De acuerdo con el ministro de Interior, Justicia y Paz, Néstor Luis Reverol, se dieron tres focos que consumieron 15 hectáreas entre los sectores Quebrada Anauco, Llano Grande-Clavelito y Trincheras a la altura de la carretera Caracas-La Guaira.

Caracas. Durante la semana pasada se produjeron tres incendios forestales en el Parque Nacional Waraira Repano, el más reciente ocurrió en la tarde del domingo. Para el ambientalista y planificador social, Hernán Papaterra, el área consumida por el fuego representa una gran pérdida de biodiversidad y afectación del ecosistema. Se magnifica la fragilidad natural que ha tenido el parque, aseguró.

De acuerdo con el ministro de Interior, Justicia y Paz, Néstor Luis Reverol, se dieron tres focos que consumieron 15 hectáreas entre los sectores Quebrada Anauco, Llano Grande-Clavelito y Trincheras a la altura de la carretera Caracas-La Guaira.

Esta situación, refiere Papaterra, evidencia que el Gobierno invierte poco en infraestructura de desarrollo, conservación y funcionamiento del lugar. Una muestra es el deterioro de cortafuegos, tanques, tanquillas de almacenamiento de agua y mangueras. Es una demostración de una actitud de negligencia en el pulmón vegetal del Área Metropolitana.

Pese a que lo ocurrido el domingo fue controlado por cuerpos de seguridad —según informó Reverol en Twitter— para Papaterra Inparques y la Guardia Nacional Bolivariana carecen de logística y capacidad para la acción oportuna de prevenir y apagar incendios en El Ávila. Y agrega: Se carece de los sistemas hidrantes, redes de mangueras y antiguos tanques australianos de almacenamiento de agua. Tampoco se cuenta con los grupos voluntarios que en el pasado reciente integraban las brigadas de combatientes de incendios forestales.

Manifiesta que ante la presencia de un incendio los helicópteros tienen que proveerse de agua fuera de El Ávila porque no hay instalaciones para la captación del líquido. Y menciona que su uso es impropio por costoso e ineficiente: Siendo solo útil cuando desde tierra los brigadistas han cumplido sus tareas de desmalezamiento, desbroce y extinción.

A su juicio, no se trata solamente del vidrio o la botella que puedo causar el incendio, sino que las fallas humanas también han sido significativas.

El recurso humano numeroso y voluntario que apoyaba a Inparques en labores de extinción de incendios está reducido al mínimo. Los brigadistas que sobreviven no reciben salarios, raciones de alimentos, equipos y herramientas de control de incendios, ni es posible movilizarlos a tiempo por la carencia de logística de transporte.

Foto: Cortesía @NestorReverol


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