La Esmeralda: una letrina a cielo abierto en Maracay y a seis metros bajo el nivel del lago de Valencia

La Esmeralda

La única estación de rebombeo que estaba operativa fue desmantelada por los delincuentes hace dos años. Desde entonces, todas las aguas residuales de los barrios asentados al sur de Maracay, van a caer a este urbanismo que además, está seis metros por debajo del nivel de las represadas y contaminadas aguas del Lago de Valencia.

Maracay. El olor es penetrante y nauseabundo. Cuesta respirar. Pequeños riachuelos hediondos corren por las aceras de la Urbanización La Esmeralda de Maracay y se empozan frente a las casas. Sus dueños deben improvisar con piedras y trozos de madera, caminerías que les permitan ingresar a sus viviendas y no llenarse los pies de excremento.

La mayoría de las personas, cuenta entre su vestuario, con botas de caucho con las que andan día y noche para evitar el contacto con las aguas residuales que desde hace dos años, corren libremente por las calles y veredas y que en muchos casos, brotan dentro de los baños y los patios internos de las viviendas.

Así viven casi 1000 familias del urbanismo asentado al sur de Maracay, una de las tantas comunidades de la parroquia Pedro José Ovalles, del municipio Girardot.

Y es que desde hace dos años, la estación de rebombeo de los barrios San Carlos, San Luis y Los Cocos, quedó desmantelada e inoperativa, producto del vandalismo. Esta estación permite rebombear las aguas residuales de estas comunidades, hacia el Lago de Valencia.

Como ya las cloacas no llegan a la estación, estas confluyen en la Esmeralda, convirtiendo a esta comunidad, en una letrina a cielo abierto. De hecho, en todas las bocas de visita se puede apreciar el desbordamiento.

Además, las tuberías de aguas servidas están colapsadas y rotas, producto de las filtraciones del Lago de Valencia. La Esmeralda está seis metros por debajo del nivel de las aguas del Lago de Valencia.

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En la comunidad han improvisado caminerías para eludir el agua putrefacta / Foto: Gregoria Díaz

La actual gobernadora de Aragua y sus antecesor, conocieron del problema y de la urgencia para que la estación sea reparada, explica Igor Antequera, uno de los vecinos afectados.

<Hasta ahora solo han sido pañitos de agua tibia- dice Emma Cautiño- otra de las habitantes de la Esmeralda. Por eso es que nos vamos a declarar en emergencia sanitaria, porque esas aguas putrefactas nos están enfermando>.

Los habitantes de La Esmeralda, deben convivir con el agua putrefacta inclusive dentro de sus viviendas. Tal es el caso de Derly Rendón, sobreviviente de cáncer.

<Así como yo-lamenta- muchas personas están afectadas y otras se han muerto esperando una solución que no llega>.

Durante un recorrido, algunos residentes narraron cómo se han visto obligados a improvisar maneras y espacios para hacer sus necesidades fisiológicas.

Desde hace seis meses no podemos utilizar los baños y cuando Hidrocentro manda el agua, es cuando más se colapsa”, cuenta Fernando Uribe.

Al frente de su casa, de un enorme hueco, brotan las aguas negras y su insoportable olor.

Está tan colapsado la red de cloacas, que así limpien y destapen en otras zonas, todas estas descargas de aguas negras llegan a La Esmeralda, porque además estamos en la parte más baja”, narra Mildred Rojas, activista de Amnistía Internacional y habitante de la urbanización.

En La manzana Y y U, la parte más baja de la urbanización llevan más de dos años padeciendo el desbordamiento de las aguas negras, además de otras deficiencias en los servicios públicos.

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La estación de rebombeo de aguas residuales fue desmantelada / Foto: Gregoria Díaz

Aquí no sabemos lo que es el aseo, CANTV, electricidad, porque esta cuadra siempre está inundada y se mezclan las aguas blancas con las aguas negras”, explica Yeliany Millán, quien no se baja sus botas de plástico, pues frente a su vivienda, se formó un pequeño pozo de aguas hediondas.

Un SOS que se ahoga en aguas negras

Marcos Gómez, director de Amnistía Internacional Venezuela, está entre las voces que se han levantado para llamar la atención sobre los padecimientos de familias que todavía habitan cerca de las riberas del Lago de Valencia. En 2017 lanzó una alerta.

Lo que están sufriendo cientos de hogares del sur de Maracay es indescriptible debido a la desidia que por años ha caracterizado la actuación de las autoridades; sin embargo, lo que se avecina se perfila como una tragedia de mayores proporciones”, dice.

“La mayoría de las tuberías y colectores de aguas residuales cumplieron su vida útil. Es un sistema con más de 40 años que ya no soporta la descarga de grandes caudales y que representan un grave problema de salud pública”, advirtió el ingeniero Jesús Castillo, presidente de la ONG Aguas Sin Fronteras.

El crecimiento permanente del Lago de Valencia, obedece además, a la descarga de una buena parte de los efluentes cloacales de las poblaciones ubicadas dentro de la región hidrográfica, lo que genera una elevación progresiva del nivel que, a su vez, causa la inundación de zonas pobladas y sembradíos.

Más de 80 % de las aguas residuales de Maracay y 20 % de las de Carabobo caen al lago de Valencia sin ningún tipo de tratamiento”, ha denunciado desde hace años Edison Durán, director del Movimiento por la Calidad del Agua del estado Carabobo.

Y debajo de esas aguas contaminadas del lago de Valencia, se encuentra un sistema de descarga de aguas residuales que ya no tiene hacia dónde circular.


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