El crecimiento deportivo de Anzoátegui en los últimos años arrojó frutos: dos medallas olímpicas en las manos de Dalia Contreras y Yulimar Rojas. Hoy, ese progreso se ve amenazado por la falta de recursos para que los atletas de la entidad participen en eventos nacionales, además de que, por decisiones políticas, al estado le fueron arrebatadas instalaciones deportivas.

Barcelona. En crisis. Así describen dirigentes, entrenadores y hasta la máxima autoridad del estado la situación del deporte en Anzoátegui.

El panorama es muy distinto al despegar que vivió la región en los Juegos Deportivos Nacionales Andes 2005, donde el elenco aurirrojo obtuvo el cuarto lugar en el medallero general, y a la actuación destacada en la edición de esos juegos realizada en 2013.

El estado logró proyección como potencia deportiva con frutos como las medallas de bronce de la taekwondista Dalia Contreras en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, y la de plata en salto largo de Yulimar Rojas en las Olimpiadas de Río de Janeiro 2016.

Hoy todos esos logros se ven amenazados. Entrenadores y atletas prácticamente están de brazos caídos pues a raíz del triunfo de Antonio Barreto Sira como gobernador, la anterior gestión decidió traspasar todas las instalaciones deportivas de la entidad al Ministerio del Deporte y este a su vez a la alcaldía oficialista de Barcelona.

Crisis del deporte en Anzoátegui
Terrenos deportivos se han convertido en un cementerio de autobuses de Transanzoátegui. Foto: José Camacho.

La interferencia de la política ha creado una serie de vericuetos administrativos tan extravagantes como el que ocurre con el comedor ubicado en el polideportivo Simón Bolívar, donde la infraestructura está bajo el manejo del ayuntamiento barcelonés pero las ollas y platos pertenecen al Instituto de Deportes de Anzoátegui (Idanz).

“Esta es la primera vez en la historia del estado que la Dirección Regional de Deportes no tiene ni una infraestructura bajo su control. Nos quitaron La Caldera (Gimnasio Luis Ramos) y el estadio de fútbol. Aunque somos el ente rector tenemos que pedir permiso para usar esas instalaciones, que Diosdado Cabello y los activistas del Psuv usan para cuanto acto se les ocurre. Estamos invadidos por el Cicpc que tiene dos sedes aquí además de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad. Servimos como taller mecánico de la empresa Transanzoátegui. El Idanz quedó para pagar sueldos y salarios de entrenadores y personal administrativo”, sostuvo el director del organismo, Gustavo Briceño, en conversación con el equipo de Crónica.Uno.

Deterioro evidente

Los espacios que cobijan la ciudad deportiva que fue sede de los Juegos Nacionales de 1990, fácilmente evocan a una zona de guerra.

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El complejo de 2.500 metros cuadrados está rodeado por cuatro barriadas cuyos habitantes tienen fácil acceso al recinto puesto que éste carece de un cerco perimetral de seguridad. Los pocos atletas que usan las instalaciones lo hacen entre matorrales y escenarios a medio construir, derrumbados y sin mantenimiento, un alumbrado público que brilla por su ausencia y, como colofón, un cementerio de autobuses que los trabajadores del Idanz piden que sea retirado porque en ocasiones ha servido de guarida a delincuentes.

Instalaciones deportivas a medias en Anzoátegui
Las instalaciones deportivas del estado quedaron a medio terminar. Foto: José Camacho.

A una de esas instalaciones a medio terminar quedó relegado el Idanz. Sus empleados realizan sus labores cotidianas en estructuras que no brindan condiciones de seguridad, además de que deben convivir con organismos ajenos al deporte.

Tienen de vecina, a escasos cinco metros, una sede del Cicpc, que ocupa un área que estaba destinada, en el proyecto original, para la puesta en funcionamiento del Laboratorio de Ciencias Aplicadas al Deporte. En celdas improvisadas en este local encierran a los detenidos.

“Con esto tenemos que vivir a diario, uno no sabe qué nivel de peligrosidad tienen esas personas y tenemos que verlos cada vez que subimos a una reunión. Dejaron esto a medio terminar, no hay aire, las escaleras no tienen barandas y los pisos son puro cemento gris. En el caso del comedor hasta culebras han encontrado en los baños y de las peligrosas como la coral. Si una culebra de esas pica a un muchacho cómo hacemos, aquí no hay ni ambulancias. De verdad se ensañaron con el deporte en este estado”, dijo uno de los trabajadores del Idanz, que pidió mantener su identidad en resguardo.

Cansados de la situación a la que por año y medio ha estado sometida la ciudad deportiva Simón Bolívar, representantes de asociaciones, entrenadores y autoridades deportivas, sostuvieron un encuentro donde acordaron exigir el reintegro de las instalaciones al ente deportivo regional.

“El deporte está mal, no hay herramientas para trabajar, no tenemos nada. Anzoátegui no asiste a competencias nacionales porque no hay recursos, no tenemos ni una perrera donde transportar a los atletas, a esta situación tiene que ponérsele un fin”, dijo Luis Ramírez, presidente de la Asociación de Softbol.

El deterioro ha hecho que, de las 58 asociaciones deportivas registradas en la entidad, apenas trabajen 35, y ello porque en sus filas hay atletas de alto rendimiento.

Reclaman espacios

Para Briceño, el estado ha carecido de gerencia deportiva, los logros que obtuvo la entidad fueron más por el desempeño de sus competidores que por una política deportiva correcta.

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Añade que problemas como la desnutrición y la migración también han hecho mella en el deporte regional. En el último año alrededor de 2.000 atletas, entre masificados y de alto rendimiento, han tenido que emigrar del país en busca de un mejor futuro, al igual que los entrenadores. De una nómina de 300 preparadores, 80 también abandonaron sus funciones.

“Aquí hemos tenido atletas con desnutrición. Nosotros sabemos que hay una deuda, sobre todo moral, con asociaciones como atletismo, tiro con arco y balonmano. La situación que atraviesa el país ha traído como consecuencia que muchísimos baluartes hayan emigrado. No sé a quién se le ocurrió esta locura de desmembrar el Instituto de Deporte”, dijo.

Briceño recuerda que, cuando asumió la dirección, el director saliente, Eduardo Álvarez, quien le hizo entrega de las instalaciones, le dijo que tenía que desalojar el estadio José Antonio Anzoátegui.

“Me dijeron que iba a funcionar en la sede del Centro del Alto Rendimiento y me dejaron una gaceta en el escritorio donde indicaban que las diferentes instalaciones deportivas más el estadio Venezuela pasaban a ser parte del Ministerio del Deporte, que luego se los pasó a la Alcaldía de Barcelona. La alcaldía no tiene presupuesto para mantener esos espacios, nosotros fuimos creados para esto”.

Asociaciones deportivas de Anzoátegui
Las asociaciones deportivas del estado se reunieron para reclamar la devolución de las canchas. Foto: José Camacho.

Denuncia que fue la intromisión política la que condujo a la situación actual.  “La política no hay que mezclarla con el deporte, por eso no ves aquí ni una foto de Barreto Sira. Esta era una de las instituciones más politizadas por el chavismo porque todas las actividades de campaña y reuniones del PSUV las hacían aquí. Ahora hablamos solo de deporte, eso lo entendieron los trabajadores y ahora defienden, no al director, sino al Idanz porque saben que está pasando por un momento muy crítico”.

También denuncia que en año y medio el alcalde Luis José Marcano no se ha reunido con los entrenadores y mucho menos con los atletas.

“Todo este entuerto administrativo que creó el chavismo ha derivado en que los baños del estadio de fútbol estén siendo desvalijados, las dos plantas eléctricas se las hayan robado, la Unidad Educativa de Talentos Deportivos esté relegada a unos salones improvisados en el estadio de fútbol. Exigimos al alcalde de Barcelona, al señor Nicolás Maduro y al Ministerio del Deporte que nos devuelvan nuestras instalaciones”.


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