Son más de 70 estudiantes del 4to año que han tenido que sufragar de sus bolsillos, los insumos que requieren para su formación clínica y práctica. Aunque la escuela cuenta con unos 20 laboratorios, la mayoría no cuentan con electricidad desde hace más de un año, producto del vandalismo y la delincuencia.
Maracay. A las puertas del núcleo Aragua de la Universidad de Carabobo, estudiantes del 4to año de la escuela de Bioanálisis, realizaron un pupitrazo como forma de protesta, ante la falta de recursos, equipos e insumos que les permita culminar la carrera.
“Exigimos los reactivos, los microscopios que nos hacen falta, porque solo en este año, hemos tenido que sacar de nuestros bolsillos más de 1200 dólares para tener las mínimas condiciones para nuestra formación práctica”, explica Alondra Quintero, presidente del centro de estudiantes de la escuela, adscrita a la facultad de ciencias de la salud de la Universidad de Carabobo, núcleo Aragua.
Los bachilleres han recurrido a las colectas y rifas, para subsidiar los recursos que debería aportar la universidad.
A la falta de equipos e insumos necesarios para complementar la práctica académica, se suma que en muchos de los laboratorios que posee la escuela de Bioanálisis, no hay electricidad.
La directora de la escuela, profesora Dayana Requena, explicó que de los 20 laboratorios que posee la institución, unos están en condiciones más críticas que otros.
Hay un edificio completo de laboratorios sin electricidad, producto del vandalismo que ha desmantelado el sistema totalmente y para la universidad es imposible recuperar estos equipos de alto costo”, refiere la autoridad.
En similares condiciones se encuentra el principal edificio de aulas de la escuela de Bioanálisis, que hace más de un año, también fue objetivo de la delincuencia.
Perseverancia
En medio de estas condiciones, las actividades académicas no se han detenido, a pesar de que en lo que va de año, la facultad de ciencias de la salud, así como el resto de la universidad, no ha recibido el presupuesto ordinario para su funcionamiento, que, además, resulta insuficiente.
Los estudiantes, ávidos de culminar la carrera, apelan a la buena voluntad del sector privado, para que los ayude a proseguir con su formación clínica.
No podemos seguir sin la ayuda de ustedes. A los egresados también les pedimos ayuda, porque esta escuela y sus estudiantes necesitan seguir viviendo el sueño de egresar”, dice la representante estudiantil.
El clamor es unísono por parte de los estudiantes, quienes se saben indispensables e importantes en el diagnóstico clínico de cualquier paciente.
Exigimos- dice el estudiante Vidal León- las condiciones necesarias para el desarrollo de unos excelentes licenciados en bioanálisis. Todos los que estamos acá, hacemos un gran esfuerzo para seguir con nuestra carrera.
Y en esa lucha, unos 70 profesores de la escuela, pese a las adversidades y bajos salarios, han decidido continuar con su tarea de formación, tal y como lo asegura la directora de la escuela.
“Hemos trabajado con las pocas cosas que ha podido comprar la universidad, con los aportes de los estudiantes y las donaciones de entes privados que se han acercado y nos apoyan con algunos reactivos e insumos, que nunca son suficientes para la demanda estudiantil”, señaló la profesora Requena.
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