Explotación sexual infantil toma las calles de Maturín

Explotación Sexual infantil

El incremento de la explotación sexual infantil es notable en la capital del estado Monagas. Niñas entre 12 y 17 años de edad han sido obligadas a ofrecer servicios sexuales a cambio comida, dinero u otros bienes.

Maturín. La inocencia de la niñez ha quedado en segundo plano para algunas niñas en Maturín. Caras maquilladas, faldas cortas y blusas que dejan poco a la imaginación son el común denominador de las adolescentes que son explotadas sexualmente a la vista de todos. Con edades entre 12 y 17 años han sido obligadas a ofrecer servicios sexuales a cambio comida, dinero u otros bienes.

La noche y la oscuridad ya no son cómplices de la prostitución, a plena luz del día se pueden ver en las calles del casco central de Maturín. Y no se trata de un solo lugar; espacios como la plaza Piar, Plaza 7, avenida Juncal y el mercado municipal están tomados.

Marlene Rodríguez, quien tiene más de 20 años trabajando en la protección de menores, y que durante dos años consecutivos presidió el Consejo Municipal de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, revela que en 2017 calculaban que 30 % de la prostitución en la ciudad correspondía a menores de edad.

En el mercado de Maturín, Chantal —“con ch”, como se hace llamar— intenta disfrazar su niñez bajo el maquillaje. Cuenta que sale tempranito en la mañana para esperar que lleguen los camioneros a descargar. “Vivo cerca de aquí del mercado, así que no gasto en el transporte”.

En su mirada se debaten la infancia interrumpida y la necesidad: En mi familia somos cinco y con lo ruda que está la situación del país hay que buscar las maneras. Yo no sé hacer más nada, no estudié por floja, sé que estoy haciendo mal porque agarré lo más fácil, pero tenemos que comer

Chantal prefiere guardar silencio cuando se trata de hablar de su familia o de lo que hace. Tiene 17 años y empezó a ser explotada sexualmente a los 15. Lo que recibe a cambio de sus “favores sexuales” suele ser para resolver la cena del hogar: “Puede ser harina pan o unas papas, lo que sea para comer”.

Manuel Velásquez, pediatra y presidente de la Fundación Por Amor a Ti, conoce de cerca los niveles de pobreza en Maturín. Durante los últimos años se ha dedicado a hacer labor social en comunidades vulnerables.

Velásquez atribuye como principal causa de la explotación sexual infantil la falta de comida en los hogares de las víctimas. 35 % de los niños en Monagas están desnutridos, es decir, 7 de cada 10 niños y adolescentes tienen una alimentación inadecuada.

La mayoría solo hace una comida al día y muchos tienen que procurársela por sus propios medios. 

La tragedia de responsabilizar a la víctima

La explotación sexual infantil en el mercado nuevo —como acostumbran los maturineses a llamar al mercado municipal— es un problema difícil de ocultar. Los vecinos del sector manifiestan que la situación escapó de las manos de las autoridades.

El mercado cierra a la 1:00 p. m. Durante las nueve horas que pasa en funcionamiento se puede ver corretear entre los tarantines y clientes que hacen las compras a niños que no superan los 7 años de edad pidiendo dinero o comida mientras los camiones entran y surten los puestos.

Los buhoneros del lugar han normalizado la explotación sexual infantil: lo ven todos los días, a cualquier hora, pero muy pocos se animan a hablar del problema. Dentro del espacio que llaman Pdval (ahí funcionaba un HiperPdval) los adjudicatarios comentan que ya están acostumbrados a ver a las jovencitas caminando por los alrededores.

José Tineo vive en un sector adyacente al mercado y califica como una tragedia lo que él llama prostitución infantil. “Aquí en el mercado se mueve mucho la prostitución de todo tipo, mujeres y niñas que están a la vista de todos”.

Tineo asegura que un terreno baldío ubicado detrás del mercado se ha convertido en el espacio ideal para que otros hagan sus “sinvergüenzuras”. Relaciones íntimas y consumo de drogas son las prácticas que diariamente pueden ver los vecinos del mercado municipal desde sus ventanas. 

El señor José, como lo llaman sus vecinos, explica que ese terreno estaba destinado para la construcción de apartamentos de la Gran Misión Vivienda Venezuela, incluso se inició el levantamiento con la instalación de unas bases de cemento en 2012, pero a los meses el proyecto fue paralizado. ¿Las razones? Aún las desconocen.

“Son muchachas entre 14 y 15 años. Desde la ventana de mi apartamento yo veo cualquier cantidad de cosas en ese terreno. Hemos hecho el llamado a las autoridades del mercado, pero hacen caso omiso a nuestras peticiones. También hemos hablado con los funcionarios de la Guardia del Pueblo, que se mantienen dentro del mercado, pero qué va, no hacen nada”, puntualizó Tineo.

A las muchachas les pagan 60.000 bolívares, “a veces les dan entre 20.000 y 30.000 bolívares, pero en oportunidades se conforman solo con comida”.

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“Son más de 20”

Carlos Fuentes, presidente de la Federación de Vendedores Mayoristas de Hortalizas, que permanece la mayor parte de su tiempo en las instalaciones del mercado, atribuye la explotación sexual infantil “a la poca supervisión en los hogares por parte de los representantes, además de la poca seguridad del mercado”. 

Destaca que las adolescentes van a pedirle dinero o comida a choferes de camiones. “Hay camioneros sinvergüenzas que les dan rienda suelta a esas muchachas, yo presumo que pueden ser los sardineros, pues son ellos quienes pernoctan aquí en el mercado”. 

Fuentes asegura que ninguna de las jóvenes tiene más de 18 años. “Son más de 20, se visten vulgar, siempre usan vestiditos, faldas, se comportan inadecuadamente y hablan como si nada les importara”.

Autoridades con poco campo de acción

Aunque el mercado municipal es una de las zonas donde más se ve a menores de edad siendo explotados sexualmente,  en la avenida Juncal, muy cerca del Palacio de Gobierno regional, también llaman la atención. 

Mujeres y niñas pasean de esquina a esquina pasadas las 9:00 p. m. De noche las principales avenidas de la ciudad resultan negrísimas debido a la falta de alumbrado público, y el poco patrullaje en la zona facilita su permanencia en el lugar.

Los cuerpos de seguridad de la entidad, por su parte, aseguran que realizan operativos para captar niños y adolescentes en situación de calle.

Fanny Rengel, directora de la Policía Municipal de Maturín, comenta que frecuentemente realizan abordajes junto con el frente preventivo, a modo de contrarrestar un problema que cataloga como “social”. Destaca que la prostitución no solo ha incrementado en Maturín, sino también en algunos municipios. 

Como gobierno, Rengel indicó que trabajan de la mano del Concejo Municipal de Protección a Niños, Niñas y Adolescentes para brindar charlas de orientación y enviar a las jóvenes a sus hogares o a las respectivas casas-abrigo. “La mayoría de estas niñas tienen padres, pero dejan toda la tarea al Estado”.

El último operativo, hasta ahora, realizado por los cuerpos de seguridad fue hace aproximadamente 20 días, en el centro comercial Virgen del Valle, ubicado en Tipuro, y en el centro comercial La Cascada, ubicado en la zona sur del municipio. En el operativo fueron captadas gran cantidad de niñas (la comisionada no quiso revelar el número), las cuales fueron llevadas a casas-abrigo y en el caso de las que tienen familia, fueron entregadas a sus padres para que de manera responsable velen por su formación.

Riesgos de enfermedades

A la tragedia de ser explotados sexualmente se añade el riesgo físico y de salud que corren las niñas que son explotadas sexualmente.

Marlene Rodríguez sostiene que alrededor de 5 % de las adolescentes explotadas sexualmente presentaba infecciones de transmisión sexual y la de mayor incidencia es el VPH (Virus de Papiloma Humano). 

Rodríguez comenta que, de acuerdo con las averiguaciones que realizaba el organismo que presidía, se podía constatar que algunas adolescentes mantenían relaciones sexuales sin protección, bajo los efectos del alcohol o drogas y con hombres que les doblaban la edad.

Como [las niñas] no asistían a las escuelas, no conocían sobre educación sexual y los métodos para cuidarse al momento de mantener una relación de tipo sexual, expresó Rodríguez.

De acuerdo con una fuente que pidió reservar su identidad por temor a represalias, las casas-abrigo de Maturín, lugar donde el Gobierno alberga a los menores, no dan abasto para la cantidad de niños y adolescentes que se encuentran en situación de calle. 

A veces es peor cuando los envían a una casa de abrigo porque en la mayoría no tienen las condiciones para atender a los niños. En oportunidades no tienen para comer, lo que obliga a esas criaturas a escapar y resolver en la calle, dijo la fuente.


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