cuenta con alrededor de 90 cuencas hidrográficas, con un potencial hídrico superficial que supera 1 millón de millones (1.000.000.000.000) de mᶟ/año y más de 8000 millones (8.000.000.000) de mᶟ/año en potencial hídrico subterráneo*, sin embargo, esto no se traduce en buen servicio.

La Guaira es el único de los 23 estados del país que no cuenta con un lugar para almacenar agua en tiempos de lluvia y así dar respuesta más eficaz a la creciente demanda.

A la inexistencia del embalse y nuevos acueductos habría que sumar el progresivo repoblamiento del Litoral Central después del deslave, así como la construcción de urbanismos de la Misión Vivienda en los últimos dos lustros, todos estos factores suman al déficit de agua que supera 55 % de las necesidades.

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Para atender las necesidades de la población se requieren 1700 litros de agua por segundo. Foto: Cortesía Cruz Alenadro Sojo.

De ahí que en plena pandemia del COVID-19, los habitantes del Litoral Central sufran continuas interrupciones en el servicio de agua.

De acuerdo con técnicos jubilados de Hidrocapital, el déficit se explica porque no se generan los 1700 litros por segundo que se necesitan para atender las necesidades del colectivo.

Actualmente, desde la aducción principal Maya-Picure, otros diques en la región y el embalse de La Mariposa se alcanzan aproximadamente 950 litros por segundo, es decir, el déficit es de 750 litros por segundo o 55,8 % de lo que se requiere.

Dolor de cabeza

En algunas zonas del oeste de la entidad federal, donde se concentra 70 % de la población, la falta del servicio de agua por tuberías supera un mes.

Es un dolor de cabeza todos los días y con el COVID-19 vamos como el cangrejo. Ahora recojo más agua en tobos y pipotes que hace tres años”, relató Augusta de Rodríguez, mientras esperaba el abastecimiento de una cisterna privada en la puerta de su residencia, ubicada en el sector Vía Eterna de Catia La Mar.

Augusta y sus vecinos, cansados de aguardar por las promesas de suministro de la Gobernación de La Guaira, debieron cancelar el equivalente a 40 dólares para llenar sus tanques domésticos y así “resolver lo que estaba pendiente, además de lavarnos las manos como Dios manda, para prevenir ese virus”.

Quienes no pueden pagar esas sumas y requieren de agua no dudan en peregrinar por calles, avenidas, sitios públicos y barriadas, con sus envases, pipotes, tobos y cualquier otro recipiente, a cuestas.

Esto no me extraña, es el pan nuestro de cada día”, dijo Romelia Castro, que encogió sus hombros al engrosar una cola de personas, en una toma cercana a uno de los accesos viales que conduce al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía.

Del río

En La Guaira, Caraballeda y Naiguatá se constató la inconformidad de la gente por este motivo, mientras que motorizados de las policías locales verificaban las aglomeraciones que se formaron debido a la necesidad de los vecinos de surtirse.

Con el coronavirus, la situación ha empeorado porque tenemos más de un mes sin que el agua salga por los grifos. Es desesperante”, manifestó Luisa Ugueto, que confesó que durante agosto ha recurrido a aprovisionarse de agua en el río Naiguatá.

A otros moradores de zonas cercanas, como Camurí Grande, Punta Care y Anare, también se les ha visto ir a las fuentes fluviales de sus adyacencias, en aras de aliviar la sequía y también para lavar la ropa de sus familiares.

Frente a la problemática, Hidrocapital informó, a través de su cuenta de Twitter (@HidroCapital2), que ha avanzado en la recuperación de tuberías de acero de la aducción Maya-Picure, a la altura del sector San Miguel en la parroquia Carayaca.

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Hidrocapital trabaja en las tuberías de la aducción Maya-Picure. Foto: Cortesía Hidrocapital.

Asimismo, dio cuenta de otras acciones para rescatar litros de agua por segundo: las labores electromecánicas en el dique de Petaquire, en la mencionada parroquia, y el mantenimiento preventivo a la estación de bombeo de Mamo, en las proximidades de Catia La Mar.

*”La gestión de los recursos hídricos: un factor en la crisis humanitaria en Venezuela”, del ingeniero Luis Alejandro Padrino,


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