Dos residencias geriátricas de Miranda, dedicadas mayoritariamente a pacientes psiquiátricos, no han recibido vacunas para los adultos mayores que viven allí, ni siquiera una primera dosis. Ambas instituciones están adscritas al Seguro Social.

Caracas. En la residencia socio-asistencial Santa María, ubicada en Los Chorros, municipio Sucre, viven al menos 30 adultos mayores de entre 50 y 90 años que no han sido vacunados contra la COVID-19. Todos padecen patologías de alto riesgo y enfermedades mentales, y llegaron a esta institución remitidos por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), ente responsable de estos pacientes.

Álvaro Villegas, neurólogo y psiquiatra, director ejecutivo de la residencia, explicó que desde hace más de dos meses está en gestiones para concretar la inmunización dentro de la institución, la cual se enfoca en dar asilo a pacientes de avanzada edad con diagnóstico de patologías mentales. La respuesta del IVSS ha sido que deben esperar hasta terminar la vacunación de los ancianatos del municipio Libertador de Caracas.

Yo pregunté en la dirección del departamento de Clínicas del IVSS, que maneja el doctor Luis Matute, y me dijeron que de eso se estaba encargando el Inass (Instituto Nacional de Servicios Sociales) y no el Seguro Social. También me dijeron que luego de que terminaran en Distrito Capital empezaban a nivel nacional, pero ya de eso hace más de dos meses. Lo último que me dijeron es que no han llegado las vacunas, explicó Villegas, quien fue médico del Hospital Vargas por 35 años.

geriátricos de Miranda
Foto: Luis Morillo

Además de las patologías mentales, dentro de la residencia socio-asistencial Santa María hay pacientes con problemas de hipertensión arterial, en sillas de rueda y con otros padecimientos que imposibilitan su traslado hasta los puntos de vacunación que están cercanos al área. Villegas explicó que no permiten que los familiares saquen de la residencia a los pacientes debido a que esto, en la actualidad, representa un riesgo debido a las condiciones de salud que presentan.

Pero igual, siendo ancianos, pacientes del IVSS, no han sido vacunados o porque no hay dosis o porque el IVSS no ha asumido el rol que le tocaba, y en vez de eso le dejó las cosas al Inass. En conclusión, estamos aquí esperando. Además, con la situación de la pandemia, no queremos que los familiares vengan a sacar a los pacientes y los lleven a una cola de vacunación. Eso es ponerlos en riesgo, expresó Villegas. 

De los 30 pacientes que hay en el asilo, tres están en condición de abandono familiar y dependen estrictamente del IVSS. Aparte, hay diez pacientes privados, que llegaron allí remitidos por sus médicos particulares o por sus familias, que tampoco han sido vacunados. También hay 25 empleados, entre médicos, personal de enfermería, limpieza y cocina, y la mayoría no ha recibido inmunización contra la COVID-19. Los que han logrado recibir al menos una primera dosis ha sido por gestión particular.

El Seguro Social hasta julio nos pagaba cinco dólares mensuales por paciente, para cubrir todos los gastos del mismo: comida, terapia, medicinas, atención médica, todo, por cinco dólares. Con cinco dólares no podemos ni tomarnos un café pequeño en una panadería, lamentó Villegas.

Foto: Luis Morillo

Aidé Castellanos, enfermera de la residencia, tuvo gripe hace unas semanas. Tiene pocos días de haberse reincorporado a sus labores, aún sin vacunarse. En Santa María somos al menos doce personas del personal de salud y solo la mitad ha podido vacunarse, pero por su cuenta, declaró Castellanos.

Dentro de la residencia ha habido casos de COVID-19 del personal que labora en la institución. El protocolo que han aplicado cuando se han presentado estos diagnósticos positivos ha sido enviar a los empleados a casa por al menos 15 días hasta que tengan un PCR negativo. En los casos en que ha habido empleados con sintomatología similar a la del coronavirus, igualmente les han pedido que se queden en casa. Hasta el momento no han tenido casos entre los pacientes.

Tenemos un problema porque nuestro personal trabaja por turnos. Tienen que salir, montarse en el Metro, en la camionetica, ir al mercado, en fin, y luego volver al trabajo, explicó Villegas sobre el riesgo que corren dentro de la institución mientras no llegue la vacunación anti-COVID-19.

Mientras se encuentran a la espera de las vacunas para los pacientes y el personal que labora dentro de la institución, Villegas detalló que están obligando a los trabajadores a usar tapabocas dentro de las instalaciones, además del cumplimiento del resto de las medidas de bioseguridad.

“Estamos pidiendo al personal el uso obligatorio de la mascarilla. Vamos a adquirir por nuestra cuenta un grupo de mascarillas de manera que los pacientes también usen mascarilla, pero eso no es fácil porque son pacientes con trastornos mentales, pero vamos a intentarlo”, indicó.

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Foto: Luis Morillo
Lo mismo ocurre en el Residencial del Este

En el Instituto Residencial del Este hay 37 pacientes de edad avanzada sin inmunización contra la COVID-19, todos con trastornos mentales, dependientes del IVSS. Nos han dicho que a los pacientes psiquiátricos no los van a vacunar, explicó Gladys Marín, administradora de la institución.

Al igual que la residencia socio-asistencial Santa María, la Residencial del Este también se encarga de recibir pacientes psiquiátricos remitidos por el Seguro Social, y está ubicada en la zona de Los Chorros. Pero en esta institución sí han fallecido pacientes a causa de la COVID-19. En marzo se contagiaron cuatro adultos mayores con patologías de alto riesgo, de los cuales murieron tres. Todos fueron aislados para evitar más contagios.

Desde el reporte de los cuatro pacientes infectados, la institución estableció un protocolo de no permitir visitas de familiares, además del uso obligatorio de tapabocas, el cual fue fijado con anterioridad. “Nadie sale a menos que sea una emergencia médica”, explicó Marín.

En el Residencial del Este los trabajadores tampoco han podido inmunizarse. En el caso de los pacientes privados, al menos cinco han podido vacunarse a través de gestiones de sus familiares.

En un intento de gestionar la vacunación a través de la Alcaldía de Sucre, Marín mencionó que un familiar de uno de los pacientes les solicitó que realizaran una carta para entregarla ante el despacho del alcalde José Vicente Rangel Avalos, pero nada ha ocurrido al respecto. Marín mencionó que otros geriátricos de la zona tampoco han recibido vacunas.

Yo pasé la carta con todos los nombres, las edades y las fechas de ingreso y todos los datos de los pacientes. Eso fue hace dos meses, y nada. Todavía estamos esperando respuesta. También le entregaron una copia a la esposa del alcalde, Gabriela Chacón, y nada, declaró.

Foto: Luis Morillo
Datos sobre la vacunación en Venezuela

Desde junio el gobierno de Nicolás Maduro ha mencionado que el país se encuentra en una segunda fase de vacunación anti-COVID-19 que inició con la instalación de puntos masivos de inmunización fuera de establecimientos médicos, la mayoría. Sin embargo, en abril comenzó la aplicación de vacunas a adultos mayores en el país, convocados a través del sistema Patria.

Hace una semana, el ministro de Salud, Carlos Alvarado, aseguró que 4.167.000 habían recibido al menos una dosis de la vacuna. Al país solo han llegado 3.230.000 dosis de vacunas, de forma pública. De igual forma, no hay datos precisos de cuántos adultos mayores han sido vacunados en el país.

Varios geriátricos consultados por Crónica.Uno durante la semana del 2 de agosto indicaron que sus pacientes fueron vacunados desde hace al menos un mes. Sin embargo, la mayoría comentó que quienes recibieron la primera dosis de Sputnik V se encuentran a la espera de la segunda dosis. Solo uno de los centros entrevistados comentó que la totalidad de los adultos mayores que se encuentran en la institución recibieron ambas dosis.

El país tiene retraso en la aplicación de segundas dosis de Sputnik V desde hace dos meses. Recientemente, el equipo de producción de la vacuna en Rusia informó que durante agosto “se resolverán por completo todos los retrasos temporales en la entrega del segundo componente de la vacuna”, al parecer, “gracias al incremento en la capacidad de producción”, alegaron.

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Foto: Luis Morillo

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