La delincuencia no da tregua a la Universidad Pedagógica en Maturín

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Con la llegada de la pandemia de COVID-19, en 2020 y los años posteriores, delincuentes desmantelaron por completo el recinto universitario monaguense. La Gobernación ha incumplido promesas de activar el patrullaje para la institución.

Maturín. La Universidad Pedagógica Experimental Libertador Antonio Lira Alcalá, de Maturín UPEL, no solo se encuentra en ruinas, sino que también está sentenciada por la delincuencia que no le da tregua.

En lo que va de año, la comunidad universitaria contabiliza más de 100 hurtos, con una pérdida incalculable en materiales, equipos de oficina y sus laboratorios.

Neida Montiel, decana encargada de la institución, señala que el gobernador Ernesto Luna no ha cumplido con su palabra de garantizar la seguridad e iniciar la rehabilitación de los diferentes módulos de la institución.

“Tampoco hay respuesta del desmantelamiento pese a las reuniones que el mandatario mantuvo con la comunidad universitaria, en las que asumió el compromiso”, destaca.

“Lo hemos perdido todo. Se han llevado el cercado perimetral, ocho transformadores, puertas y ventanas, pupitres, bomba de agua, aires acondicionados, cables y equipos indispensables para la formación de profesionales en las áreas de biología, física y química”, describe la profesora.

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El monte se traga las aulas de la universidad. Foto: cortesía estudiantes de la UPEL

Lo único que falta por destruir en el Pedagógico es el piso, los árboles y que terminen por derrumbar sus paredes. El pasado 24 de febrero denunciaron un nuevo acto vandálico en el que atacaron la Biblioteca Andrés Eloy Blanco y oficinas administrativas. Un hecho más reciente, registrado el 11 de marzo, demuestra la guerra declarada a la universidad, autoridades denunciaron el incendio provocado en varias de las áreas del recinto.

Cuando con esfuerzo propio logramos acondicionar algunos espacios, los amigos de lo ajeno lo destruyen. Solo contamos con iluminación en la entrada principal para que los vigilantes puedan cumplir con su trabajo”, apunta Montiel.

Promesa en el aire

La decana recuerda que en 2022, el gobernador Luna asumió que, al igual que la UDO, comenzarían los trabajos para la recuperación de la UPEL, pero han sido promesas en el aire.

El 23 de marzo de 2023, poco falta para cumplir el año, la Dirección de Infraestructura de la Gobernación de Monagas realizó una inspección en las instalaciones del Pedagógico. A la fecha no se concreta el inicio de los trabajos, pese a las protestas pacíficas que han realizado estudiantes y toda la comunidad upelista.

Hay muchos egresados de nuestra casa de estudios que forman parte del tren de gobierno regional y de las instituciones del Estado, que pudieran meter la mano para el rescate de la universidad que los preparó para la vida. Es un mensaje de reflexión, para que nos ayuden”, expresa Montiel.

Upelistas no se rinden

Sobrevivir en deplorables condiciones es el reto asumido por la comunidad universitaria para levantar la moral de la institución que prepara docentes para el oriente del país desde hace 53 años.

“No descartamos que las condiciones de abandono de la universidad sea una política de Estado. Al mirar otras casas de estudios como la Bolivariana, UDO y Rómulo Gallegos, nos damos cuenta de que la realidad es otra, no tenemos comedor ni espacios deportivos”, dice Jhonatan Caripe, estudiante de Geohistoria.

Asegura que se adaptaron al nuevo horario y a las condiciones porque no iban a permitir que la universidad cerrara sus puertas. “Es indignante, pero nos ha tocado ver clases en la entrada del instituto, debajo de un árbol y en la plaza de la universidad. Por las condiciones de infraestructuras y de inseguridad, tenemos miedo de que algún día ocurra como en la UDO, que mataron a un estudiante para robarlo”, indica.

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La Gobernación de Monagas se comprometió a realizar varios trabajos en la institución, pero ninguno ha arrancando. Foto: cortesía estudiantes de la UPEL

“Al pisar la entrada sentimos nostalgia, nunca pensamos que esto sucediera en un país tan rico como el nuestro. Estamos dispuestos a conquistar nuestros logros para despertar la conciencia crítica de las nuevas generaciones, por eso junto con los docentes y obreros conseguimos para pintar, acomodar las sillas y colocar bombillos. Nos hemos quitado la camisa de la política para colocarnos la de la universidad”, acota Caripe.

Jhonson Hernández es otro estudiante de Geohistoria que teme interrumpir su carrera profesional por las condiciones de la UPEL Monagas.

“Al entrar a la universidad se nota el desánimo y la soledad. Los que seguimos acá confiamos y creemos en la pedagogía; en un futuro no muy lejano daremos un aporte significativo a la sociedad, porque sin maestros no hay educación”, dijo Hernández.


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