Gobierno se vale de la Misión Negra Hipólita para esconder mendicidad de cara al 20-M

mendicidad de cara al 20-m

A juzgar por el despliegue en las principales avenidas de Caracas, el programa cobra importancia en tiempos de campaña electoral. La Misión Negra Hipólita ha instalado tres puntos fijos de control en la ciudad, uno ellos, quizás el más visible, está ubicado en el extremo oeste de la avenida Lecuna, cerca de la estación de Metro Teatros, donde incluso se hacen guardias nocturnas.

Caracas. El día cobra ventaja y una mujer de camisa roja cuida con esmero un contenedor metálico de basura en la salida de la estación de Metro Teatros, lo bordea y pide a dos hombres con arrendajos de sacos que se aparten. Dice que es una orden e insiste en que deben distanciarse del botadero, un lugar en el que algunas personas empobrecidas, doblegadas por la droga, el alcohol y el hambre, suelen disputarse las bolsas negras para desmembrarlas y comer de ellas.

El contenedor escurre un líquido pestilente y está cundido de desperdicios. Una nube espesa de moscas lo circunda y los hombres nada que se apartan: quieren hurgar en las bolsas y retirarse.

Uno de ellos, de aspecto pulcro, mastica lo que parece ser una arepa mientras sostiene una bolsa negra que destila un caldo amarillento. Pide que se le deje revisar los desperdicios que botan los comerciantes. Intenta reciclar el cartón desechado durante el día, pero otra mujer salta desde un toldo rojo vecino y amenaza con llevárselo a un albergue.

Son funcionarios de la Misión Negra Hipólita, el plan gubernamental lanzado por Chávez en enero de 2006 para atender a personas en situación de calle.

A juzgar por el despliegue en las principales avenidas de Caracas, el programa cobra importancia en tiempos de campaña electoral. La Misión Negra Hipólita ha instalado tres puntos fijos de control en la ciudad, uno ellos, quizás el más visible, está ubicado en el extremo oeste de la avenida Lecuna, cerca de Teatros. Los otros dos puntos se reparten entre la Plaza Parque Carabobo y el Jardín Botánico, que son refugios de indigentes. Sin embargo, existen otros equipos itinerantes en cada parroquia.

Funcionarios de la Misión Negra Hipólita resguardan un punto de recolección de basura en los predios de la estación Teatros

A un salto del cierre de campaña, el afán del Gobierno por cambiar el cariz a la ciudad no cesa. Hay obreros desplegados en lugares inusuales y remueven la mugre para dar un aspecto pulcro a las calles. Como ocurrió esta semana, cuando algunos trabajadores desmalezaban las jardineras contiguas a la avenida Bolívar. La faena se repitió en Catia, Petare y El Valle, por mencionar algunos lugares.

Pero las maniobras gubernamentales no solo abarcan labores de limpieza de espacios públicos, recolección de basura y alumbrado, los servicios más demandados en una ciudad que parece desmontarse por cuenta de la desidia, también dejan entrever la ambición de controlar la mayor secuela de la pobreza: la mendicidad y el hambre.

Es la campaña no declarada de Nicolás Maduro en Caracas, el “heredero” de Chávez y aspirante a la reelección, cuya maquinaria política se ha desplegado en Libertador, el municipio más leal al chavismo. Para algunos es la promesa no verbalizada de cambio, la persuasión del partido de gobierno.

Una funcionaria de Misión Negra Hipólita, que pidió resguardar su identidad, señaló que la orden del Ejecutivo es borrar cualquier rastro de mendicidad. Lo explica con un lenguaje simple y sin antesalas. Su trabajo, agrega, consiste en evitar que la gente eche mano de la basura y toda la porquería que abunda en las esquinas de las 22 parroquias, especialmente las ubicadas en el centro.

Me dijeron que el plan es recuperar la ciudad, que no haya gente comiendo de la basura porque da mal aspecto y no favorece a Maduro. Estaremos en la calle, por lo menos, durante dos semanas más, dijo.

Esta semana volvieron las colas al Bicentenario de Plaza Venezuela donde acuden familias de distintas regiones de la Gran Caracas, desde la madrugada, para abastecerse de alimentos básicos

La Misión Negra Hipólita, inaugurada hace 12 años, se reestrena en fase de campaña y pretende barrer los desmanes de una gestión que se ha caracterizado por el descontento de las familias, la mendicidad y la huella de la pobreza en las calles. Mi trabajo es evitar que rompan las bolsas de basura, que la gente coma los desperdicios, añade la funcionaria.

Con un 87 % de la población en pobreza de ingresos, según la Encuesta sobre Condiciones de Vida (Encovi), Maduro tiene los indicadores de la economía y sus consecuencias en contra. Los números en negativo desaprueban la gestión de un gobierno que desarticula el aparato productivo y se empeña en desconocer la hiperinflación y la pobreza extrema.

A propósito de la campaña, el “presidente obrero” acude a la contienda electoral con la promesa de enmendar sus propios errores. En este punto, ha prometido también combatir el “bachaqueo” y las distorsiones económicas que presionan el aumento del dólar paralelo.

Una avenida que le toma el pulso a la crisis económica es la Universidad, el asiento político y administrativo de las principales instituciones del país. El corredor cobra cierta predilección para quienes viven de desmembrar bolsas para comer. El lugar, que para algunos supone un mercado a cielo abierto, hoy está bajo el resguardo militar y hay menos “pichacheros”, como también se les conoce a los mendigos y a las familias que recurren a los desperdicios.

De acuerdo con la Encovi, la pobreza extrema pasó de 51,5 % a 61,2 % en 2017. El estudio elaborado por las universidades Católica Andrés Bello, Central de Venezuela y Simón Bolívar, señala que la desigualdad se acentúa en las pequeñas ciudades y caseríos. Y la política de protección social del Gobierno quedó resumida a una caja de comida y vinculada al carnet de la Patria.

Norelis Jiménez, vecina de Santa Rosalía, dice ser testigo de ello. Cuenta que esta semana su consejo comunal adelantó la distribución de las cajas con alimentos subsidiados para sugestionar la intención de voto de los vecinos. Nos piden ir a votar con el carnet de la Patria, que nos registremos en los puntos rojos para que nos den un supuesto bono y así poder asegurar la victoria al Gobierno.

Fotos: Julio Materano


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