Aunque el gobernador Justo Noguera indica que atienden a la población indígena de Bolívar, durante la contención del coronavirus, las comunidades de Gran Sabana aseguran no tener apoyo en suministros de higiene y alimentos para la cuarentena. En Monagas, vecinos denuncian a través de sus representantes sociales que no cuentan con las herramientas para prevenir este virus.

Regiones. “También debemos cuidar a nuestros pueblos originarios”. Esta fue la afirmación del gobernador de Bolívar, Justo Noguera Pietri, en uno de sus balances sobre la campaña de contención del COVID-19. Si bien ha estado en el municipio Cedeño, en la comunidad Wotjuja, del sector Tierra Blanca, indígenas de Gran Sabana afirman ser los olvidados.

En Kumarakapay, que hace poco más de un año sufrió el ataque del Ejército y hoy suma cuatro pemones fallecidos de ese suceso del 22 de febrero, no tienen dotación.

La gente se está quedando en sus casas, pero no les llevaron nada de insumos”, aseguró Ricardo Delgado, exalcalde de Gran Sabana.

Denunció también que una ONG indígena firmó un convenio con Unicef, para las dotaciones médicas a los ambulatorios en Gran Sabana. Sin embargo, el director de salud indígena habría suspendido ese programa.

Otra de las indígenas de Gran Sabana es Alejandra, nombre que reservamos por seguridad, sobreviviente de la masacre de Kumarakapay, manifestó que es muy difícil abastecerse con la frontera cerrada. Si bien hay paso de transporte de alimentos, estos se dirigen directamente a los comercios de Santa Elena de Uairén.

Estamos es olvidados. No hay nada de suministros de ningún tipo. Las comunidades indígenas están olvidadas en todo. Todo está cerrado, pero no están haciendo nada para prevenir o hacer las campañas sobre el coronavirus”, agregó.

Su familia y el resto de la comunidad guardan cuarentena. En el municipio no hay suministro de combustible y eso también los limita. Cuando pueden conectarse a Internet es que se informan sobre lo que acontece en medio de esta cuarentena y actualizan las tareas de los niños, que se hacen por redes sociales, mediante un live. Esto dentro de las posibilidades y limitaciones de cada representante, las cuales van ajustando.

Control en la frontera

Los indígenas en Gran Sabana se sienten desasistidos por las autoridades en medio de la contingencia por el COVID-19. Sin embargo, también ha habido un estricto control en Santa Elena de Uairén, fronteriza con Brasil.

Allá hay un hospital centinela, el Rosario Vera Zurita. De acuerdo con el almirante William Serantes, comandante de la Región Estratégica de Defensa Integral (Redi) en Guayana, hay un estricto control con las personas que ingresan. Solo está permitido el paso del sector agroalimentario, salud, farmacéutico, servicios básicos y otros considerados prioritarios.

En un video difundido por el gobernador este viernes 20 de marzo, reiteró que hasta la fecha no hay caso positivo de coronavirus en Bolívar. Insistió en cumplir con la cuarentena como única medida para garantizar que el COVID-19 no llegue a la entidad.

Vulnerabilidad en Monagas

Los habitantes de las comunidades indígenas del estado Monagas han denunciado en reiteradas oportunidades las carencias que presentan en cuanto a servicios públicos básicos, salud y seguridad, situación que los ha convertido en una de las poblaciones más vulnerables del país.

La preocupación crece ante la llegada del coronavirus a Venezuela, por tratarse de poblaciones donde sus habitantes han contraído enfermedades que incluso se creía estaban erradicas del territorio venezolano; como tuberculosis, fiebre amarilla y malaria.

Ante la contingencia por el COVID-19, el abandono ha sido palpable. Los indígenas denuncian a través de sus representantes sociales que no cuentan con las herramientas para prevenir este virus. No han sido dotados de tapabocas ni guantes y ni siquiera cuentan con servicio de agua. La información que manejan en cuanto al virus es nula.

El conocimiento que tienen ellos es mínimo, porque de por sí no manejan información que les permita prevenir el coronavirus. Tampoco han dado ningún tipo de insumos, comentó Hildemar Delgado, coordinador en Monagas de Paliven, Organización Indígena Nacional.

Monagas cuenta con grandes comunidades indígenas, entre ellas destacan los kariñas, ubicados al oeste del estado; chaimas, en el municipio Caripe, y waraos, la población más grande y vulnerable.

Sus condiciones de vida, según denuncian, son precarias. Incluso se ha dado a conocer que en oportunidades los indígenas no comen tres veces al día y lo que consumen es por los conucos propios.

La situación no difiere mucho de lo que ocurre en la ciudad en cuanto a los centros de salud. En el ambulatorio tipo II de San José de Buja no hay material para atender a los pacientes, según lo dio a conocer el personal médico.

Precisan que los pacientes llegan solicitando atención, pero no poseen las herramientas para resolver. Ante la emergencia del COVID-19 aseguran que no han recibido ningún tipo de insumos para la prevención.

Aquí en el ambulatorio no tenemos tapabocas. Al personal de salud no nos han entregado nada. Hicieron una reunión y la doctora nos dijo que los compráramos nosotros mismos. Pero ¿cómo compramos un tapabocas en 100.000 bolívares? Con el sueldo que ganamos no vale la pena, detalló Darwin González, enfermero del ambulatorio San José de Buja.

Hasta ahora ninguna autoridad indígena ha visitado las comunidades para informar sobre el COVID-19 y los mecanismos de prevención ante este virus.

“La única que ha venido es la concejal indígena, pero a visitar a su familia porque aquí no se ha dado información de nada. Gracias a Dios no se han presentado casos”, comentó González.


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